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“Es impensable trabajar en Suiza sin tener los papeles en regla”

La mayoría de los empleos disponibles son para personal no cualificado. Las pistas de los expatriados españoles para quienes quieran seguir su camino ¿Vives en Suiza? Cuenta tu experiencia a otros y todo lo que les pueda resultar útil Escríbenos a expatriados@elpais.es o utiliza el hastag #trabajarenSuiza

Noemí Caraban durante una pausa en el trabajo en el CERN
Noemí Caraban durante una pausa en el trabajo en el CERN

Estos son los testimonios que hemos recogido de los españoles expatriados en Suiza que han enviado un correo electrónico a la dirección expatriados@elpais.es

Jessica J. Lockhart

Tras dos años en Moscú, la empresa para la que trabaja mi marido nos ha trasladado a Berna. ¡Menudo cambio!

Berna es una ciudad en un país tan reglamentado que hasta los vecinos te llaman la atención si sacas la basura que no corresponde a la acera el día equivocado de la semana o si de tu hogar sale un ruido perceptible, incluso el de la lavadora o el del lavavajillas, más allá de las diez de la noche.

Aquí trabajar es complicado justamente por todo lo contrario, si lo comparamos con Rusia. Todo está establecido, compartimentado, clasificado y regulado. Los títulos y diplomas deben ser los marcados por la ley suiza y lo equivalente ha de comprobarse con lupa. Así, quien quiera venir a trabajar deberá primero comprobar que su titulación es válida y aceptable según los cánones del país.

Pero es una bendición saber a qué atenerse en cada momento y no depender de los deseos de alguien con un poco de poder. Vivir en Berna, después de Moscú, es pasar de un mar embravecido a las aguas estancadas de una piscina. Sabiendo nadar, el mar se abre a muchas costas, pero en la piscina conoces perfectamente qué hay en cada orilla.

Para entrar en Suiza no se exige visado a los españoles, siempre que vengamos como turistas. Si lo que pretendemos es trabajar, hay que solicitar una especie de tarjeta de residencia que, en mi caso, es tipo B., pero en eso todavía tenemos algo de suerte en España. Aún se nos conceden los permisos. A los estadounidenses, por poner un ejemplo, se les han complicado las cosas bastante más que a nosotros.

Es impensable trabajar en Suiza sin tener los papeles en regla. No solo te puede denunciar cualquier conocido o vecino, sino que, además, la multa puede ser considerable. Lo idóneo es venir con un puesto ya seleccionado desde el país de origen.

Si nos planteamos asimismo que en Suiza tenemos el problema de las diferencias en titulación, nos encontramos con que la mayoría de los puestos disponibles son para personal no cualificado o para puestos muy definidos y precisos.

Hay que tener claro que los funcionarios solo hablan su idioma y no se esforzarán demasiado en ayudar a quienes no intenten comunicarse en él. A veces resulta necesario contar con el apoyo de un intérprete que nos facilite la preparación y presentación de los documentos y solicitudes. En Suiza cada trámite requiere un juego completo de documentos exactos y precisos.

Ramón Melón

Daniel Hofer

Soy Suizo con esposa africana y descendencia en Latinoamerica.

Estoy de acuerdo con la mayoría de comentarios, sólo quiero puntualizar los siguiente:

No es verdad que la gente con menos cualificación tiene más posibilidad de encontrar trabajo aquí.

Al contrario, aquí faltan médicos, enfermeras, informáticos, arquitectos etc. – pero, como el 60% de los suizos habla alemán y como los alemanes dominan la economia, se suele pedir que aprender aleman.

Solo un 30% de los Suizos habla francés y un 9 % italiano – esa es la estatistica oficial. Pero la verdad es, que un 23% de los residentes aquí son extranjeros – que hablan todos los idiomas – inclusive respetables minorias tamules de Sri Lanka, Somali y Eritreos, Vietnameses, Thay etc. Pero los más numerosos de los extranjeros son los alemanes de Alemania mismo – como las condiciones de trabajo aquí son mejor– Suiza es un paraíso para los alemanes. Sobre todo porque no tienen problema de idioma

Es muy recomendable buscar activamente contactos para integrarse en las costumbres suizas – los suizos no suelen dar el primer paso en una amistad –pero una vez que lo consigues la amistad es para siempre.

Además es recomendable hacerse miembro de algún club (« Verein »). Los suizos son miembros mínimo de tres clubes – sea un club de jardineros, de deporte, música o de cocineros privados etc.. Siendo miembro uno se integra más rápidamente. 

Me encuentro residiendo en Suiza desde enero del 2011.

Mi consejo para todos aquellos que quieran buscar empleo en Suiza es que nadie se venga a buscar trabajo sin saber el idioma, sobre todo a la parte alemana (donde yo resido) ya que es muy complicado encontrar nada sin tener unas mínimas nociones. También porque la vida aquí es sumamente cara.

En mi caso yo tuve mucha suerte debido a que me encontraba en Holanda y mi jefe aquí es holandés, con lo cual me contrató aunque no supiera alemán. Eso sí, llevo dos años y medio de clases de alemán y todavía no lo domino.

Para la gente que busque un trabajo de entrada al país, recomiendo que busque empleos de agricultura, donde es más fácil conseguir algo sin hablar el idioma.

Noemí Caraban

Tengo 34 años y vivo en la frontera de Suiza y Francia. Lo que llaman aquí frontaliers. Vivo en Francia, pero trabajo en Ginebra.

Mi novio y yo nos mudamos aquí hace 10 meses. Habíamos estado viviendo en la República Checa durante 2 años. Salimos de Barcelona cansados de una situación sin muchas perspectivas. Mi novio, que es finlandés, encontró un trabajo en Brno y allí nos mudamos. Yo mejoré mi inglés y, desde allí, encontré una oferta en el CERN. Pasé todas las entrevistas y me invitaron a la última ronda en Ginebra. Me seleccionaron. Estoy trabajando en el departamento de comunicación como productora y editora de vídeos.

Ahora estoy mejorando mi francés trabajando exactamente en lo que quería y en lo que me había formado. No puedo estar más contenta.

Tras 10 años de "supervivencia" en Barcelona, de trabajar de cualquier cosa y casi de abandonar mi sueño, salir fuera de España me ha servido para darme cuenta que no lo hacía tan mal, que, de hecho, era buena y que quizás no estaba en el lugar adecuado en el momento preciso.

No sé si volveré. De momento tengo por delante un contrato de 5 años en el lugar más emocionante que puedo imaginar ahora mismo. Salí de España con la esperanza de mejorar personalmente y profesionalmente. No cabe duda de que echo de menos a mis amigos y a mi familia. Por otro lado, estaba tan acostumbrada a tener pocas (buenas) oportunidades laborales en España que casi llegué a creer que todos mis esfuerzos y trabajo no habían servido para nada.

Recomiendo, sin dudarlo, salir y explorar las oportunidades que el mundo ofrece más allá de las fronteras de un país que no ha sabido explotar el buen capital humano que ha tenido durante estos años (en mi humilde opinión).

Natalia Guerrero

Natalia Guerrero.
Natalia Guerrero.

Tengo 26 años y vivo en Suiza desde hace seis meses. Anteriormente estuve viviendo en Berlín dos años, pero al acabar una beca de investigación, empecé a buscar empleo y lo encontré aquí. Trabajo como química en un instituto de Investigación, y la verdad es que las condiciones son geniales. He recibido mucha ayuda por parte de mis compañeros de trabajo y vecinos que se han volcado en explicarme todo lo referente a papeles necesarios, seguros, bancos, etc.

En Suiza se necesita una especie de permiso de residencia, pero lo puedes sacar una vez estés ya en el país, en mi caso todo fue muy fácil, ya que al venir con un contrato firmado, no hubo mayor problema.

Algo que sí que me resultó muy difícil fue buscar un piso de alquiler, ya que los suizos son muy serios con esto. Los pisos se enseñan un determinado día, y allí va todo el mundo que esté interesado en verlo, luego te dan un cuestionario que has de rellenar y mandar a la inmobiliaria. En él te suelen preguntar dónde trabajas, cuánto ganas (cosa muy importante), nacionalidad, si te gusta la música, si tienes mascotas y que des referencias, lo mejor es dar dos, una de tu jefe y otra de tu anterior casero.

Por norma, los suizos prefieren alquilar a suizos, son muy patriotas en todos los sentidos y apoyan en todo lo posible a sus compatriotas, por lo cual a pesar de tener un buen sueldo y buenas referencias resulta difícil; yo necesité dos meses.

Luego, otra cosa imprescindible es el seguro sanitario, aquí es privado, es decir, al mes tienes que pagar una cantidad que dependerá de con qué seguro lo hagas, funciona un poco como las compañías de móviles, a ver quién pone la mejor oferta.

Y bueno, por supuesto aunque parezca obvio, a Suiza hay que venir con el idioma, alemán en mi caso por vivir en la zona alemana, porque si no, no hay posibilidad de encontrar empleo o desenvolverte en el día a día.

Suiza es un país genial, con gente muy amable, así que animo a que los jóvenes que sepan el idioma moderadamente bien, se vengan porque merece la pena. Trabajar de lo tuyo, tener un buen sueldo con el que vivir y no solo sobrevivir. En definitiva, más calidad de vida.

Victor García

Tengo 29 años, soy cocinero. Llegué a Lausanne en septiembre de 2012, hace poco más de un año. Vine unos días para probar a casa de un amigo que me facilito mucho las cosas, sin saber prácticamente nada de francés y sin trabajo. A los 10 días había conseguido un contrato indefinido como jefe de partida en un hotel de 5 estrellas, y con mejores condiciones de contrato, horas extras remuneradas y más vacaciones entre otras.

El permiso de residencia también me lo proporciono esta empresa. Tengo que admitir que tuve mucha suerte, supongo que en mi sector es más fácil encontrar trabajo, pero en ese tiempo conocí otros españoles que como yo habían salido a buscar fortuna y no la encontraron. Tras trabajar en España desde 2005 en cocinas de diferentes ciudades españolas y por último en Barcelona, decidí salir fuera por vivir la experiencia, practicar otra cocina y por supuesto por la diferencia salarial.

Con el propósito de ahorrar. Mi salario es el prácticamente el doble del que tenía en España, cierto es que todo es más caro, desde el alquiler del piso que también es el doble, hasta el día a día. Una cerveza son unos 5 francos, (4,20) euros y la cesta del súper también, aún así se consigue ahorrar dinero. En referencia al país o la ciudad es culturalmente muy diferente de España y la sociedad igual, son estrictamente rigurosos en todo, y mayormente fríos en las relaciones personales, no es que te lo recuerden día a día, pero si, te sientes emigrante, busca vidas, aún así como experiencia por mi parte recomendable aunque eso si se echa de menos a familia y amigos, ese es el precio que hay que pagar por ahorrar.

Álvaro Manrique

Álvaro Manrique en Berna (Suiza).
Álvaro Manrique en Berna (Suiza).

Tengo 29 años y desde agosto de 2011 vivo en Berna. Nací en Madrid, allí estudié en el Colegio Suizo y aprendí alemán ya desde pequeñito. Después me hice ingeniero técnico de telecomunicaciones y, un par de años más tarde, ingeniero de telecomunicaciones.

En Madrid solo tuve trabajos de estudiante: profesor particular, conserje de finca en verano, asistente de laboratorio en la universidad y becario en alguna empresa del sector de las telecos cuando las cosas no estaban tan feas.

Estuve muchos meses planeando mi escapada, porque veía que la situación iba a empeorar y, en cuanto presenté el PFC en la escuela de ingenieros, me subí a un avión y aparecí en Suiza.

Pensé en este país porque ya conocía la lengua, los salarios son elevados, la tasa de paro es muy baja y queda a menos de dos horas de vuelo de casa. Aquí ya conocía a un buen amigo de la infancia que me acogió las primeras semanas.

Aterricé sin contrato de trabajo y con poco más que mis papeles de la universidad y un par de trajes para hacer las entrevistas. Comencé a lanzar CVs a empresas de electrónica, telecos e ingeniarías y a la semana ya tuve mi primera entrevista; 20 días después de haber aterrizado ya estaba firmando el contrato como ingeniero de proyectos en una empresa de equipos de medida de redes móviles. A partir de ahí el permiso de residencia B fue sencillo de conseguir (alguna pelea con la burocracia como en todas partes). Pude abrir una cuenta en un banco y, tras 13 visitas a pisos compartidos y apartamentos individuales, pude alquilar un piso de dos habitaciones.

Desde hace unos meses tengo entendido que la obtención de los permisos de residencia se ha restringido, al menos para personas en puestos de trabajo no cualificados; para el personal cualificado/específico no es complicado conseguir "los papeles" y en muchas ocasiones la empresa da la cara por ti.

Aunque en mi opinión es indispensable saber hablar alemán o francés, hay puestos muy específicos y técnicos en los que basta con dominar el inglés. Conozco a bastante gente que trabaja en inglés, de hecho, yo podría realizar mi trabajo íntegramente en inglés, hay gente en mi oficina que no habla alemán.

El tema de las titulaciones es complejo. Hay determinadas profesiones que sí están reguladas: médicos, enfermería, abogados... Otras dependen de la empresa que tenga intención de contratarte. En mi caso el ingeniero de telecomunicaciones creo que solo existe en España, Francia y en algún otro país europeo, aquí lo llaman ingeniero electrónico o ingeniero de RF. Yo leí las ofertas en las que veía que encajaba, mandé mi solicitud con los documentos requeridos y esperé respuesta. En las entrevistas personales me pidieron que explicase en qué consistió mi formación así como las distintas becas en las que participé y todo salió bastante bien.

Sé que mi caso puede ser diferente ya que yo tenía un amigo que se ofreció a ayudarme y además yo ya hablaba la lengua. La vida aquí no es precisamente barata y si vienes sin nada más vale que puedas dormir gratis en casa de algún conocido. No veo necesario venir con contrato de trabajo si ya dominas la lengua, tienes algo específico que ofrecer y tienes un techo bajo el que dormir las primeras semanas.

Tuve suerte y encontré trabajo deprisa , pero en mis planes entraba buscar trabajo de lo que fuese si no aparecía nada de ingeniero; no se me habría caído el mundo por poner copas, mover cajas, servir hamburguesas o limpiar retretes durante mis primeros meses... A pesar de mi titulación y de conocer el idioma...

Las costumbres aquí son otras, pero para nada es algo difícil a lo que adaptarse. La gente es más calmada, más tranquila, más ordenada y más disciplinada. Hay que aprender de las veces que a uno le puedan llamar la atención y no tomárselo como algo personal. Es un país con un cuarto de población extranjera, están más que acostumbrados a los que venimos de fuera. Hay que ser agradecido con el país de acogida y respetar las costumbres, uno se acostumbra deprisa a almorzar a las doce del mediodía.

En lo laboral estoy muy bien: tengo un trabajo de ingeniero, un buen salario, horas extra compensadas, muchos más días de vacaciones que los que tendría en España y unos mínimos de responsabilidad que en España no te dan hasta pasados unos cuantos años en el sector. Aquí he visto que si haces las cosas bien confían en ti y dan oportunidades.

A los que quieran venir les recomiendo que vengan con la lengua aprendida, con algo que ofrecer y que la posible titulitis (gran enfermedad que hay en España) se la curen: tres carreras y cinco másteres no sirven de nada si no tienes nada más que ofrecer. Les diría también que sean pacientes, aquí nadie regala nada, y que si las cosas no van bien de primeras que no desesperen, salir fuera enriquece mucho y te das cuenta de cosas que antes ni te imaginabas.

Espero volver a Madrid algún día. Ojalá pudiese ser mañana , pero parece que me quedan unos cuantos años pasando frío en invierno.

Luis Alameda

Tengo 29 años y llevo en Suiza desde el 2008, en Lausanne. Vine antes de la crisis y de que aumentará el flujo de españoles en este país. En España, concretamente en Sevilla, el hedonismo fácil y barato, el cachondeo insaciable y repetitivo, el caos y el folclore incuestionable y unas perspectivas profesionales buenas (en aquel momento) pero previsibles y poco estimulantes, me hicieron querer vivir otra cosa.

Luis Alameda.
Luis Alameda.

Decidí venir aquí por descubrir un mundo diferente, bien posicionado geográficamente, multicultural, de lengua accesible (en mis caso el francés) y en el que pudiese hacer mi formación de psiquiatría como yo lo deseaba: haciendo clínica e investigación a la vez.

Suiza ofrece una oferta cultural inmejorable (Lausanne es la ciudad europea con más eventos culturales por habitante), hay conciertos, teatro, ópera y demás, todos los días del año. La gente aquí no toca las palmas en la calle ni se te echa encima en los bares o en las plazas, son tímidos y un poco rígidos, pero honestos y respetuosos, y también salen de fiesta, y cuando eso me falta, sólo tengo que coger un avión y liarla en España como antaño hacía... Vivir aquí me ha permitido un enriquecimiento intelectual y personal enorme : he mejorado muchísimo mi inglés y hablo perfecto el francés; he viajado más que en toda mi vida, no sólo por Europa sino más lejos, (ya que los precios de los billetes se reducen mucho en proporción al salario); he formado un grupo de música con suizos y franceses con los que he vivido mil aventuras ; escribo artículos de investigación sobre la esquizofrenia ; tengo una novia suiza rubia de ojos azules más alta que yo y que adora ir de vacaciones al sur, y veo a mis padres y hermanas cuatro o cinco veces al año.

Escribo todo esto para transmitir el mensaje de que no todos « los expatriados» salen de España por necesidades materiales y dentro de un contexto de crisis económica, algunos es por enriquecerse personalmente y buscar su propio camino y sitio en este mundo.

Alejandro Marina Bellido

Mi novia y yo decidimos emigrar a Suiza a finales de agosto, trabajando como aupair. Ella está en Bellevue (junto a Ginebra) y yo en Perroy (entre Ginebra y Lausana).

Pronto cambiaremos nuestros destinos, aunque en la misma zona. Mi novia aún sin determinar y yo a Orbe (junto a Yverdon-les-Bains). Desde que supimos que íbamos a venir, mi novia creó un blog donde explica detalladamente cada paso que hemos dado y vamos dando desde nuestra llegada al país helvético (vivencias, consejos, burocracia, etc.). 

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