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Italia, Francia y Alemania presionan para suavizar los exámenes a la banca

Los tres grandes países del euro se movilizan para que sus entidades financieras no salgan mal paradas de las pruebas del BCE y la Autoridad Bancaria Europea

Claudi Pérez
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en la última reunión mensual del consejo de la entidad.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en la última reunión mensual del consejo de la entidad.CHRIS KLEPONIS (EFE)

Es una batalla entre bastidores, pero silban las balas en Bruselas y Fráncfort: las grandes capitales europeas tratan de influir a toda costa en los exámenes a las 130 mayores entidades del continente y sus consecuencias. Cinco años después de la quiebra de Lehman Brothers y tras gastar centenares de miles de millones de dinero público en apuntalar los bancos continentales, nadie sabe de veras cómo diablos está el sector, pero hay serias sospechas acerca del estado de algunas de las grandes entidades alemanas, francesas e italianas, el país que despierta más recelos porque está en una situación económica, financiera, fiscal e incluso política más delicada. Llega la hora de la verdad para el sistema financiero y Berlín, París y Roma presionan, según fuentes comunitarias y del Eurogrupo, con el objetivo de limitar los daños derivados de las pruebas del Banco Central Europeo (BCE) —cuya metodología se fijará en apenas unos días— y la Autoridad Bancaria Europea (EBA), decisivas para eliminar de una vez por todas las sempiternas dudas sobre Europa.

El Eurogrupo asume que España ha hecho buena parte de los deberes, aunque en los mercados persisten incertidumbres sobre el verdadero estado de salud del sistema financiero español. Pese a que la pasada primavera Berlín insistía en que España usara los 100.000 millones del rescate, ahora el foco de preocupación ha cambiado. Está en Italia. Y es Italia y su miríada de altos funcionarios puestos de relieve, incluido el presidente del BCE, Mario Draghi, quien más se ha movilizado para neutralizar una situación potencialmente explosiva. Dos altas fuentes comunitarias aseguran que Draghi en persona ha contactado con Bruselas para aclarar la utilización de las normas de ayudas de Estado a la banca, que aplica la Comisión cuando se recapitaliza una entidad con dinero público. En el caso español, los rescates de Bankia y otras cajas provocaron quitas a los accionistas y a los poseedores de deuda de mala calidad: preferentes y demás, productos extensamente comercializados en Italia. Roma, con el apoyo de una parte del BCE, persigue evitar en lo posible ese mal trago si finalmente necesita dinero público para sus bancos (y todo apunta a que esa posibilidad está ahí), según confirma uno de los ministros del Eurogrupo.

El Eurogrupo asume que España ha saneado buena parte de sus bancos

Los argumentos italianos se basan en que eso podría activar de nuevo el efecto contagio y en que todo el examen a la banca puede retrasarse y enquistar la situación, según se desprende de una carta y de varios contactos entre Draghi y la Comisión, informan dos fuentes conocedoras de esa negociación. Pese a que el FMI ha avanzado ya que la banca italiana necesita reforzarse, no está claro si hará falta capital regulatorio (el de máxima calidad, imprescindible para operar) o si el agujero se verá solo en las pruebas de estrés de la EBA: más colchones por si las cosas se tuercen en el peor de los escenarios.

Las presiones de Italia se centran en esa segunda posibilidad. “El BCE pide aclarar qué ocurre cuando los bancos no están al borde del precipicio, sino que solo necesitan capital precautorio. Draghi quiere saber qué flexibilidad puede aplicar la Comisión llegado el caso”, indica una alta fuente europea que prefiere no identificarse. Otras fuentes indican que quien presiona no es el BCE como institución, sino Draghi en persona, junto con Ignazio Angeloni (asesor de Draghi en el BCE y responsable de la metodología de los exámenes a la banca), y otros altos funcionarios italianos en tareas de responsabilidad como Andrea Enria (presidente de la EBA), además del Ejecutivo italiano.

El FMI ha señalado a Roma al asegurar que sus bancos necesitan reforzarse

“El dilema del BCE y la EBA es hacer unos exámenes blandos, a la vista de que no hay un colchón europeo por si hacen falta fondos para recapitalizar los bancos, o hacer pruebas serias para no jugarse la credibilidad. En ese caso, en ausencia de un dique de contención genuinamente europeo, el BCE pretende que puedan suavizarse las reglas de ayudas de Estado y que no haya quitas a la deuda de mala calidad (como ocurrió con España) para evitar disgustos. Pero eso está por decidir”, avisan fuentes comunitarias.

Alemania y Francia protagonizan una historia paralela, destinada a presionar al BCE y al resto de instituciones para que la metodología de los exámenes a la banca sea lo menos lesiva posible para los intereses de sus entidades. “Berlín y París ponen el acento en el tratamiento de productos estructurados y derivados para salir lo mejor posible en la foto, y en menor medida en la ratio de endeudamiento”, según explicó una alta fuente del Eurogrupo. Algún gran banco alemán (el Deutsche Bank, puede que también el Commerzbank), dos grandes bancos franceses y dos italianos son los más señalados. Los alemanes y los franceses no van a tener problemas para levantar ese dinero en el mercado, y en todo caso tienen músculo fiscal para evitar sorpresas. Pero hay más dudas sobre la capacidad de Italia. “Los rumores acerca de una petición de rescate a la banca italiana están ahí”, avisan fuentes del Eurogrupo.

Los exámenes a la banca son una pieza fundamental para el futuro de la eurozona. En junio de 2012, el Consejo Europeo declaró “imperativo” romper “el círculo vicioso entre bancos y deuda soberana”: para ello, como primer paso, el BCE debe asumir la tarea de supervisor único hacia mediados del año próximo. Pero antes, el Eurobanco lo quiere todo atado y bien atado: el BCE hará un chequeo sobre las provisiones, el grado de endeudamiento de cada banco y la liquidez, aunque es posible que todo ese proceso no se cierre hasta bien entrado 2015, para dar tiempo a que las entidades se recapitalicen. En función de cómo se calibre cada una de esas variables los bancos de unos países saldrán más perjudicados que otros; de ahí las presiones. El examen del Eurobanco pondrá la lupa en los activos inmobiliarios, préstamos a pymes y los activos heredados (productos derivados y estructurados acumulados en la etapa previa a la crisis). Como aviso a navegantes, el FMI ha cifrado en 250.000 millones las pérdidas potenciales en Italia, España y Portugal en una sola de esas partidas: los créditos a empresas.

El Eurogrupo debate el cierre del rescate

Grecia, Portugal, Irlanda, España y debate sobre mecanismos de seguro por si hace falta recapitalizar bancos tras los exámenes del BCE y la EBA. El Eurogrupo, la reunión de ministros de Economía del euro, discutirá hoy los temas más candentes de la agenda europea. Pero con la boca pequeña: en casi todos los casos no queda más remedio que echar mano de la patada a seguir, a la espera de que Angela Merkel forme Gobierno de coalición en Alemania. Por ese motivo no se esperan decisiones de calado, aunque para España se trata de una reunión decisiva de cara al examen final del próximo 15 de noviembre, la fecha fijada para decidir si el rescate se cierra sin medidas de acompañamiento o con algún tipo de muleta para evitar futuras sorpresas.

No hay una decisión tomada al respecto, pero todo o casi todo en Europa en estos momentos es una cuestión de apaños. Los exámenes a la banca europea pueden comportar necesidades de capital en varios sistemas bancarios: el esloveno y el austriaco son los dos más claros, pero todas las quinielas señalan también a Alemania, Francia e Italia. Sin un fondo europeo para inyectar capital en los bancos y con el acceso al mecanismo de rescate muy restringido, puede haber más de un país que tenga que recurrir a algún rescate al estilo español. “Por eso los países acreedores quieren una salida limpia de España del rescate, para demostrar que puede ser un éxito y que la petición de ayuda no estigmatiza a nadie”, indica Mujatba Rahman, del think tank Eurasia. “Hay signos muy positivos respecto a España, y si el Gobierno no pide más ayuda —un programa precautorio— nadie va a presionarle. Aunque hay vínculos con el objetivo de déficit: España tiene que cumplir y seguir con las reformas”, avisa una fuente del Eurogrupo.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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