La remodelación de la Peineta está pendiente de Madrid 2020

Hace casi cuatro años, en Copenhague, cuando la ciudad brasileña de Río de Janeiro fue elegida por el Comité Olímpico Internacional (COI) para acoger los Juegos Olímpicos de 2016, todo lo poco que, hasta entonces se había avanzado en la conversión de La Peineta como sede del estadio olímpico y como nuevo campo del Atlético de Madrid, quedó en nada.

El proyecto se paralizó y la tramitación volvió a empezar de cero. Ahora, la situación es muy similar a dos días vista de que la ciudad de Madrid sepa en Buenos Aires si, en esta ocasión, resulta elegida para acoger las Olimpiadas en 2020. 

Es verdad que se han iniciado las obras, pero basta comprobarlas in situ para ver que el ritmo de los trabajos podría ser superior, y que los avances percibidos en los 700 días que llevan las obras en marcha son mínimos.

Nadie duda de que si la candidatura de Madrid es la agraciada el próximo sábado no habrá nada que impida la aceleración de las obras. Cabe la duda de saber qué pasará si Estambul (Turquía) o Tokio (Japón) son las elegidas, y la capital española se queda por cuarta vez con las ganas.

En principio, FCC, la encargada de la conversión de La Peineta, tiene de plazo un total de cuatro años, hasta el otoño de 2015, para entregar el nuevo estadio al Atlético de Madrid, que es quien contrató tales obras.

Además, la constructora controlada por Esther Koplowitz y dirigida por su hija, ya ha cobrado. A cambio de realizar el estadio se quedará con los derechos urbanísticos de la operación Mahou-Calderón, tanto del Atlético como de la cervecera Mahou, que acarrean la construcción de unos 2.000 pisos. Y cuya venta, siempre que las viviendas se construyeran y a un precio medianamente alto, superaría con creces los casi 235 millones que FCC debe poner para reformar La Peineta y soterrar la M-30, una vez demolido el estadio Vicente Calderón.