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TIM KEHOE / Profesor de la Universidad de Minnesota

“España puede perder toda una generación”

El también consultor de la Reserva Federal cree que la primera reforma que debe emprender nuestro país es la laboral

Lluís Pellicer
Tim Kehoe, consultor de la Reserva Federal.
Tim Kehoe, consultor de la Reserva Federal. Massimiliano Minocri

No trae ni buenas noticias ni soluciones fáciles. Tim Kehoe (Alburquerque, 1953), profesor de la Universidad de Minnesota y asesor de la Reserva Federal de Mineápolis, es especialista en reformas en países en recesión. Y, dice, España debe afrontar reformas urgentes para no perder cinco años más. A pesar de que es tajante en el diagnóstico y la receta, es muy cauto al comunicárselo al paciente. “Sé que es muy delicado”, dice reiteradamente el economista. No en vano, Kehoe se conoce España al dedillo y, de hecho, durante la entrevista alterna un castellano y un catalán que domina a la perfección.

Pregunta. ¿Cuál es la reforma más urgente?

Respuesta. El gran problema en España y el resto de los países de la periferia del euro es cuánto más va a durar la crisis. Ya han pasado cinco años y el paro ha llegado a niveles terribles, en particular entre los jóvenes. Una crisis es una oportunidad de hacer limpieza en casa. Ya antes de la crisis entendíamos que el mercado laboral en este país no funciona. Con las reformas de los años noventa y los contratos temporales, el empleo aumentó a costa de un sistema dual, con gente mayor con contratos indefinidos y jóvenes temporales.

“Propongo reducir el tipo de las cotizaciones sociales del 40% al 10% en España. Eso supone una devaluación de un 20%”

P. ¿Propone una nueva reforma laboral?

R. Sí. He estudiado crisis de otros países, y constato que en otros sitios se han hecho reformas muy serias rápidamente. Por ejemplo, Chile en los años ochenta y en Finlandia en los noventa. La crisis es horrible, pero puede servir para convencer a la gente de la necesidad de hacer reformas. Es deprimente que no haya un consenso en este país sobre la reforma. Si pasamos cinco años más de crisis, es posible que perdamos toda una generación de jóvenes. Hay que hacer algo, y si eso supone que las condiciones de trabajo de algunos sufren un poco para el bienestar del país y de los jóvenes, hay que hacerlo.

P. Ya ha habido dos reformas laborales durante la crisis y el paro sigue subiendo. ¿Seguro que el problema es la regulación?

“Sin ajustes y reformas en varios aspectos, la crisis podría durar 20 años”

R. Entiendo que es delicado. El Gobierno de Rajoy ha elaborado una reforma, pero está muy lejos de la adecuada. Al menos es necesario que haya ese debate, pero parece que hablar de reformas serias en el mercado laboral sea un tabú para los políticos.

P. La reforma que está ahora encima de la mesa es la de las pensiones. ¿Qué opina?

R. La sociedad ha adquirido un compromiso con gente de mi edad, que ha hecho planes pensando en la jubilación. Se puede abordar una reforma de las pensiones, pero con mucho cuidado, protegiendo los derechos de los mayores. Una reforma a fondo del sistema dura años, y si se hace de golpe puede tener un impacto muy negativo sobre algunos mayores. Estoy de acuerdo en hacer reformas, pero en este caso el efecto no será inmediato.

P. ¿Quiere decir que esa reforma no es urgente?

R. La urgente es la del mercado de trabajo. Y lograr el efecto de una devaluación. En Chile, Finlandia o México el ajuste fue rápido por la depreciación de la moneda. España está en la zona euro. Yo soy partidario de tener el debate sobre el euro, pero creo que al final de ese debate lo mejor es mantenernos dentro. En el caso de Grecia no estoy seguro. Hay que hacer algo radical allí. En España, entre 2000 y 2007, el coste de la mano de obra subió mucho en comparación con Alemania. Eso puede resolverse con una devaluación. ¿Cómo? Una bajada salarial no es ni factible ni deseable. Pero los empresarios pagan cerca de un 40% en cotizaciones sociales. Si la sociedad española decide que quiere mantener los beneficios del sistema, no hay problema, pero debe buscar otras formas de financiarlo. Ahora de lo que se trata es de poner a la gente a trabajar. Yo propongo reducir el tipo de las cotizaciones sociales del 40% al 10%. Si tenemos en cuenta que el 70% de los costes son laborales, eso supone una devaluación de un 20%.

P. ¿Y cómo se compensan esos ingresos?

R. Subiendo impuestos. En los años ochenta ya propusimos en un trabajo bajar los costes de la mano de obra y compensarlo con una subida del IVA.

P. En esta crisis, el IVA ha subido dos veces, hasta el 21%.

R. Sí, pero habría gente que encontraría trabajo.

P. ¿Se ha hecho demasiado énfasis en el ajuste fiscal y poco en las reformas?

Fin de curso en Barcelona

La Barcelona Graduate School of Economics (BGSE) reúne entre el 10 y el 28 de junio a más de 200 investigadores económicos de más de 100 instituciones mundiales en lo que quiere transformarse en el foro de debate de referencia de verano. Se trata del Barcelona GSE Summer Forum, que aborda asuntos que van desde la crisis actual, las políticas de innovación, el comercio internacional o la pobreza y la desigualdad. "Celebramos 15 sesiones de trabajo de varias materias. El objetivo es que Barcelona se convierta en el lugar de referencia y de asistencia obligada al final de cada curso académico en Europa donde se pueda discutir sobre economía", explica la directora de la institución, Teresa García-Milà.

El evento, explica García-Milà, revierte y tiene que ver con cada una de las unidades sobre las que se cimenta la BGSE, en la que cada año se gradúan unos 245 estudiantes de 60 nacionalidades. Esas unidades son el Departamento de Economía de la Universidad Pompeu Fabra; el de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Barcelona; el Centro de Investigación en Economía Internacional, y el Instituto de Análisis Económico (IAE) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Según la publicación Research Papers in Economics, la BGSE, fundada por el actual consejero de la Generalitat Andreu Mas-Colell en 2006, es el tercer centro de investigación económica de Europa, por detrás de la London School of Economics y Oxford, y por delante de las escuelas de Toulouse y París.

R. Los recortes no son buenos ni son la solución, pero pueden ser necesarios. Si los extranjeros no quieren prestar, habrá que hacer algo. La respuesta de algunos partidos es no a los recortes, cuando el debate debería centrarse en cuáles son menos dolorosos. Por ejemplo, se está recortando el sueldo de los profesores, pero se abre una línea de AVE entre Madrid y Alicante.

P. ¿El Gobierno no está recortando bien?

R. ¡No! Pero no se puede decir no a todos los recortes. Si no tenemos dinero para pagar, tendremos que realizar algunos.

P. La Comisión Europea ha relajado el calendario para reducir el déficit. ¿Eso dará aire a la economía?

R. Ese debate se produce con frecuencia y no me gusta nada. Si cambiamos el objetivo debe ser nuestra decisión y por nuestro bienestar. Y si no podemos vender los bonos porque los inversores no confían en nosotros, hay que hacer recortes para ganar la confianza del mercado.

P. ¿Cómo ve la reforma del sistema financiero español?

R. No ha habido una limpieza seria de los activos de la banca. En Finlandia se hizo en un año y medio. Japón colapsó en 1991 y nunca llegó a sanearlos, y el efecto de esa crisis aún dura. Esas entidades se conocen como zombies banks. Ese problema existe en España. Y no voy a hablar de la relación fea que hay entre políticos y bancos. Así que, ¿hasta cuándo puede durar la crisis? Si no se hacen ajustes y reformas, en algunos aspectos hasta 20 años.

P. ¿Se deberían haber liquidado bancos?

R. No lo sé, no tenemos información completa. Sospecho que sí. Y cuanto antes, mejor, para poner los fondos a trabajar no con zombies, sino con instituciones que funcionen bien.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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