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El Banco de España destaca el efecto de la reforma laboral en la caída de salarios

El supervisor concluye que la "moderación de sueldos" es el principal resultado de la norma Avisa que los cambios introducidos en 2012 fracasan en atajar la temporalidad El banco central sostiene que el ajuste salarial reduce la destrucción de empleo Cree probable salir de la recesión con un "leve avance" del PIB en el tercer trimestre

Alejandro Bolaños
La ministra de Empleo, Fátima Báñez, en un acto en Madrid
La ministra de Empleo, Fátima Báñez, en un acto en MadridBallesteros (EFE)

La reforma laboral ha contribuido a deprimir los salarios y no ha hecho nada por evitar la elevada temporalidad en la contratación. Son algunas de las conclusiones del Banco de España, que publicó ayer un primer examen sobre los drásticos cambios legales (abaratamiento del despido, más poder negociador para las empresas, medidas de flexibilidad interna) que introdujo el Gobierno a principios de 2012. El supervisor del sector financiero cree también que la “moderación salarial” lograda se empieza a traducir en una menor destrucción de empleo.

No es el primer examen a la reforma laboral. El Ministerio de Empleo ya se aprobó con nota en una peculiar prueba en la que el departamento que dirige Fátima Báñez ofició a un tiempo de profesor y alumno. Y encargó también una evaluación externa a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El Banco de España ha entrado en el debate con su propio veredicto. Eso sí, preliminar y lleno de cautelas. Su conclusión más clara es que es en el ajuste de los salarios donde más se nota la influencia de la reforma.

El Banco de España, en un artículo específico de su último boletín económico, lo dice a su manera: “Los resultados incipientes apuntan a una profundización del proceso de moderación salarial tras la aprobación de la reforma de 2012, que podría estar empezando a reflejar una mayor sensibilidad del proceso de determinación salarial a la situación específica de las empresas”. En otras palabras, los cambios introducidos por el Ejecutivo del PP habrían facilitado que los salarios pierdan poder adquisitivo o, incluso, bajen, para facilitar que la actividad empresarial se ajuste a sus mucho peores perspectivas de negocio, en una economía atenazada por la recesión. Una etapa de contracción de la que España estaría a punto de salir: “La información disponible sería coherente con una estabilización, o incluso, con un leve avance del producto en el periodo julio-septiembre”.

La falta de "sensibilidad" de los salarios a las consecuencias de la Gran Recesión de 2009, ha sido uno de los aspectos más destacados por algunos organismos internacionales (OCDE, FMI o la Comisión Europea) y por el propio Banco de España en sus análisis sobre el mercado laboral español. Al tiempo que el paro aumentaba a marchas forzadas, los salarios mantenían su poder adquisitivo, con incrementos nominales cercanos al 3%. El diagnóstico, que asumió el Gobierno en su reforma, es que la rigidez salarial era uno de los factores que llevaba a que las empresas despidieran en masa, sobre todo a empleados con contrato temporal, con un coste de despido casi nulo.

Los expertos del Banco de España admiten que cualquier análisis sobre la reforma tropieza con la dificultad de aislar los efectos de la recesión, que ha seguido destruyendo empleos. Sobre todo por “el escaso número de observaciones disponibles posteriores a la última reforma”. Sus cálculos les llevan a concluir que la reforma sí ha tenido influencia en la caída de salarios que refleja el sector privado desde inicios de 2013.

También aprecian un efecto positivo en el empleo —en el sector privado se habría comportado “algo mejor de lo esperado en el periodo más reciente”—, aunque aquí sus resultados son menos concluyentes, y se apoyan en informes de otros expertos, o del Ministerio de Empleo. Donde sí que no ve incidencia alguna es en el descenso de la tasa de temporalidad (hasta el 23%), que vincula enteramente con la recesión.

El examen del Banco de España destaca también que las medidas de flexibilidad interna que introduce la reforma se han utilizado casi de forma exclusiva por las grandes empresas, decisión que relaciona con mayores niveles de empleo. Y aprecia que la descentralización de la negociación colectiva no se refleja aún en un mayor número de pactos empresariales, pero sí ha podido influir en alzas salariales más tenues en los acuerdos sectoriales. Por último, achaca el descenso en el uso de las cláusulas de garantía salarial al acuerdo entre sindicatos y patronal, más que a la reforma. Y reclama información estadística de mayor calidad para próximos exámenes.

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