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SANTIAGO SATRÚSTEGUI Presidente y consejero delegado de Abante Asesores

“La industria de los fondos se recupera, pero la calidad de los productos es mala”

“Nuestro proyecto es a largo plazo. La idea de los socios es jubilarnos aquí”, señala Satrústegui.

David Fernández
Santiago Satrústegui, presidente de Abante Asesores.
Santiago Satrústegui, presidente de Abante Asesores.Carlos Rosillo

Santiago Satrústegui (Madrid, 1964) es presidente y consejero delegado de Abante Asesores, la empresa de asesoramiento financiero que fundó junto a otros socios hace ya 12 años.

Pregunta. ¿Qué ofrece Abante a sus clientes?

Respuesta. Nuestros principios fundacionales tienen clara una cosa: el cliente es la persona, no su dinero; nos preocupa el individuo que invierte y no cuánto invierte. El cliente es el centro de toda nuestra actividad. Para lograrlo hay que ofrecer unos servicios de mucho valor añadido para ayudarle en la construcción global de su patrimonio y, posteriormente, cuando has definido su plan financiero, llevar su dinero a los mercados para lo cual nosotros hemos apostado por los fondos de fondos que nos permiten elegir a los mejores gestores del mundo.

P. ¿Cuáles son los otros rasgos que les diferencian de la competencia?

R. Un rasgo propio es la independencia. En nuestro accionariado no hay ninguna institución que nos obligue a tomar decisiones estratégicas que se alejen de nuestras convicciones. Que los directivos sean los dueños de la empresa te permite decidir sobre nuestro futuro. Ahora bien, la independencia es una condición, pero por sí sola no basta para generar valor. El cliente necesita que tengas capacidad para ofrecerle valor añadido y para ello debes tener el tiempo suficiente, atraer talento, capacidad para llegar a los productos adecuados... Desde su fundación hace 12 años, Abante ha mantenido su independencia y adicionalmente hemos podido crecer a pesar de las crisis. Hoy ya somos 110 personas, la gran mayoría formadas con nosotros, y con un volumen suficiente para buscar productos atractivos. Dentro de poco alcanzaremos los 1.500 millones de euros bajo gestión y tenemos casi 4.000 cuentas de clientes.

P. ¿Qué objetivos de crecimiento tiene?

R. En Abante no hemos esperado a que la economía mejorase para empezar a crecer. En 2009 eramos 40 personas y ahora sumamos 110 en plantilla. Creemos que tras la crisis los inversores se van a plantear la relación con su entidad financiera de una manera distinta y por eso hemos ganado capacidades para cuando los inversores nos llamen y nos pidan que les ayudemos. Dar una cifra concreta de nuestra previsión de crecimiento es difícil porque estamos creciendo mucho. El mercado va a cambiar mucho en cuanto a la distribución de los productos financieros, será una catarsis espectacular, única. El número de entidades financieras se ha reducido mucho y eso deja sitio para que surjan proyectos con características distintas. Estamos convencidos de que tenemos mucho recorrido y no solo en España ya que la internacionalización es una parte importante de nuestro crecimiento.

P. En los últimos años han llegado al mercado español firmas extranjeras que han adquirido grupos locales a precios bastante altos. ¿Es el suyo un proyecto a largo plazo o si llegase una buena oferta podrán considerarla?

“Si no asumes riesgos la rentabilidad de tu inversión será cero”

R. Nuestro proyecto es absolutamente a largo plazo. La idea de los fundadores y de los socios que se han ido sumando es jubilarlos aquí. Se nos han acercado muchas veces para explotar sinergias, pero siempre hemos creído que el valor que te da la independencia es fundamental en nuestro proyecto. Otra cosa es que las valoraciones de las operaciones que se han hecho en España sean muy altas. Creo que siempre será así porque no hay proyectos independientes y el que quiere entrar en este mercado tiene muy pocas opciones.

P. En España se dan dos factores: por un lado, un sistema de venta de productos dominado por los bancos y, en segundo lugar, una baja cultura financiera por parte de los clientes. ¿Qué consecuencias tiene esta combinación?

R. Se trata de un problema circular. Tenemos un sistema de distribución así no porque la cultura de los clientes sea baja, sino que porque tenemos tal sistema de venta de productos, la cultura es baja. La red de los bancos había acaparado hasta ahora la venta de fondos y su capacidad para conectar con los clientes les bastaba para trabajar con fondos garantizados o de renta fija. Ahora, con la crisis, las cosas van a cambiar. La represión financiera está para quedarse y el mensaje de los bancos centrales es claro: si no asumes riesgos la rentabilidad de tus inversiones será cero. Y eso será así por mucho que la entidad financiera con la que trabajes se empeñe en camuflarlo.

P. ¿Debería ser el Gobierno más generoso con la fiscalidad del ahorro?

R. Sí. En los últimos años ha habido una evolución hacia la penalización del ahorro que no es buena. El Gobierno debería comunicar al ciudadano que existe un problema compartido porque las pensiones no van a poder pagar el dinero que esperamos. Por tanto, penalizar el ahorro significa penalizar las posibilidades que tiene el inversor de crear su propia cobertura sobre las pensiones públicas. Por otro lado, en la medida que no tengamos un mercado de capitales desarrollado seremos un país vulnerable a crisis de confianza del exterior, como hemos podido comprobar durante los últimos años. Revertir esta dependencia exige que tanto la normativa fiscal como regulatoria favorezca el crecimiento del mercado doméstico.

P. Tras una profunda crisis la industria de la inversión colectiva española recuperó el pulso en 2013. ¿Cree que esta mejoría continuará?

R. Creo que sí. Los inversores están obligados a asumir más riesgos de una forma diversificada y con una gestión profesional, y el activo mejor para esta estrategia es el fondo de inversión. No obstante, por ponerle una pega a la recuperación de la industria y no caer en la complacencia, hay que ver cómo está creciendo el sector. Y la calidad de los fondos no es buena porque se está creciendo sobre todo con productos que van a dar muy poca rentabilidad al partícipe. Estos fondos no pueden dar ese yield porque están basados en estructuras garantizadas con carteras de renta fija que pagan muy poco, o todavía peor con productos con objetivos de rentabilidad. Todos estos fondos van a dar unos réditos muy bajos y pueden dar más de un disgusto a los inversores cuando estos vean que no están logrando los resultados que esperaba o que se están perdiendo rentabilidades mayores si hubieran entendido la inversión de otra manera.

P. En un contexto de tipos tan bajos, ¿qué estrategia de inversión recomendaría a un cliente de perfil conservador?

R. En Abante creemos que la clave es diversificar. Por esto no se debe entender solo la asignación que hagas a Bolsa o renta fija, sino que hay que diversificar en gestores y en estrategias. Hay que buscar gestores buenos que hayan ganado dinero consistentemente haciendo cosas distintas, y tratar de mezclar muy bien todos los componentes para que el nivel de riesgo agregado de la cartera sea lo más bajo posible.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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