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El empleo en Estados Unidos frena su recuperación y ata de manos a la Fed

La primera potencia mundial crea menos puestos de trabajo de lo previsto con 169.000 La tasa de paro cae al 7,3%, pero por un descenso de la población activa en el mercado laboral La Reserva Federal se había comprometido a seguir el paro para decidir sobre los estímulos

Una feria de empleo en Estados Unidos.
Una feria de empleo en Estados Unidos.PHILIPPE HUGUEN (AFP)

La Reserva Federal de Estados Unidos va a tener que debatir mucho cualquier cambio en la estrategia monetaria tras ver la evolución del empleo en agosto. Durante el mes pasado se crearon 169.000 puestos de trabajo. A primera vista, el dato es mejor que los 104.000 empleos de julio, pero porque esta cifra fue revisada considerablemente a la baja. La tasa de paro bajó, por su parte, al 7,3%, una décima menos que en el mes precedente pero de nuevo porque se contrajo el mercado laboral, según los datos publicados este viernes por el Departamento de Trabajo.

El consenso en Wall Street apuntaba a la creación de 180.000 empleos en agosto y a que la tasa de paro se iba a mantener en el 7,4%. Sin embargo, el dato oficial no solo se quedó por debajo de lo que se anticipaba, sino que además se revisaron a peor los dos meses precedentes. La primera lectura de julio arrojaba la creación de 162.000 empleos, mientras que la de junio se queda ahora en 172.000 puestos de trabajo cuando se habían anunciado 188.000.

Con estos datos, la creación de empleo media durante los últimos 12 meses ronda los 182.000 contratos. Es decir, estaría bastante cerca de la tendencia del último año. Pero para que la tasa de paro baje de una forma creíble y sostenida, la economía estadounidense debería estar generando más de 250.000 empleos al mes. Además, los nuevos contratos se firman en sectores con baja remuneración.

El Libro Beige de la Reserva Federal publicado esta semana confirmó que la expansión económica avanza a un ritmo entre modesto y moderado. Es un lenguaje similar al utilizado en los informes anteriores. La demanda en el sector inmobiliario es robusta, mejora la actividad en el sector manufacturero y el consumidor gasta más en cosas más caras, como en coches.

Sin embargo, la contratación mejora de una manera que califica de “modesta” y los empresarios tienden a seguir reforzando sus plantillas con empleos parciales. Es la manera que tienen de cubrir el alza de la demanda sin que eso le suponga elevar los costes. Esta semana también se publicó la segunda lectura del indicador de productividad, que subió al 2,3% en el segundo trimestre.

La dinámica que refleja el último dato de empleo no es buena. Aunque la tasa de paro es la más baja desde diciembre de 2008 y supone una destacada mejora frente al 8,1% de hace un año, el motivo por el que se reduce al 7,3% no es muy alentador. Se debe a que la tasa de participación laboral bajó al 63,2%, dos décimas menos que en julio y el mismo nivel que en el verano de 1978.

Del total de 11,3 millones de parados, 4,3 millones llevan sin trabajar más de 27 semanas. Para tener la imagen completa de la escasa calidad con la que mejora el mercado laboral en EE UU, hay que tener en cuenta además que hay 7,9 millones de personas que se ven forzadas a trabajar a tiempo parcial, además de los 2,3 millones de parados que no buscan en este momento empleo de forma activa. Si se tiene todo en cuenta, la tasa de subempleo sería del 13,7%.

El dato de paro de agosto es el indicador económico más importante con vistas a la próxima reunión de la Reserva Federal, que se celebra el 17 y 18 de septiembre. La gran mayoría de los miembros está de acuerdo en que los estímulos monetarios deben empezar a moderarse a final de año. Lo que no está tan claro es si el proceso comenzará este mes, en octubre o se dejará para diciembre.

Así que la cifra de creación de empleo era clave para cimentar algo más las cosas. Hay dos factores externos que juegan, además, en la decisión de la Fed. La primera, la incertidumbre geopolítica derivada de una eventual intervención militar en Siria. La segunda, el enfrentamiento fiscal en Washington y la posibilidad de que el Gobierno se quede sin efectivo para operar en un mes.

Y todo esto sucede mientras queda aún por saber cuál será el candidato que propone Barack Obama para dirigir la Reserva Federal cuando Ben Bernanke abandone su puesto a final de enero de 2014. El preferido parece ser Larry Summers, quien fuera secretario del Tesoro con Bill Clinton y el principal asesor económico del actual presidente en su primer mandato.

Summers, sin embargo, es una figura que crea mucha división, incluso en el seno del partido demócrata. La lista de posibles candidatos parece haberse reducido a tres. Janet Yellen, actual vicepresidenta de la Fed, y el que fuera su predecesor en el cargo, Donald Kohn, otro de los veteranos en el banco central. También se habla de Roger Ferguson, que estuvo en ese puesto antes que ellos.

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