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'IN MEMORIAM'

Juan Manuel de Mingo, abogado que creía en lo que defendía

Presidió la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) durante 20 años

Juan Manuel de Mingo.
Juan Manuel de Mingo.J. L. PINO (EFE)

En la madrugada del pasado domingo falleció en Madrid mi amigo Juan Manuel de Mingo Contreras, el abogado, título que no le importó ostentar por doquier en cuantas funciones o cargos desempeñó en su larga vida profesional. Había cumplido el día de su fallecimiento 91 años y ha mantenido una gran lucidez mental hasta sus últimos momentos. Presidió la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) durante 20 años. Antes fue puntal de otros presidentes y gestor en la estructura corporativa del régimen anterior del sector de grandes almacenes, cuya ordenanza laboral elaboró de modo singular. El abogado De Mingo no solo defendió los intereses de sus clientes, fundamentalmente El Corte Inglés, sino que creyó en las ideas que defendía.

No era un “paseante en Cortes” y tampoco pretendía la primacía del interés particular sobre el interés general, ya que su experiencia política le había demostrado hasta la saciedad que ello era imposible. Gozó del respeto de amigos, y me atrevo a decir que de adversarios, en cuantas batallas emprendió; nadie podía poner en duda su capacidad de trabajo, la tenacidad con la que buscaba la victoria y, que sin demérito de la flexibilidad que exige pactar, nunca cedía en cuestiones de principio.

Creyó en la libertad de horarios comerciales y, en los prolegómenos de la CEOE, fue un factor fundamental en el nacimiento de esta. Porque él y la empresa a la que representaba, El Corte Inglés, creyeron desde el principio en la necesidad de que frente a unos sindicatos fuertes debían constituirse de inmediato patronales consistentes, y a ser posible, unidas, y que representaran el interés del empresariado.

Asistió con su consejo a Carlos Ferrer y José María Cuevas y a Max Mazin y a muchos otros, y con ellos ostentó legítimamente el título de fundador de la CEOE; de esta última organización fue vicepresidente y tesorero durante luengos años. Era tradicional en sus asambleas generales el resumen que el abogado De Mingo efectuaba del balance de la entidad y la escueta propuesta de presupuesto para el año, con el consiguiente obligado incremento de cuota. Excuso decir que nadie votó nunca en contra.

La muerte produce un inevitable vacío, la sensación de que nada será igual después y que la orfandad que acarrea es insustituible. En este caso no será así porque quien se ha ido ha dejado tras de sí discípulos de sus maneras y escuela de su modo de obrar. Era un hombre que creía en las instituciones, no aceptaría hoy que la política fraccional las ninguneara.

Juan Manuel de Mingo ha sido siempre un hombre de El Corte Inglés, fiel a esa casa, servidor de su proyecto empresarial a cuya consecución había dedicado los mejores afanes de su vida profesional. Gozó de la confianza de Ramón Areces y de Isidoro Álvarez y estuvo siempre convencido hasta el final de sus días de que el proyecto empresarial al que había servido valía la pena. No fue Juan Manuel abogado de causas perdidas, aunque en su largo historial alguna hubo.

Fabián Márquez Sánchez es presidente de Analistas de Relaciones Industriales, SA.

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