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batalla en la empresa familiar

Los Álvarez airean sus trapos sucios

La guerra familiar entre los dueños de Eulen y Vega Sicilia se recrudece El intercambio de pullas llega a la esfera pública

Cristina Delgado
David Álvarez, presidente del grupo Eulen, en un acto informativo en 2000
David Álvarez, presidente del grupo Eulen, en un acto informativo en 2000 Cristóbal Manuel

“Mi padre es muy firme en lo que exige: primero justicia y después paz”. Con estas palabras resumió María José Álvarez, vicepresidenta del grupo Eulen e hija del fundador de esta empresa de servicios, el motivo por el que la guerra del clan perdura. David Álvarez, el patriarca, a sus 87 años batalla contra cinco de sus siete hijos por el control de las empresas familiares. Los llama sus “hijos díscolos”. En medio de la fractura familiar, las dos empresas que controlan ambos bandos, Eulen y El Enebro, propietaria de Vega Sicilia, siguen su curso, aunque unos y otros se ponen zancadillas a cada paso. La guerra, además, ahora se recrudece, ya que los hijos y su padre han decidido lavar los trapos sucios en público.

Los campos de batalla de las rencillas familiares son dos. Por un lado, la joya de la corona, Eulen, dominada por el padre y los dos hijos que se mantienen a su lado. Por otro, la patrimonial El Enebro, dueña de las bodegas Vega Sicilia entre otras cosas y a cuyas riendas están los cinco hijos rebeldes. Los siete hijos y su padre compartían la propiedad de ambas compañías. Sin embargo, en 2009 David Álvarez apartó a cinco de los vástagos de Eulen, después de que estos hubieran tratado de que su padre se retirara. En respuesta, estos mismos hijos apartaron a su padre de la otra empresa, El Enebro. Los dos bandos quedaron definidos.

El patriarca acusa a sus hijos “díscolos” de vaciar la caja de las míticas bodegas

La guerra de los Álvarez era conocida. Sin embargo, sus problemas internos se debatían hasta ahora en los tribunales, dentro de los círculos empresariales y en menor medida en público, siempre de manera tibia y discreta. Hace dos días, sin embargo, el patriarca atacó de frente: a través de un comunicado de prensa acusó a sus hijos “díscolos” de vaciar la caja de Vega Sicilia con una operación de venta de acciones de Eulen. Forzó además la convocatoria en diciembre de una junta extraordinaria de la patrimonial El Enebro, para tratar de frenar esta venta de títulos.

Los vástagos dicen que su padre daña su honor y les ha marginado

Los cinco hijos que se enfrentan a su padre decidieron ayer acudir a las mismas armas: también en comunicado público acusaron a su padre de estar dañando su honor y de haber torpedeado una posible reconciliación. Negaron estar vaciando la caja de Vega Sicilia y aseguraron que la operación de venta de acciones es legal y han recurrido a ella porque su padre los ha marginado durante años en Eulen.

“La operación de compraventa de nuestras acciones en Eulen surge como consecuencia de nuestros reiterados e infructuosos intentos de reconciliación con nuestro padre a lo largo de los últimos cuatro años y sus maniobras para impedir nuestra participación en la gestión de Eulen”, defienden. Las acusaciones de su padre, dicen, “solo buscan lesionar el honor y los legítimos intereses de los cinco hijos agrupados en El Enebro”, reactivando un conflicto que, añaden, han “intentado resolver pacíficamente y en privado en numerosas ocasiones”.

Una familia dividida en dos bandos y dos empresas

  • El patriarca y sus dos 'escuderos'. David Álvarez, de 87 años, es el fundador de Eulen. Sigue controlando esta compañía gracias al apoyo de dos de sus siete hijos: María José, que parece llamada a sucederle, y Jesús David. Apartó a sus otros cinco hijos del control de Eulen porque consideró que ellos trataban de retirarle a él. Creó una sociedad, Daval, en la que acumuló sus acciones y las de su hija y con la que blindó el poder político en esta empresa. Tienen el 61% de sus acciones. Otro 36,3% de los títulos está ahora en manos de El Enebro, controlado por sus hijos "díscolos".
  • Los cinco hijos 'rebeldes'. Elvira, Marta, Emilio, Juan Carlos y Pablo Álvarez Mezquíriz se unieron y se hicieron fuertes en El Enebro, la empresa patrimonial de la familia, que controla Vega Sicilia y Valles del Esla. Aglutinan entre todos el 70% de los títulos de esta compañía. Pese a que la propiedad no se discute, en los tribunales se debate si su padre puede hacer uso o no del 51% de los derechos de decisión en la empresa, que sus hijos le negaron en 2010. Los cinco hermanos mantienen más del 36% de Eulen, pero de manera indirecta y sin posibilidad de influir en la gestión, por orden de su padre.

Lo sorprendente es que, a pesar de las pugnas en los tribunales y de la tensión que se vive en las juntas de ambas empresas, las compañías han logrado cosechar buenos resultados. Eulen en 2012 facturó 1.338 millones, prácticamente igual que un año antes. Aunque redujo sus ganancias, mantuvo un beneficio de 15 millones. El Enebro todavía no ha registrado las cuentas de 2012, pero sus gestores aseguran que mantiene beneficios. En 2011 facturó 42 millones y ganó 6,7 millones.

Dos de los hijos, situados en bandos distintos, coinciden en una cosa: las diferencias dentro de la familia son desagradables y duras en lo personal, pero no han saltado a las cuentas de sus respectivas compañías. Pablo Álvarez, uno de los hijos rebeldes y quien dirige las bodegas de Vega Sicilia, asegura que el conflicto “no afecta a la empresa” porque ellos controlan el 70% de las acciones. “No hemos llegado a la ingobernabilidad, porque cada uno gobierna una parte y no hay interferencias graves”, explica. En lo personal, sin embargo, reconoce que no es fácil. “Es un tema complejo. Porque hablamos de las voluntades de las personas”, lamenta. María José Álvarez, que se ha mantenido en el bando de su padre, aseguró en mayo en una entrevista concedida a EL PAÍS que en Eulen “tener mayoría suficiente para actuar en los asuntos que eran necesarios ha facilitado las cosas”. El efecto sentimental de la riña familiar, sin embargo, también reconoció que le pesa. “Todo el mundo lleva consigo alguna pena y tiene que seguir adelante y convivir con ella, pero no te puede destrozar la vida”, zanjó.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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