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La reforma eléctrica apesta

Las plantas de tratamiento de purines paran por el recorte de primas El mal olor y los vertidos comienzan a notarse en el campo

Planta de tratamiento de purines de Valpurén en Polán (Toledo).
Planta de tratamiento de purines de Valpurén en Polán (Toledo).SANTI BURGOS

Pablo Alejo se asoma a la balsa de purines de su granja y resopla: “A este olor no se acostumbra uno en la vida. Huele durante días. Los de los perfumes deberían estudiar qué contiene para hacer que sus aromas duren más”. En la balsa entra el purín, el residuo líquido que llega desde las instalaciones en las que Alejo tiene 2.000 cerdos. Cuando está parado se forma una costra en la superficie y huele menos. Pero si pone en marcha el agitador para que no se solidifique, o deja correr el chorro que llena la piscina, realmente huele mal. Apesta.

En condiciones normales, un camión cisterna llegaría cada semana a esta granja de Polán (3.700 habitantes, Toledo) a llevarse el purín unos kilómetros más allá, a la planta de tratamiento de purines de la empresa Valpuren (propiedad en un 93% de la ingeniería Sener). Abierta en 2009, esta enorme mole de hierro convierte el purín en electricidad y abono aprovechando el metano y el nitrógeno que sueltan los cerdos tras su digestión. Tampoco huele bien.

Aunque antes olía mucho peor. Porque desde el pasado 10 de febrero, la planta está parada. Los obreros están de brazos cruzados haciendo tareas de mantenimiento. El director general, Fernando Suárez, comienza a ver una gotera y protesta: “Ya empiezan los desperfectos. Una planta así no puede estar parada”.

Los cambios han reducido un 40% las primas de las 29 plantas abiertas

Lo que ocurre es que la reforma eléctrica ha reducido un 40% las primas que cobraban las 29 plantas abiertas en España desde 1999 para tratar los excedentes de purines y que a finales de los noventa generaron un grave problema de contaminación de acuíferos en zonas con alta concentración de cerdos (Lleida, Segovia, Toledo...). “Estamos quebrados. La nueva orden nos retira unos seis millones de ingresos a cada planta cuando hasta ahora facturábamos 19 o 20 millones y obviamente no teníamos seis de beneficios”, explica Suárez, que añade dramatismo a la situación: “Si cerramos debemos aún 26 millones y no hemos dado dividendos”.

De los 50 millones de toneladas de purines que se producen en España, se calcula que hay siete de excedentes, que no pueden ser vertidas sin afectar a acuíferos. Las plantas de cogeneración tratan 2,5 millones de toneladas, pero según los productores ha sido suficiente para mitigar el problema y mejorar la convivencia entre ganaderos y vecinos.

La planta está parada, pero la producción de purines no cesa. “Son seres vivos, a los cerdos no les podemos pedir una moratoria”, sonríe Alejo. Las balsas han comenzado a rebosar.

Industria cree que el sector se ha beneficiado a costa del contribuyente

En Polán ya ha habido expedientes del Seprona de la Guardia Civil por vertidos incontrolados de purines y algunos ganaderos han comenzado a cambiar de ganado. Es el caso de Pablo Macareno: “Si abro la balsa los purines van a ese canal, pero no quiero líos. Mejor tener chotos”. En Segovia, dos asociaciones de turismo rural han denunciado que el mal olor amenaza sus negocios.

El Ministerio de Industria, que con sus reformas ha sacudido sin dudarlo a productores de renovables, tampoco se apiada ahora por los cerdos. El ministro, José Manuel Soria, presentó el pasado 11 de marzo en el Senado unas cuentas según las cuales los resultados de las plantas de tratamiento han sido más que boyantes a costa de los consumidores. En contra de lo que sostienen las empresas, allí afirmó que la inversión en las plantas fue de 300 millones y que los consumidores han remunerado la producción eléctrica con 3.000 millones.

“Hablamos de extracostes en la factura de la electricidad que pagamos por un problema medioambiental al que hay que dar solución, pero creo que no hay nadie en esta Cámara que pueda seguir apostando por que en el recibo de la luz se nos siga cobrando el coste y el precio del tratamiento de los purines, porque la gente puede decir: ‘Oiga, ¿pero yo qué hago pagando esto? ¿Qué hago yo pagando una cosa que nada tiene que ver con la luz?”, afirmó el ministro.

El sector eléctrico considera el cargo del tratamiento de los purines en el recibo de la luz como una ayuda indirecta al sector porcino, al que se liberó de pagar la solución de su problema ambiental y fomentar la exportación.

El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, que hereda ahora el problema, se alinea con los ganaderos. El jueves dio datos sobre la importancia del sector porcino, “cuyo valor de la producción final de porcino alcanza el nivel máximo de su historia cifrado en 6.273 millones de euros, lo que supone más del 39% de la producción final ganadera”. El año pasado, las exportaciones crecieron un 2,5%, hasta alcanzar los 3.327 millones.

La cabaña porcina comenzó a emigrar del norte al sur de Europa en los años noventa. Grupos ecologistas presionaron para que países como Dinamarca u Holanda cumplieran con las limitaciones que la UE puso al vertido de purines en los campos. El viaje porcino generó graves problemas de contaminación por nitratos en los acuíferos de muchas zonas porcinas. En Cataluña, el 37% del agua subterránea no es potable por el exceso de estas sales. La entidad ecologista Grupo de Defensa del Ter, que realiza analíticas de la calidad del agua subterránea de la comarca de Osona, argumenta que las plantas de tratamiento de purines no han conseguido mitigar el problema. El grupo analiza la calidad del agua subterránea de la comarca de Osona y según sus resultados en estos años el exceso de nitratos ha aumentado en esta zona, al norte de Barcelona, superpoblada de puercos y donde se han tenido que invertir “23 millones de euros para llevar agua potable a las casas”, denuncia Eudald Rifè, miembro de la entidad ecologista.

“Las plantas han sido una gran estafa para la ciudadanía, hemos financiado unas plantas con nuestro dinero y aún tenemos más contaminación”, argumenta Rifè, que apuesta por la reducción de la cabaña porcina como la “única solución real” para reducir el emponzoñamiento del agua subterránea.

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