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México planea hacer más atractiva la reforma de Pemex para los inversores

Las compañías podrían registrar sus expectativas de ganancias ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos

Sonia Corona
Peña Nieto, con parte de su equipo al presentar la reforma.
Peña Nieto, con parte de su equipo al presentar la reforma.S. Gonzalez (Bloomberg)

México quiere atraer inversión extranjera para Petróleos Mexicanos (Pemex). El Gobierno mexicano podría proponer a las compañías petroleras –si se aprueba la reforma energética propuesta por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto—registrar sus ganancias esperadas ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), la agencia estadounidense encargada de regular los mercados financieros. Tras la presentación de la iniciativa, la semana pasada, algunos inversores se mostraron decepcionados por la ambigüedad del proyecto, sin embargo, desde entonces el Gobierno mexicano se ha encargado de explicar a los posibles inversores los beneficios de una reforma constitucional que permitiría la inversión privada en Pemex, a través de contratos de utilidad.

En estos contratos, la empresa privada y Pemex compartirían tanto las ganancias como los riesgos de explorar y explotar el petróleo en el subsuelo mexicano. Para las compañías petroleras, reguladas por la SEC, es sumamente importante registrar con anticipación en sus estados financieros sus activos y ganancias, incluso cuando estos sean solo estimados, para captar más inversión para sus empresas y ser más atractivas en los mercados. Si el Gobierno mexicano permite que en los convenios que se anoten las ganancias estimadas para cada empresa, estas podría incluirse en su contabilidad y justificarse ante la SEC.

Explicar las condiciones en las que la iniciativa privada podrá acceder a la exploración y explotación de petróleo no ha sido fácil para los funcionarios mexicanos. El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, ha dicho a la prensa que los contratos podrían contener “una nota de pie de página” en la que se explique que México es dueño del petróleo pero que los estados financieros de las petroleras toman en cuenta la posible ganancia de sus inversiones en los yacimientos del país. El subsecretario de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía, Enrique Ochoa, también ha descrito que así las compañías podrán mostrar su contabilidad a la SEC y demostrar un mayor valor para la inversión. “Los contratos no permiten registrar reservas pero sí el interés económico como nota en hoja de balance de estados financieros”, ha asegurado Ochoa en la radio mexicana.

La posibilidad de que el Gobierno garantice que las compañías petroleras podrán registrar sus futuras utilidades ante la SEC puede hacer a México más atractivo para el negocio energético, asegura Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Research. “Lo que se está trabajando con la SEC es que si no van a poder registrar en sus estados financieros la propiedad del petróleo en un campo que vayan a explotar, pueden registrar la utilidad esperada de ese petróleo y eso es muy importante para las empresas porque el registrar esos estados financieros se registra una beneficio económico que les puede ayudar para realizar las inversiones”, expresa.

Las petroleras, que cotizan en bolsa, podrían demostrar ante las SEC y otros inversionistas que aunque no disponen en ese momento de las ganancias de extraer el petróleo, en el futuro contarán con una utilidad que los hará más valiosos en el mercado, explica Serrano. El Gobierno mexicano estaría, por lo tanto, dando el derecho legal a estas empresas sobre las ganancias que generará el petróleo y entregándoles seguridad jurídica sobre los contratos celebrados. Usualmente, las compañías petroleras registran ante la SEC el valor estimado de las reservas petroleras, lo que fortalece su posición en el mercado, pero en el caso de México no podría ser así dado que por mandato constitucional el petróleo es propiedad de la nación.

La última palabra sobre esta opción para los inversores la tiene la SEC. Como organismo regulador de los criterios contables que deben seguir las empresas que cotizan en bolsa, deberá conocer la estructura que los contratos de utilidad compartida tendrán, una vez que el Congreso mexicano apruebe la reforma constitucional y trabaje en la redacción de las leyes secundarias para el sector energético.

El subsecretario de Hidrocarburos ha asegurado que este modelo lo emplean países como Ecuador, Irak y Angola. Sin embargo, David Shields, analista económico y especialista en temas petroleros, señala que lo usual es las petroleras muestren en sus estados financiero el valor de las reservas o el valor de su participación en la producción. “Normalmente los contratos han sido de compartir producción o de concesiones, pero creo que esto es algo diferente y (las compañías) no tienen la costumbre de trabajar con esto. Habría que preguntar a las empresas si es atractivo para ellas y creo que podrían decir que no pero probablemente lo que dirían es que van a esperar a ver lo que el Gobierno mexicano propone”, comenta Shields.

La Administración de Peña Nieto ha desvelado a cuentagotas las características que los contratos de utilidad compartida podrían tener, bajo el argumento de que serán detallados una vez que el Congreso apruebe la reforma. La ambigüedad de la propuesta ha generado desconcierto entre los inversores, aunque los especialistas aseguran que al mantener el petróleo como propiedad del país, el mandatario mexicano ha aumentado la capacidad política de la iniciativa y la posibilidad de que sea aprobada. Mientras tanto las petroleras esperan una propuesta. “Las empresas extranjeras solo van a venir si hay algo atractivo y la decisión depende del Gobierno de México”, apunta Shields.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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