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Una turbulencia afecta a las monedas del mundo emergente

En Latinoamérica, Brasil, Venezuela y Argentina lideran las devaluaciones, pero el resto también sufre por la expectativa de cambios monetarios en EE UU

Alejandro Rebossio

Las expectativas de que se acabe el tiempo del dinero barato en el mundo y la desaceleración del crecimiento de las economías emergentes están llevando a que buena parte de las monedas de estos países en desarrollo, incluidos los latinoamericanos, sufran devaluaciones en los últimos tres meses. Si bien este jueves, las monedas de Latinoamérica recuperaban algo de su valor, los días anteriores marcaron niveles tan bajos que en el caso de Brasil se comparaban con los del real en la crisis mundial de 2008.

El real es la segunda moneda latinoamericana que más ha perdido valor en lo que va de 2013, después del bolívar de Venezuela. Si bien este jueves, el dólar retrocedía a 2,43 reales, desde enero ha subido el 18,9%. En dos años se ha apreciado un 43% frente a la moneda brasileña, o lo que es lo mismo que decir que ésta se ha devaluado un 30%. “La economía de Brasil tiene malas perspectivas de crecimiento”, observa Miguel Boggiano, analista de la inversora Carta Financiera y profesor de la Universidad de San Andrés (Argentina). “Pero, ¿qué viene primero? ¿Las malas expectativas de crecimiento y luego la fuga de dólares o al revés? Estoy muy tentado a pensar que el escape de dólares termina impactando en las perspectivas de crecimiento y no al revés”, opina Boggiano.

Casi todas las monedas y bolsas latinoamericanas están sufriendo en los últimos meses por las señales que ha dado la Reserva Federal de EE UU (Fed, banco central) de que a finales de año comenzará a retirar los estímulos monetarios, la política llamada de flexibilización cuantitativa, ante las señales de recuperación de la economía norteamericana. Incluso podría subir en algún momento el tipo de interés de EE UU, con lo que se acabaría el tiempo del dólar barato. Ante estas perspectivas, ha comenzado a subir el rendimiento del bono del Tesoro de EE UU a diez años de 1,4% a 2,8% en los últimos 12 meses. Y cuando la superpotencia ofrece mejores rentas, los capitales especulativas vuelven a ella y dejan los mercados emergentes, por los que apostaron en los últimos años. Es así que en Asia y América Latina se deprecian monedas, bonos y acciones y aumenta la presión sobre los bancos centrales de estas regiones para que eleven los tipos de interés, con lo que se cerraría el ciclo de dinero barato en el mundo.

Al apreciarse el dólar, también se deprecian las materias primas, que cotizan en moneda norteamericana y que además han sido objeto de inversiones especulativas en tiempos de dinero barato y crecimiento acelerado de China. Como las principales exportaciones de los países sudamericanos son las de productos básicos, desde minerales y petróleo hasta alimentos, una caída de sus precios afectaría las economías. En Brasil, por ejemplo, un índice de precios de sus materias primas ha bajado el 5,2% en un año. En Perú, uno de los países latinoamericanos que más ha crecido en los últimos diez años, el presidente Ollanta Humala ha reconocido esta semana que la “crisis” internacional ha llegado a su economía.

A los factores internacionales se añaden en Brasil otros de carácter interno, como la lenta expansión de la economía desde 2012 o las protestas sociales de este año. La devaluación del real ha despertado temores a que se acelere una inflación que alcanza el 6,1%. Algunos de sus socios de Mercosur también están sufriendo su desaceleración respecto de los años de alto crecimiento (2003-2008 y 2010-2011) y están depreciando sus monedas. Son los casos de Argentina, donde el dólar se ha apreciado frente al peso el 14,3% en 2013, y Uruguay, con un 16,1%. También han perdido valor el guaraní paraguayo y el bolívar venezolano, donde el Gobierno de Nicolás Maduro anunció en febrero pasado una devaluación del 30% que aceleró la inflación hasta el 42,6% actual.

En Argentina, al igual que en Venezuela, rigen límites estrictos para la compra de divisas, por lo que se han desarrollado mercados ilegales. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha dicho una y otra vez que no devaluaría, pero en los últimos 12 meses el dólar se ha apreciado frente al peso el 30%, con lo que por primera vez en años ha superado al ritmo de inflación (23%). El Gobierno argentino busca así evitar una pérdida de competitividad del peso frente al real y también intenta acortar distancias con la cotización de su moneda en el mercado marginal, donde el dólar cuesta un 61% más caro que en el legal, según opina Boggiano. Sucede que el Ejecutivo ha tomado conciencia de que el mercado paralelo, aunque pequeño, impacta en forma negativa en algunos sectores de la economía, como el inmobiliario, que se maneja en dólares, o el agrícola, que ante las restricciones oficiales a la importación contrabandea insumos y los paga en divisas a la cotización marginal, según Boggiano. Mientras tanto, en Venezuela el dólar cotiza 300% más caro en el mercado marginal que en el oficial.

El dólar se ha apreciado en lo que va de 2013 un 7,8% frente al sol peruano, el 6,7% ante el peso chileno y el 9% ante el colombiano. Son monedas de tres economías dependientes de la exportación de materias primas. En cambio, el dólar se ha fortalecido solo el 2,1% frente al peso de México, cuyas ventas externas están dominadas por las manufacturas que van a EE UU.

Pero no solo América Latina sufre. En India, otra de las economías emergentes más desaceleradas junto con Brasil, la rupia se ha devaluado este año el 19% y esta semana ha marcado mínimos históricos. También la moneda turca está por los suelos. La rupia de Indonesia está en el menor nivel en cuatro años y le siguen la estela el baht tailandés y el ringgit malasio. Todos están afectados por la expectativa de cambio de política monetaria de EE UU y su eventual impacto negativo en el crecimiento de las economías emergentes.

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