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POLÍTICA MONETARIA

Draghi prevé tres años de baja inflación

El BCE se escuda en la leve mejoría de las perspectivas económicas y el lento ascenso de los precios hasta 2016 para sortear la adopción de medidas extraordinarias

Foto: reuters_live | Vídeo: El País-LIVE! / Reuters

En medio de un ambiente enrarecido a causa de la presión de los mercados para la adopción de medidas extraordinarias, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) optó el jueves por evitar cualquier nueva decisión de política monetaria. Y eso pese a que, al mismo tiempo, reconoció que los motivos para la presión están ahí: sus nuevas previsiones anticipan tres años más de baja inflación, por debajo del 2% que se marca como referencia para la estabilidad de precios. Y, también, una recuperación muy moderada en la zona euro, cuyo PIB pasará de avanzar un 1,2% este año a crecer un 1,8% en 2016.

“Las expectativas de inflación para la zona del euro a medio y largo plazo continúan ancladas firmemente en línea con nuestro objetivo de mantener la inflación en tasas inferiores, aunque próximas al 2%”, dijo el presidente del BCE, Mario Draghi, en la conferencia de prensa mensual. Draghi reconoció que la inflación, que apenas llegó al 1,4% de media en 2013, y que ronda el 0,8% en el arranque de este año, seguirá por debajo del 1%, la “zona de peligro”, unos meses más.

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Pero también enfatizó que las nuevas previsiones dibujan un ascenso progresivo de los precios, lo que fortalece las expectativas: el BCE calcula que el índice de precios de la zona euro reflejará un ascenso medio del 1% este año, para remontar al 1,3% en 2015 y alcanzar el 1,5% en 2016. “Estimamos que la inflación llegará al 1,7% en el último trimestre de 2016”, añadió, para destacar este perfil ascendente.

Las previsiones del BCE alejan el riesgo de deflación (una caída generalizada y persistente de los precios), pero anticipan un horizonte de baja inflación que dificulta que los ajustes en los países del euro con más problemas, como España, se traduzcan en ganancias de competitividad y en un alivio progresivo de los altos niveles de deuda.

Draghi advirtió que tanto las previsiones de crecimiento como las de inflación son más inciertas según se alarga el horizonte de predicción. “Las estimaciones de inflación se hacen además con los supuestos de que los precios energéticos seguirán a la baja y de que el tipo de cambio del euro se mantendrá”, añadió. Pero la falta de decisiones del BCE ya hizo apreciar el valor de la moneda única hasta los 1,385 dólares, el máximo en dos años y medio.

“En cuanto a las perspectivas a medio plazo para los precios y el crecimiento, la información y los análisis disponibles ahora confirman plenamente nuestra decisión de mantener acomodaticia la política monetaria todo el tiempo que sea necesario”, añadió el banquero.

La frase del banquero sigue dejando abierto un mundo de posibilidades en la política monetaria del banco. Un mundo que el BCE no se ha decidido aún a explorar. El Consejo de Gobierno mantuvo en el 0,25% el tipo de interés de referencia, y en el 0% la tasa de remuneración de los depósitos de la banca en el BCE. Con los tipos ya en niveles bajísimos, ir más allá supondría adentrarse en medidas extraordinarias, como la compra directa de activos en los mercados, para inyectar liquidez y tratar de reactivar los precios y la actividad económica —como han hecho en EE UU o Japón—, una opción que divide a los gobernadores de los bancos centrales europeos.

En los argumentos de Draghi para justificar que el BCE se mantenga alerta, pero sin actuar por ahora, abundó la idea de que la zona del euro ha salido de su profunda crisis y se prepara para vivir días mejores. Y de que algunos de sus principales problemas, como la falta de crédito, o la fragmentación en las condiciones financieras, dan algún indicio de mejora.

A falta de nuevos movimientos, Draghi insistió en el compromiso del BCE con una política monetaria de bajos tipos de interés y abastecimiento ilimitado de liquidez mediante préstamos muy baratos a la banca. “Seguimos firmemente determinados a mantener el alto grado de política monetaria expansiva y a tomar nuevas medidas decisivas cuando sea necesario”, afirmó. Un mensaje que reforzó al transmitir que en el BCE hay un “amplio consenso” para mantener esa posición incluso cuando la economía empiece a recuperarse, dado el bajo nivel de utilización de la capacidad productiva que exhiben muchos países europeos.

El presidente del BCE tampoco pudo evitar una referencia a la más reciente crisis que afecta a Europa y señaló que un agravamiento en la situación en Ucrania podría tener consecuencias “imprevisibles”.

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