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Basf avisa que la reforma energética puede retraer inversiones

El consejero delegado de Basf Española y máximo responsable de las actividades del grupo químico en el sur de Europa, Erwin Rauhe, alerta de que la reforma energética del Gobierno puede frenar inversiones futuras de Basf en España y pide un trato “más cariñoso” para la industria química del país.

El directivo ha comentado que la competencia de las plantas españolas de Basf son las asentadas en los países europeos de su entorno, y ha avisado de que si estas plantas “son más atractivas” en cuanto a costes energéticos “podría ser que una inversión nueva que podría encajar muy bien en los centros de producción españoles se vaya a otro lugar”.

Rauhe explica, en una entrevista a Efe, que cuando habla con la dirección del grupo químico alemán le felicitan por la evolución del negocio, pero que cuando intenta que esta tendencia positiva se traduzca en aumentos de inversiones en España: “me preguntan por los costes de sistema que tengo, los energéticos entre ellos, y tengo más dificultades para dar explicaciones y hacer los números”.

Preguntado por si puede haber deslocalizaciones de Basf a otros países por los costes energéticos, Rauhe cree que, más que eso, sucede que le resulta “mucho más difícil convencer a la matriz de invertir aquí”, porque el coste energético es algo “básico” a la hora de decidir “dónde localizar una producción”.

Precisamente la semana pasada, en un acto en Foment, representantes de compañías intensivas en el uso de energía de sectores como el químico, el papelero y el cementero se quejaron de la pérdida de competitividad que supone la reforma energética. Rauhe advierte al Gobierno español de que “si los gastos de energía no van a bajar, toda la gran producción de masa, y no hablo solo de química, sino de la producción básica de la industria, que consume mucha energía y que además genera muchísimos puestos de trabajo, se irá de España”.

El directivo asegura, en este sentido, que existe el “riesgo” de que Europa, y España en particular, pueda retener producciones de altísimo valor añadido, pero que generan muchos menos puestos de trabajo. Por ello, Rauhe afirma que el Gobierno debería tener un trato “cariñoso” con industrias como la química, que “invierte y crea puestos de trabajo”.

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