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El Tribunal Supremo de Argentina condena a S&P por manipulación

La calificadora de riesgo crediticio sostuvo una nota mejor que la real para las filiales de Citigroup y FleetBoston en 2002

Las calificadoras de riesgo crediticio continúan acumulando mala fama. Esta vez ha sido la Corte Suprema de Argentina, integrada por jueces que han demostrado bastante independencia respecto al poder político, la que ha condenado a la agencia Standard & Poor’s. El fallo viene porque las agencias sobreestimaron las emisiones de deuda de las filiales de los bancos norteamericanos Citigroup y FleetBoston durante la crisis argentina en 2002. Los magistrados consideraron que S&P calificó los bonos de las subsidiarias Citibank y BankBoston como de mejor calidad y menor riesgo (raAAA) que lo debido (E) “sin dar cumplimiento a los procedimientos previstos en su propio manual registrado” ante la Comisión Nacional de Valores (CNV).

Pero esta mancha en la reputación no le costará demasiado a S&P. Deberá pagar una multa de solo 20.000 pesos (2.490 dólares), que fue la que le impuso la CNV en 2006. La agencia había apelado la sanción a la justicia, pero finalmente perdió.

En diciembre de 2001, el sistema bancario argentino sufrió una salida de capitales tan brutal que el Gobierno de Fernando de la Rúa optó por aplicar el corralito, es decir, la congelación de depósitos de todos los bancos, locales y extranjeros. Aquella medida profundizó la crisis política, económica y social de Argentina y derivó en la renuncia de De la Rúa. Su sucesor Eduardo, Duhalde, convirtió a pesos en enero de 2002 los ahorros en dólares atrapados en el corralito. Así fueron perjudicados tanto aquellos clientes que confiaban en bancos estatales como los que habían puesto su dinero en los privados nacionales o los extranjeros que supuestamente ofrecían más garantías.

Precisamente, cuatro de los siete jueces del máximo tribunal de Argentina consideraron “reprochable la actitud adoptada por la calificadora al sostener falazmente que los títulos” de Citibank y BankBoston “contaban con el respaldo de las casas matrices de los bancos emisores”. Dos años después de aquella crisis, el dueño de BankBoston, FleetBoston, fue comprado por Bank of America. A su vez, en 2006, esta entidad vendió su filial argentina al sudafricano Standard Bank, que por último la transfirió en 2013 al Industrial and Commercial Bank of China (ICBC).

Cuatro de los siete jueces ratificaron el fallo de un tribunal inferior contra S&P, mientras que los otros tres directamente desecharon la apelación de la agencia. La Corte Suprema no solo condenó a la calificadora sino también a sus directores y miembros del consejo de calificación de entonces. Los cuatro magistrados consideraron que “la conducta asumida” por S&P en el caso “no solo resultó contraria a la integridad con la que sostuvo haber realizado los procesos de calificaciones en cuestión, sino también a los estándares de cuidado y transparencia exigibles para el ejercicio de su función”. Concluyeron que “la seguridad jurídica está comprometida cuando los consumidores y usuarios padecen la falta de certeza o los errores de quienes deben darle confianza”. Al igual que sus competidoras Moody’s y Fitch, S&P ha perdido credibilidad después de la última crisis financiera de EE UU en 2008 y su propagación posterior por Europa.

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