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El relativo descenso de los carburantes modera el IPC al 1,5% en agosto

Los precios se frenan pese al alza de la electricidad y la fruta Los alimentos sufren en agosto la mayor subida de los últimos 10 años

Alejandro Bolaños
Una frutería en un mercado de Valencia.
Una frutería en un mercado de Valencia.Kai Försterling (EFE)

Con buena parte de los precios congelados por la falta de demanda, los vaivenes del mercado del petróleo marcan el ritmo a la inflación. Agosto coronó la tendencia de los últimos meses, en los que la cotización internacional de gasolinas y gasóleos se situó por debajo de los niveles del año pasado, cuando los combustibles marcaron nuevos récords. El relativo abaratamiento de los carburantes permitió que la tasa anual del índice de precios de consumo (IPC) descontara tres décimas, hasta el 1,5%. Y compensó otra alza de tarifas eléctricas (un 3,2%).

La escalada del petróleo en 2012 cesó en septiembre, con lo que los expertos daban por hecho que la cotización del crudo dejaría de amortiguar la inflación en el tramo final de este año. Pero es que ahora, con la posibilidad de una intervención militar en Siria, los precios en los mercados energéticos han vuelto a remontar. Un cambio de tendencia que dificulta que la inflación acabe 2013 por debajo del 1%, uno de los asideros a los que se agarra el Gobierno para alentar las expectativas de mejora económica.

A finales de la semana pasada, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ponderó la “bajada de la inflación a unas cotas desconocidas, que va a permitir acabar 2013 con un IPC por debajo del 1%”. No es la primera vez que el índice de precios baja del 1% (en 2009 llegó a reflejar variaciones negativas). Y, en buena medida, el descenso es consecuencia del parón económico, de la debilidad de la demanda interna, un reflejo de una tasa de desempleo cercana al 26%. Pero el Ejecutivo del PP confía en que una inflación contenida minimice la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores (con salarios congelados, cuando no a la baja) y de los jubilados (a la mayoría, se les incre-mentó la pensión un 1% este año).

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Al cambio de tendencia en la cotización del petróleo, ahora muy influida por cómo se resuelva el conflicto sirio, se une otro imprevisto: el brusco aumento de los precios de las frutas frescas en los últimos meses (en agosto, la variación anual se situó en el 26%), debido a las intensas lluvias de primavera. En conjunto, la tasa anual de los alimentos no elaborados llega al 7,6%, la mayor subida en diez años. Ambas variables llevaron a los servicios de estudios a revisar al alza sus previsiones para el final del año: la fundación de las cajas de ahorros cree que la inflación acabará en el 1,4%, mientras el Instituto Flores de Lemus predice que todavía es posible que 2013 finalice por debajo del 1%.

Lo que sí se da por hecho es un brusco descenso del IPC este mes, en el que deja de pesar en la comparación anual la subida del IVA (del 18% al 21%) que puso en práctica el Gobierno de Mariano Rajoy. Las subidas de impuestos explican porqué la inflación osciló entre el 3,5% y el 2% en el paso de 2012 y 2013. El índice subyacente (sin productos energéticos ni alimentos frescos) a impuestos constantes, que el Gobierno quiere usar para revisar precios públicos, refleja ya un descenso anual del 0,4%.

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