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GUNTRAM B. WOLFF Director de Bruegel

“El BCE se juega su credibilidad”

Alicia González
Guntram Wolff dirige el think tank Bruegel desde junio de 2013.
Guntram Wolff dirige el think tank Bruegel desde junio de 2013.Geert Vanden Wijngaert (AP)

No se presenta un año fácil para el Banco Central Europeo (BCE). Las pruebas de resistencia que debe llevar a cabo le van a obligar a mantener un pulso con los Gobiernos y los bancos, pero en ello se juega su credibilidad. Guntram Wolff (Friburgo, Alemania, 1974) es optimista y cree que, pese al riesgo, la entidad saldrá airosa del reto. Eso sí, Wolff le pide más medidas, para evitar la amenaza de deflación y facilitar la financiación de las pymes.

Pregunta. Son muchas las voces que esperan una nueva subasta de liquidez por el BCE este año.

Respuesta. Creo que 2014 va a estar marcado por la volatilidad. Ahora, los tipos de interés suben ligeramente mientras que el balance del BCE se ha reducido significativamente en el último año porque los bancos están devolviendo anticipadamente los préstamos de las anteriores subastas. Es una buena noticia porque supone que los problemas de financiación de algunos bancos se están resolviendo. Sin embargo, hay mucha incertidumbre relacionada con las pruebas de resistencia a la banca: cuál es el balance de los bancos, qué parámetros utilizará la autoridad monetaria, qué resultados arrojan las pruebas... Lo que se necesita es que el banco central proporcione suficiente liquidez a las entidades que no necesiten ser reestructuradas, que serán la mayoría, para evitar cualquier riesgo de contagio. Así que sí, creo que algún tipo de subasta de liquidez es posible y creo que sería una decisión inteligente.

P. ¿Eso resolverá los problemas de fragmentación del euro?

R. Ese es un problema considerable, y el acuerdo alcanzado sobre la unión bancaria no lo va a resolver de inmediato. Hay cuestiones que pueden reducir esa fragmentación. El BCE asumirá este año su papel como máximo supervisor financiero y debe ganarse la credibilidad que ello conlleva. Habrá que ver cómo va a forzar a los bancos a reestructurarse, a adoptar las medidas prescritas, a aumentar su capital. Sin un acuerdo para una unión bancaria fuerte, el BCE va a tener que hacer más para reducir las divergencias de tipos y va a tener que adoptar medidas no convencionales para acabar con esa fragmentación.

P. ¿Qué medidas?

2014 va a ser un año marcado por la volatilidad financiera”

R. En mi opinión, la compra directa de activos es demasiado controvertida en la eurozona y causaría mucha resistencia política. Creo que el BCE debería inclinarse por el cambio de su política de colaterales y relajar las exigencias de los activos que acepta para dar liquidez; también debería reducir la quita que impone sobre esos colaterales y embarcarse en esquemas finalistas, dar financiación a las entidades para que estas otorguen créditos. Eso permitiría abaratar la financiación para empresas y pymes.

P. Esa medida la puso en marcha Reino Unido, ¿funcionó?

R. No está claro. En todo caso, lo primero es sanear el sistema financiero; eso abrirá la financiación empresarial. Pero en la zona euro, sin un marco fiscal común, las diferencias de financiación van a persistir y las empresas alemanas se seguirán financiando entre 200 y 300 puntos básicos más barato que en la periferia, algo insostenible a largo plazo. Si el BCE no actúa al respecto, nos dirigimos a una espiral deflacionista en la periferia, sin presiones inflacionistas en los países centrales. El mandato del BCE en ese caso se rompería y, con el riesgo de una inflación demasiado baja, el banco tiene margen suficiente para actuar y reducir el coste de financiación de las pymes.

P. ¿Podrá llevar el BCE a cabo los tests de estrés a la banca sin una garantía final común?

R. Ya no hay opción, el BCE está legalmente obligado a hacerlo. Es verdad que, cuanto menos preparados estén los Gobiernos para ello, más difícil será la decisión para el banco. Es una posición muy incómoda para el BCE, que debe demostrar que será un supervisor fuerte, pero que no trata de evitar el conflicto con los Gobiernos nacionales, que tendrán que asumir que el BCE es el máximo supervisor y aceptar sus decisiones sobre los bancos.

Si el BCE no actúa para abaratar la financiación, hay riesgo deflacionista”

P. ¿Se lo juega todo el BCE con esas pruebas?

R. El BCE corre un gran riesgo de perder mucha credibilidad este año, similar a lo que le pasó a la Autoridad Bancaria Europea (EBA) nada más ponerse en marcha porque los tests de estrés que hizo al principio se demostraron insuficientes. Ahora, el BCE va a ser el máximo supervisor, con autoridad para solicitar toda la información, aunque sin el personal necesario ni con la experiencia suficiente. Va a depender de la información que proporcionen los supervisores nacionales, y pueden no ser tan cooperativos porque pueden aflorar problemas antiguos de los que son responsables. Así que el trabajo del BCE no es sencillo y debería decir que hay un riesgo de que no supere la prueba. Pero soy un optimista y sé que el BCE está completamente al tanto de lo que se juega.

P. ¿Qué va a pasar al final con la deuda soberana?

R. Ese es un tema clave y el que suscita mayor presión política. Por ahora, el BCE ha dicho que lo tendrá en cuenta en la revisión de la calidad de los activos, pero no está claro aún si lo hará en las pruebas de resistencia. Yo creo que hay que valorar la deuda soberana a precio de mercado, tener en cuenta su valor actual al valorar la calidad de los activos de los balances. Los bancos deberían aumentar capital por la deuda cuyo precio de mercado sea inferior al precio en libros. Sin embargo, si lo que se quiere es forzar a los bancos a recapitalizarse a niveles que les permitan ser completamente viables y estar saneados en un supuesto estresado para junio de 2014, no creo que la deuda soberana debiera incluirse en las pruebas. Quizá más adelante, a medio plazo, sí deba recogerse el factor del riesgo soberano, pero ahora no es el momento.

La EBA perdió su credibilidad por unas pruebas de estrés insuficientes”

P. En ese contexto, ¿cómo va a afectar a la eurozona la retirada de estímulos en EE UU?

R. De primeras, puede significar que el dólar se fortalezca y el euro se debilite, lo que sería bienvenido para las exportaciones de la región. Pero, al mismo tiempo, la entrada de flujos de capital que hemos experimentado en los últimos tiempos hacia la eurozona, y, especialmente, hacia España, puede verse afectada negativamente.

P. ¿Corremos el riesgo de volver a la recesión?

R. Los datos que conocemos son extremadamente débiles, y si quiere llamarlo recuperación, será sin duda una recuperación muy moderada, por decirlo suavemente. Y con una recuperación tan moderada, cualquier pequeña cosa que suceda, o un imprevisto, acaba con ella. La gran esperanza es que la volatilidad de este año dé sus frutos después, y que un sistema financiero más creíble y saneado facilite luego una recuperación más duradera.

P. ¿Cuánto debe preocuparnos ese riesgo de deflación que ha mencionado?

R. Es un riesgo real, aunque no sea el escenario central del BCE. Pero incluso una inflación del 1%, que no llega a la deflación, es demasiado baja, no entra dentro del mandato del BCE y tiene implicaciones masivas para el desapalancamiento, para el crecimiento y para la economía de la eurozona. El BCE claramente tiene que hacer mucho más para superar esa situación.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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