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unión bancaria

El sistema para cerrar bancos reabre la tensión entre la UE y Berlín

La Comisión quiere ser quien tome la decisión final para liquidar entidades en quiebra Alemania cree que la reforma exige cambiar los tratados

Luis Doncel
Luis de Guindos saluda al ministro de Economía de Francia, Pierre Moscovici.
Luis de Guindos saluda al ministro de Economía de Francia, Pierre Moscovici. Yves Logghe (AP)

Cuando hay que tomar una decisión complicada, la responsabilidad siempre recae sobre alguien que debe decir sí o no. La Comisión Europea pretende convertirse en ese último decisor —el organismo que apriete el botón, según repiten los eurofuncionarios— cuando haya que cerrar un banco al borde de la quiebra, un deporte que se practica poco en Europa. Pero la directiva que presentará este miércoles la Comisión puede encontrase con más de un escollo. Bruselas quiere aplicar el método comunitario a la liquidación de bancos, mientras varias capitales prefieren ahondar en la deriva intergubernamental de los últimos capítulos de esta crisis. Además, Alemania ha dejado claro que un mecanismo de resolución única requeriría un cambio de tratados, lo que alargaría el proceso hasta nadie sabe cuándo. Y la crisis exige celeridad.

“Le pido firmemente a la Comisión cautela en su propuesta; y que se atenga de forma muy cuidadosa a los límites del tratado”, aseguró este martes el ministro alemán Wolfgang Schäuble, que hasta ahora ha conseguido retrasar y rebajar la ambición de la unión bancaria a su antojo. Desde el edificio bruselense del Consejo en el que se reunía con sus colegas europeos, el poderoso titular de Finanzas lanzaba así un claro aviso a los ocupantes del edificio de enfrente, la Comisión.

El texto que presentará el comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, pretende convertirse en el próximo paso necesario para resolver de una vez la intoxicación mutua entre bancos y Estados que desde hace ya un lustro contamina la economía europea. Está por ver que eso se consiga si Alemania aplaza una vez más esa medida o acaba rebajando el tono.

El proceso que propone Bruselas es el siguiente. El Banco Central Europeo (BCE) sería el encargado, cuando asuma la tarea de supervisor único, de identificar los bancos con serias dificultades entre los más de 6.000 de la zona euro. El Consejo de Resolución Única —órgano de nueva creación que contaría con miembros del BCE, la Comisión y de las autoridades nacionales afectadas— se ocuparía de la fontanería, de cómo se interviene y liquida la entidad financiera en cuestión. Pero el remate final llegaría del Ejecutivo comunitario. Fuentes de la Comisión argumentan que no tienen especial interés en hacerse con estos nuevos poderes, pero que por razones legales ha de ser alguna institución europea la responsable; y que son ellos, por distintas razones, los que mejor pueden hacerlo.

Para inyectar el capital que necesite la entidad en apuros estará el Fondo Único de Resolución Bancaria, que se dotará con las contribuciones de los propios bancos, juntando en un solo saco el dinero de los fondos nacionales.

Bruselas pretende limitar al máximo la necesidad de inyectar dinero público. Pero llegado este caso, Barnier plantea una salvaguarda en un intento de limar susceptibilidades de los Estados Miembros. “He estado muy atento a la soberanía presupuestaria. El Consejo de Resolución no podrá en ningún caso implicar las finanzas públicas de un Estado miembro sin su acuerdo”, asegura el comisario.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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