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Petrobras teme la competencia de Pemex tras aprobarse la reforma energética

La estatal brasileña tendrá más dificultades para conseguir inversiones con la reforma del sector de petróleo y el gas mexicanos, según los expertos

Refinería de Petrobras.
Refinería de Petrobras.EFE

Brasil teme la competencia de la mexicana Pemex en el mercado del oro negro y del gas tras la reforma energética de México, que abrirá la petrolera estatal al capital privado, según han declarado varios expertos a EL PAÍS. En su opinión, la carrera por conseguir inversiones por parte de Petrobras será aún más estrecha, sobre todo, debido a una fase de “menor internacionalización” de la compañía.

El Senado mexicano aprobó en la madrugada de este miércoles, y después de 12 horas de intensas discusiones, la apertura de la industria de los hidrocarburos a la inversión de empresas privadas nacionales y extranjeras, poniendo fin a 75 años de nacionalismo en la industria energética del país. La decisión trae ún un nuevo ingrediente en la disputa entre Brasil y México por el título de queridinho (favorito) de la región entre los inversores.

Edmilson Moutinho, economista y profesor del programa de Energía de la Universidad de São Paulo (USP), afirma que la competencia con Brasil se dará hasta en áreas consideradas de más pequeña rentabilidad, como las de reservas de gas de esquisto.

“México ya tiene canales de importación con Estados Unidos y será muy rápida la entrada de inversión estadounidense, aunque el resultado no sea tan rentable. Nuestra subasta de esquisto no atrajo a nadie”, observa Moutinho. “Ellos tienen una puerta al lado de casa, un capital que no vendrá a Brasil”, completa.

La decisión trae aún un nuevo ingrediente a la disputa entre Brasil y México por el título de "queridinho" de la región entre los inversores

Alan Fernandes, director-ejecutivo del Banco Espírito Santo (BES) en Brasil y responsable de financiación de proyectos de la institución en el mercado global, también destaca la proximidad con el mercado estadounidense. Considera que, además de la cercanía física con Washington, “el modus operandi mexicano también es más próximo al norteamericano que el brasileño”.

“Esta tendencia es un movimiento de Pemex y de otras empresas con acciones más agresivas en otros mercados, y también en la búsqueda por recursos y colaboraciones con otras compañías.”

Según el profesor Moutinho, México vuelve también a ganar terreno en el mercado energético, después de haber sido casi una excepción en la onda privatizadora del sector en  América Latina durante la década de los 90. Los mexicanos fueron símbolo de uno de los tres modelos imperantes en la región durante ese período.

“El modelo mexicano no cambiaba. Perdía reservas y producción y se mantuvo tanto tiempo gracias a la fuerte alta del precio del petróleo”, afirma. Los otros modelos citados por el profesor de la USP eran el argentino, caracterizado por la privatización efectiva durante el gobierno del presidente Carlos Menem, y el brasileño, intermedio entre ambos, pues conseguía atraer socios sin privatizar Petrobras, una empresa estatal de economía mixta.

Una ley de 1997 consagró la flexibilización del monopolio estatal del petróleo brasileño. Con ello, se inició un escenario de mayor competencia en el sector con Petrobras estableciendo colaboraciones con empresas privadas nacionales e internacionales e intensificando su proceso de internacionalización.

“Pongo mi mano en el fuego porque México no seguirá el modelo argentino. Lo que se espera es un modelo al brasileño. Pemex no será privatizada, y  se abrirán áreas más innovadoras desde el punto de vista tecnológico”, completa.

La reforma mexicana da un margen de dos años para que las empresas públicas descentralizadas – Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) – se conviertan en “empresas productivas del Estado”, un término ambiguo que las insta a ser más competitivas y a adoptar las mejores “prácticas en el plano internacional”.

Moutinho y Fernandes coincidieron en destacar incluso que una colaboración entre Brasil y México en energía habría sido más provechosa en el pasado, ante una agenda más internacional de Petrobras. Hoy, el foco de la estatal brasileña está en el desafío de poner en pie una explotación económicamente viable del petróleo en la capa pre-sal.

“Donde podríamos quitar ventaja es en la explotación offshore, con tecnología y capital humano. Pero no tenemos dinero. Hace 10 años seríamos grandes socios, pero, hoy, con la pre-sal, estamos desinternacionalizándonos”, dice el profesor de la USP. “Si fueran otros tiempos, Petrobras estaría más abierta a la explotación y producción en otros mercados. Hoy mira con más atención el mercado interno”, asegura, por su parte, el director-ejecutivo del BES.

Jean-Paul Prates, director de la consultoría Expetro en Río de Janeiro, refuerza la excepción mexicana en un pasado reciente de avances. “El monopolio de México era total, desde la explotación de petróleo hasta el puesto de gasolina. Era un perjuicio muy grande con el que el país cargaba”, afirma.

Pero Prates cree que no es tiempo de lamentarse en Brasil, y sí, de adaptarse. “Es evidente que, de cara, hay más riesgos de que México se haga un competidor que un socio. Pero lamentar eso sería idiota. Brasil tiene mucho que enseñar a México”, evalúa.

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