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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Confianza en Yellen

La nueva presidenta de la Fed será una garantía de sentido común al frente del banco central más importante del mundo

Ha hecho bien el presidente Obama en designar a Janet L. Yellen como próxima presidenta de la Reserva Federal. Si el Senado la confirma, será una garantía de sentido común en la dirección del banco central más importante del mundo, en gran medida responsable de que la crisis económica y financiera desencadenada hace seis años no haya tenido consecuencias aún peores que las observadas. El nombramiento tiene además gran trascendencia en la estabilidad financiera y económica mundial, dado el amplio grado de interconexión hoy existente entre todas las economías.

Disponiendo de unas credenciales académicas de primer orden, la experiencia de Yellen es el atributo más destacado, aunque no el único. Ha sido vicepresidenta de ese banco central desde 2010. Con anterioridad presidió el banco de la Reserva Federal de San Francisco. Y esa experiencia ha tenido lugar en momentos especialmente delicados para esa institución. Por eso, el segundo atributo que cabe subrayar son sus habilidades en la toma de decisiones: su actitud dialogante, asimiladora de las aportaciones y criterios de los demás, forjadora de consensos, tanto dentro de su país como con las autoridades financieras de los actores más importantes en la escena financiera global. Su estrecha colaboración con el actual presidente, Bernanke, nombrado por George W. Bush, avala esa actitud.

Este es quizá uno de los elementos que dejó fuera de la carrera a Lawrence Summers, además de su dudosa independencia de la industria de servicios financieros. No es el caso de Yellen, de la que no se conocen dependencias de Wall Street o, mucho menos, opiniones que puedan cuestionar la necesaria regulación de los operadores financieros. A diferencia de las veleidades de autorregulación que llegaron a defender Alan Greenspan y el propio Summers cuando estaba en el Tesoro, Yellen ha sido inequívoca partidaria de una estricta supervisión, incluidos los ámbitos de banca en la sombra que dificultaron la gestión de la crisis financiera. Y esa independencia es ahora más relevante, dadas las nuevas responsabilidades que a la Fed le han asignado en el área de la regulación financiera.

La tarea más importante que tendrá que abordar será la transición desde la excepcionalidad de las políticas vigentes a una situación de normalidad en las actuaciones de ese banco central. Como protagonista directa de la creación de los estímulos cuantitativos excepcionales, Yellen es también la más indicada para pilotar su retirada. Con la prudencia que la caracteriza, sin precipitaciones, como aconseja el propio FMI en su último informe de estabilidad financiera global. Concediendo prioridad, en definitiva, al alejamiento de cualquier riesgo de recaída en la recesión o de elevación del desempleo.

Las ventajas anteriores no pueden ocultar otra de las consecuencias favorables que tendrá dentro y fuera de EE UU el hecho de ser la primera mujer en ocupar la posición más importante en la escena económica y financiera de su país. Acelerará la sensibilidad creciente acerca de la necesaria homogeneidad en la composición de los órganos de dirección de los bancos centrales, el BCE incluido. Hay razones suficientes, por tanto, para considerar que Obama ha acertado en esta ocasión.

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