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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Deflación o ajuste necesario?

Uno de los aspectos más destacados de la inflación es la baja en los precios de los servicios

Uno de los aspectos más destacados de los datos de inflación del mes de enero es la innovación a la baja en los precios de los servicios. Según el Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico (BIAM) de la Universidad Carlos III, se esperaba un crecimiento anual del 0.15% en dichos precios y se ha observado una caída del 0,13%, siendo la primera vez en varias décadas que la inflación anual en servicios tiene una tasa negativa. Con ello la tasa anual del IPC se mantiene próxima a cero (0,2%) y para el próximo mes la probabilidad de observar una tasa de inflación negativa es algo superior al 65%. A partir de abril, y motivado principalmente por la evolución de los precios de la energía, la inflación podría remontar sobre el 0,7% y en 2015 podría alcanzar un valor medio alrededor del 1,1%. Obviamente se trata de tasas muy bajas que están en línea con las predicciones del BIAM para la inflación en la zona euro. Por ello está surgiendo el gran debate de si estamos o no yendo hacia una espiral deflacionista, lo cual según nuestras predicciones es tan poco probable que puede descartarse.

Los datos de baja inflación en España pueden interpretarse como un necesario ajuste de precios más que como el comienzo de una deflación. En efecto, el crecimiento acumulado del IPC durante los seis años de crisis ha sido del 10.4%, casi idéntico al de la zona euro. Esto resulta preocupante pues la economía española necesita de mayores ajustes de precios que la europea. De hecho, en España se ha realizado un ajuste en los precios de los bienes industriales no energéticos, que durante la crisis han caído el 0,1%. Sin embargo, los precios de los servicios han registrado un crecimiento acumulado del 10.3% muy similar al de la zona euro. En consecuencia, datos de baja inflación en España con tasa anual negativa en los servicios, situación que podría prolongarse hasta abril, pueden interpretarse como un necesario ajuste de precios más que el presagio de una espiral deflacionista.

La baja inflación en la zona euro, que podría volver a registrar una tasa anual del 0,8% en enero, y valores inferiores en febrero y marzo, cobra especial importancia pues tiene gran influencia en la política monetaria del área. De acuerdo con las predicciones del BIAM las tasas de inflación media en 2014 y 2015 se situarían sobre el 0,5% y el 1,1%, respectivamente. En ambos casos la probabilidad de tasas negativas es pequeña, aunque no totalmente despreciable. Pero hay una consideración adicional que debe realizarse y es la siguiente. A lo largo de una crisis económica tan prolongada y con un futuro inmediato todavía incierto es de esperar que los empresarios se hayan adaptado a la caída de la demanda ajustando precios pero bajando la calidad de los productos. Si eso fuese así los datos del IPC o del IPC armonizado son incorrectos para describir la inflación real. Estarían sesgados a la baja.

Antoni Espasa es catedrático y director del Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico, Universidad Carlos III.

 

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