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ÁNGEL GABILONDO

Ángel Gabilondo afirma que "la educación es la mejor política económica"

El exministro de Educación Ángel Gabilondo. EFE/Archivo
El exministro de Educación Ángel Gabilondo. EFE/ArchivoEFE

Catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma y exministro, Ángel Gabilondo considera que la educación es clave socialmente, sobre todo en tiempos de crisis, por lo que cree que tiene que estar en el corazón de la economía y la llega a definir como "la mejor política económica".

En una entrevista a Efe, Gabilondo, que acaba de presentar su libro "El salto del ángel" (Aguilar), no ha querido entrar a opinar de forma directa sobre la reforma educativa que defiende el PP, pero sí ha abogado por valorar socialmente el papel del profesorado, por unas evaluaciones "para mejorar y no para seleccionar" y por no relegar a la Filosofía.

PREGUNTA: Su libro juega con su nombre y se inspira en la audacia del piloto Jimmy Angel sobre un salto de agua en Venezuela. ¿Quiere defender así la valentía en momentos de crisis?

RESPUESTA: El lema 'Atrévete a pensar' de Kant debe acompañarnos siempre, además de que el riesgo forma parte de la vida; cuando se cree en algo y se desea se debe arriesgar.

Hegel decía que 'no se aprende a nadar sin echarse al agua' y esa es la imagen del salto. Vivimos muy temerosos y lo llamamos sensatez, pero, a veces, es simplemente miedo.

P: En el capítulo 'Las relaciones' plantea que hoy cada uno va a lo suyo. ¿Es verdad?

R: El individualismo es la gran enfermedad de nuestro tiempo y existe una obsesión por el sálvese quien pueda. A veces las crisis lo son porque entran en crisis los valores del conocimiento del otro, que empieza a ser un enemigo y hay que silenciar.

P: ¿Qué opina de movimientos como el 15M?

R: Es importante en cuanto apunta al protagonismo social, a la fuerza de las convicciones.

Hay que dar cauce a las demandas legítimas pensando en si hay una adecuada o no ley de partidos, si hay que buscar otras formas de procesos electorales o buscar una democracia más directa. También hay que pensar en cómo se ha intervenido para solucionar problemas concretos de la gente y, aquí, hago una llamada a todos los que hemos tenidos responsabilidades para pensar que la prioridad son las personas.

P: ¿Cree, como sugiere en el capítulo 'Las inútiles', que el sistema educativo a veces se reduce a la mera enseñanza y no se profundiza en cultivar asignaturas como la iniciativa o la colaboración?

R: La educación es clave socialmente y, más, en crisis. Tiene que estar en el corazón de la economía, ya que una economía sin educación es una economía sin corazón.

También es la mejor política económica. ¿Cómo saldremos de la crisis si no es por el camino de la investigación, la innovación, la cultura y la educación? Junto a la adquisición de conocimientos debe haber formación de ciudadanos activos y libres.

P: En el capítulo 'Necesidad de enseñar' dice que nunca olvidamos a quien nos enseña bien lo que es verdadero y bueno. ¿Es primordial el papel de los profesores?

R: Es decisivo. Hay que aprender a aprender y enseñar a aprender. Necesitamos dar mucha importancia al profesor, que se le valore socialmente, y eso se hace hablando bien de ellos, estimulando y reconociendo su labor.

P: ¿Qué le parece que en la reforma educativa se reconozca el papel del profesor como autoridad pública?

La primera autoridad es la moral, la del conocimiento, esa es la máxima autoridad y no el poder que tiene sobre los demás o el miedo que das. Hay que conjugar esa autoridad moral con el ser respetado en todos los contextos de la vida.

P: Dice que lo que se evalúa mal se deteriora, ¿está de acuerdo con las evaluaciones previstas en la reforma educativa?

R: Lo que no se evalúa se devalúa, hay que evaluar y hacer pruebas en el sistema educativo de forma constante.

Después, tomar medidas para mejorar y hacer un seguimiento singularizado, no dejar a un chico abandonado. Las evaluaciones deben ser para mejorar y no para seleccionar. Encuentro inquietante si desde edades tempranas ya se clasifica a un niño en una dirección u otra.

P: ¿Qué le parece que esas evaluaciones sean homogéneas para todo el Estado?

R: No hay que entender Estado y autonomías, sino el Estado de las autonomías, y hay que buscar espacios de consenso. Creo que los que son responsables saben consensuar esos procesos, encontrar un procedimiento que no tiene que ser uniforme, pero que garantice la equidad e igualdad de oportunidades.

P: ¿Cómo ve a sus alumnos de Filosofía?

R: Estoy encantado, es gente valiosa, trabajadora y lista. No hago juicios de valor de otras carreras, pero Filosofía es vocacional, de personas cuyo único principio pragmático no es ganar dinero.

Es cierto que están un poco inquietos ante el panorama que se les presenta, pero la vida nunca ha sido fácil, para mis padres no lo fue. Hay que luchar, sacar lo mejor de uno mismo, trabajar con otros y crear mundos distintos.

P: ¿Cree que la Filosofía pierde con la reforma educativa?

R: Deja de tener la misma presencia curricular y, en ese sentido, reivindico que no sea así, y no por vinculación corporativista a mi propia profesión.

El libro tiene una especie de subtítulo -Palabras para comprendernos- porque para comprendernos, entender el mundo en el que vivimos y cómo se generan los conceptos es determinante la Filosofía.

P: ¿Con qué filósofo se identifica más?

R: Soy amigo de Platón y de Hegel, exactamente del diálogo que hay o puede haber entre ellos.

P: ¿Qué le queda por hacer, usted que también fue presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE)?

R: Marco Aurelio dijo 'yo quiero ser bueno'. A mí me gustaría serlo en todos los sentidos de la palabra y aprender a querer. Uno se pasa la vida esperando que le quieran y luego se da cuenta que el problema es que quizá no sabe querer bien.

Por lo demás, no tengo más que agradecimiento a la vida.

P: ¿Qué dedicatoria pondría en su libro al ministro José Ignacio Wert?

R: Suelo dedicar siempre los libros con todo mi afecto y como un compromiso por convicciones, principios y valores.

Diría que tendría que ser una dedicatoria desde la convicción de que la educación es determinante para crear espacios de participación y de conversación para lograr lo mejor para el futuro de nuestro país. Soy una persona con capacidad de cordialidad para todos los que trabajan honestamente en lo que creen.

Pilar R. Veiga

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