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“Despido procedente” para el jefe de Catalunya Banc por mala gestión

El FROB echó a Adolf Todó sin la indemnización ni las cuantiosas pensiones. Recurrirá al juez su contrato, que habría costado 20 millones a la entidad

Íñigo de Barrón
Fuente: Memorias de la entidad y elaboración propia.
Fuente: Memorias de la entidad y elaboración propia.EL PAÍS

La irritación social contra los banqueros no está para medias tintas y el Gobierno ha decidido cortar por lo sano. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), dueño del 100% de Catalunya Banc, ha prescindido del que fuera su primer ejecutivo, Adolf Todó, mediante “despido procedente”, el primer caso en la banca española. El mismo tratamiento aplicó a Jaume Masana, director general, que ahora trabaja para La Caixa. Tras la marcha de Todó, el FROB ha colocado a Carlos Pla al frente de la entidad, y ha ordenado un estudio “forensic”: un análisis de las cuentas en su máxima profundidad. El FROB dice que es “rutinario”.

En el caso de Todó y Masana el Gobierno argumentó errores en la gestión de la entidad, que cerró 2012 con 11.819 millones de pérdidas. Estos números rojos llegan tras una inyección de dinero público de 12.050 millones, lo que supone la mayor ayuda bancaria en España (superior a la de Bankia) en proporción a su tamaño.

Todó apoyaba la venta del banco y se enfrentó al FROB por impedirla

La medida, aplicada a finales de mayo, ha supuesto que ninguno de los dos ejecutivos cobraran las indemnizaciones estipuladas en sus contratados (entre tres y cinco anualidades en el caso de Todó) ni tampoco las pensiones acordadas, tanto en Catalunya Banc como en Caixa Manresa, entidad de la que ambos procedían.

La medida le supone una enorme pérdida para el ex primer ejecutivo de la entidad nacionalizada. Todó reclamaba tres anualidades (300.000 euros por ejercicio después de la nacionalización frente a los 825.000 que tenía hasta ese momento) y el fondo de pensiones. En total, 4,5 millones.

Pero el contrato del jefe de Catalunya Banc no acababa ahí: tenía una pensión de “prestación definida” (el mejor contrato porque estipula que cobrará el 80% de su último sueldo fijo) lo que obligó a la entidad a contratar un seguro de unos 13,7 millones (según cálculos actuariales), más caro porque su esposa, de 39 años, tenía derecho al 50% de la pensión.

Es el primer caso de un despido de este nivel en la banca española

Si nada hubiera pasado, es decir, si la entidad no hubiera quebrado, Todó tenía un contrato que le hubiera permitido trabajar de los 53 a los 60 años y, tras recibir una generosa remuneración, se hubiera jubilado con una pensión dorada. La peor parte se la llevaba Catalunya Caixa, que hubiera gastado unos 20 millones por esos siete años de trabajo.

¿Cómo es posible un contratado de este calibre? Porque Todó lo negoció y firmó con el ex presidente de Catalunya Caixa, Narcís Serra. Fue aprobado por el consejo de administración el 26 de marzo de 2008 en el que figuran representantes de la Diputación de Barcelona y los partidos políticos PSC, CIU y ICV, ayuntamientos, y representantes de sindicatos. Incluso se indemnizó a Todó “por las pérdidas provocadas por no continuar su actividad anterior”, que era Caixa Manresa. Es difícil pensar que cobrara más en esa pequeña caja.

Un mes antes, el 19 de febrero de 2008, este mismo consejo cerró la relación laboral del anterior director general, Josep María Loza, tras aprobar unas pensiones e indemnización de 10,7 millones. Loza fue el principal causante de que la quiebra de esta entidad por llenarla de créditos a promotores e hipotecas basura.

Fuentes del FROB y Todó declinaron realizar comentarios sobre el despido. Sin embargo, en medios jurídicos se da por hecho que Todó recurrirá la medida ante los tribunales. Estas fuentes apuntan que no lo tendrá fácil por la situación financiera de la entidad. Además, su contrato se lo está investigando la Fiscalía de Barcelona para “aclarar las presuntas irregularidades a la hora de fijar un régimen de retribuciones elevadas para altos cargos”. Sin embargo, lo cierto es que Todó fue ascendido por el FROB de director general a presidente ejecutivo en octubre de 2011. A partir de ahí, aunque se redujo su sueldo a menos de la mitad, se respetó su blindaje y su contrato de pensiones, que según la memoria de 2012 “ascendían a 3,55 millones”.

El detonante para el despido fue la venta frustrada del banco. Todó hizo constar en el consejo su oposición radical a la decisión del FROB, que no aceptó las ofertas y ahora ve cómo la entidad se deprecia mes a mes, como apunta el informe de McKinsey. Pero antes ya hubo desencuentros, entre los que destaca la formulación de las cuentas y que Todó y Masana no quisieran hacer un ERE para adelgazar la plantilla y facilitar la venta del banco, como pedía el FROB. Lo peor es que tras tanto despropósito, la entidad sigue sin futuro y con grandes posibilidades de que cueste una fortuna a los ciudadanos.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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