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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nuevo año, menos malo, pero…

La economía puede seguir su tendencia al alza, pero los problemas de fondo no dan margen al optimismo

Terminamos 2013 y, aunque parece que la economía comienza a salir del profundo bache de la crisis, continúan presentes gran parte de los problemas estructurales que padecemos tanto en términos económicos como en términos políticos y sociales. Cuando se hace un balance de lo que ha sido el año que ha terminado, los indicadores económicos continúan negativos y los problemas pendientes son todavía numerosos, por lo que es difícil hacer un análisis positivo de este inicio del año, aunque siempre puede hacerse desde un punto de vista más optimista o más pesimista, sin necesariamente faltar a la verdad.

Comencemos con el año económico. Es cierto que los indicadores económicos disponibles reflejan en general una situación menos negativa al final de 2013 que a comienzos de año. Como muchos preveíamos, las estimaciones del PIB han comenzado a ser positivas en el tercer trimestre, aunque el resultado del conjunto del año será negativo (-1,3%) y bastante peor que la previsión inicial del Gobierno en los Presupuestos (-0,5%). La contribución de la demanda nacional continúa siendo muy floja, acorde con la política presupuestaria restrictiva aplicada, mientras la demanda exterior contribuye con aportaciones positivas gracias a las mejoras de competitividad reflejadas en los buenos resultados de la balanza de pagos, en la que ya se alcanza superávit acumulado en 12 meses de la balanza por cuenta corriente (7.942 millones de euros), compensando el déficit de la balanza comercial (-11.000 millones) con los buenos resultados de la balanza de servicios (913 millones) y del resto de los componentes. Con ello, comienza a corregirse uno de los desequilibrios más importantes existentes antes de la crisis aunque todavía persista una elevada deuda exterior acumulada en años anteriores.

La falta de creación de empleo y el aumento de paro no son solo consecuencia de la crisis

Las previsiones sobre la actividad en 2014 se decantan en tasas moderadas de crecimiento (entre el 0,5% y el 1%), pero contando todavía con una demanda interna muy débil, reflejada en los últimos indicadores de consumo de energía eléctrica (-0,2%); ventas en grandes empresas (-0,3%); índice de producción industrial (-0,7%); consumo de cemento (-9,3%), y comercio al por menor (-0,8%). Solo algunos indicadores del sector automovilístico en matriculación de turismos (12,3%) y en vehículos de carga (9,8%), así como los indicadores de servicios que reflejan los resultados de un buen año en el turismo, aportan aspectos positivos en la producción.

Los resultados del empleo tampoco puede decirse que hayan mejorado, aunque es cierto que se ha moderado la caída del número de ocupados y del número de afiliados a la seguridad social, mientras que se ralentiza el aumento del paro. Pero sigue siendo dramático un mercado laboral con 22,7 millones de activos, 16,8 millones de ocupados, 5,9 millones de parados y 15,4 millones de inactivos. Con unos niveles bajos en ocupación y altos de paro, no conocidos desde 2005. La falta de creación de empleo y el aumento de paro no son solo consecuencia de la crisis, sino también de la elección europea de la política fiscal restrictiva a seguir y de la incapacidad del Gobierno para generar los medios que impulsen al sector privado a crear empleo.

Si pasamos revista a las reformas se ha avanzado en la del sector bancario, aunque con un coste importante en fondos de la Unión Europea (UE), que habrá que devolver y en función de pérdida de puestos de trabajo. Pero el ajuste era necesario, se ha hecho y debe terminarse. Otras reformas, aunque se han iniciado, no parecen satisfacer por completo a las autoridades europeas. Respecto a la reforma laboral, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Comisión Europea insisten en que debe profundizarse en España, acercando la legislación a las de los países de nuestro entorno. Pero la realidad es que, de momento, la reforma introducida ha ayudado al ajuste de muchas empresas que lo han hecho por menos dinero, pero que también ha tenido su coste en función de número de empleos, sin que, de momento, se observe un aumento de nuevas contrataciones estables y solo se hayan producido nuevas contrataciones temporales. Continuando con la reforma debería conseguirse alcanzar una mayor estabilidad en el empleo. En opinión del Banco de España, es posible que en 2014 se creen empleos en términos netos. Mientras que esto no suceda, la ciudadanía, agobiada por la falta de trabajo y la merma de sus recursos, no comenzará a percibir mejoría en la situación económica.

Aparte de reformas sectoriales como la del sector eléctrico, los transportes y, en general, la liberalización de servicios, no me cansaré de repetir la necesidad de reformar con profundidad las Administraciones Públicas. Se están haciendo reformas parciales, algunas incluso con poco éxito, pero tendría que hacerse un análisis en el ámbito nacional en el Parlamento para debatir seriamente la estructura de las Administraciones Públicas, sus objetivos y necesidades, así como sus recursos, y eliminar las duplicidades, acabando con uno de los lastres que padecemos y que alimentan el gasto público muchas veces innecesariamente. Pero si no hay debate ni voluntad política para resolverlo, continuaremos teniendo una de las Administraciones más caras de nuestro entorno, que perjudica seriamente con su coste e ineficacia a las empresas y a los ciudadanos.

El sistema organizativo de las CC AA nos está llevando al fracaso del funcionamiento del sector público

Y esto nos lleva a una reforma de carácter político que se nos viene encima en los próximos años. Como todos sabemos, el sistema organizativo de las comunidades autónomas desarrollado en las últimas décadas nos está llevando al fracaso del funcionamiento del sector público. Era muy bonito el sueño de acercar la Administración al ciudadano y así poder prestarle mejores servicios. Pero los resultados han sido nefastos. Al no tener la responsabilidad de la recogida de impuestos, pero sí la capacidad de gasto, los Gobiernos de las comunidades autónomas se han inflado de poder, y tratando de emular al Estado han generado todo tipo de instituciones casi inútiles y han gastado enormes cifras en edificios suntuarios que de momento embellecen sus ciudades, pero que son imposibles de mantener y pasarán a ser edificios fantasma y ruinas en la posteridad.

A todo ello se ha unido la corrupción, que asombra y enfada a los ciudadanos, según aparecen los sucesivos casos ante la justicia. No se salva ningún partido político, que, o bien por financiación irregular de los mismos o bien por enriquecimiento ilegal de alguna institución o de ciudadanos cercanos al poder político, han utilizado mal los recursos públicos o directamente se han apropiado de ellos. Hay algunas propuestas con visiones diferentes, pero los políticos son incapaces de analizarlas en el Parlamento, discutir seriamente el problema, buscar soluciones y hacer un Pacto de Estado que nos permita avanzar sin estas rémoras hacia una economía más productiva y más justa.

El año 2014 se presenta de nuevo complicado, la economía puede mantener la tendencia creciente iniciada y con suerte se podrá generar empleo neto comenzando a aliviar la dura situación actual, incluso puede que se reduzca el déficit público y nos feliciten las autoridades internacionales, pero los problemas de fondo, entre los que sobresale la estructura administrativa de España, el gran volumen de endeudamiento público y privado, el mercado laboral sin capacidad de absorber el elevado número de parados jóvenes y no tan jóvenes y, en general, la situación de desencanto de los ciudadanos, que a veces se convierte en desapego y desesperación, no nos permiten ver el año entrante con optimismo.

Carmen Alcaide es analista y expresidenta del INE.

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