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Cuatro modelos, decenas de contratos

El Gobierno agrupa las contrataciones en indefinidas, temporales, en prácticas y de formación sin modificar la compleja legislación de las figuras laborales

La ministra de Empleo, Fátima Báñez.
La ministra de Empleo, Fátima Báñez. EFE

Con el nuevo año ha llegado la simplificación de los modelos de contrato tan pregonada por el Gobierno. Desde ayer, el listado de una cuarentena larga anterior ha quedado reducido a cuatro. La medida, a pesar de lo recomendado por la Unión Europea, no supone un cambio en la legislación ni la eliminación de ninguno de los distintos tipos de contratos, sino simplemente la reducción de los modelos a presentar ante la Administración por parte del empresario cuando contrata a un trabajador.

Los cuatro modelos que ha creado el Ministerio de Empleo agrupan los diferentes tipos de contratos que existen: indefinidos, temporal, de formación y de prácticas. A su vez, cada uno de ellos —sobre todo el indefinido y el temporal— se dividen en diferentes variedades. Así, por ejemplo, dentro de la familia de los temporales sigue existiendo el contrato de obra o servicio, el de interinidad, el eventual para momentos en que aumenta la producción y un largo etcétera que llega hasta las 26 variedades. Esta subdivisión obedece a diferentes causas que pueden ser económicas (sustituciones por bajas, duración del servicio a prestar) o por el perfil de trabajador a contratar (joven, mayor de 45 años, mujer) y el tipo de bonificación que lleva aparejado. Algo similar sucede con los indefinidos, entre los que se puede contar hasta 17 versiones, atendiendo a la guía publicada por el Ministerio que acompaña a la medida.

Para facilitar el uso de los nuevos modelos, el Ministerio de Empleo ha creado una herramienta digital que permite al empleador cumplimentar el formulario en pocos pasos. Así, por ejemplo, una vez dentro de la web del Servicio Público de Empleo, el contrato de empleada de hogar se rellena en cinco clics.

Todas estas variedades ya existían el pasado 31 de diciembre. Lo que sucedía es que cada una de ellas tenía un documento específico a presentar ante la Administración, lo que había generado una jungla de modelos de contrato que superaba la cuarentena, que ha dado lugar a muchos líos (incluso en el seno del propio Gobierno) en torno a cuantos tipos de contratos existen en España y que genera confusión entre los empleadores a la hora de formalizar los contratos.

Desde que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunció la medida hasta que ha entrado en marcha han pasado más de cuatro meses. Explican en el Ministerio que la tardanza se debe al trabajo que requería la ordenación de los nuevos modelos. No obstante, en este periodo se han escuchado constantemente voces, como la de Bruselas, que reclaman algo más que una simplificación formal de los formularios de los contratos.

Lo que no va a conseguir esta medida es acotar la contratación temporal, que se encuentra en cuotas históricamente altas. Por tanto, no acabará con el sempiterno problema de la discriminación en el mercado laboral entre quienes tienen un empleo fijo y lo que lo tienen temporal, la llamada dualidad. Siendo así, lo más probable es que tampoco se acallen las voces críticas con la existencia de contratos temporales e indefinidos que reclaman un contrato único con una indemnización por despido que crezca en función de la antigüedad del trabajador.

Pero no ha sido esta la única medida laboral que el Gobierno ha adoptado en las últimas semanas. De hecho, el pasado 21 de diciembre el Ejecutivo adoptó diversos cambios legislativos de calado que han incrementado el poder de los empresarios en los contratos a tiempo parcial. Para estimular este tipo de trabajo, Empleo ha reducido de siete a tres los días de preaviso con los que el trabajador tiene que ser avisado cuando el empresario quiere modificar el horario laboral o incrementarlo.

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Sobre la firma

M. V. G.
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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