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“La educación financiera debe estar en el currículo escolar”

Pablo Gasós, en la sede de la CNMV en Madrid
Pablo Gasós, en la sede de la CNMV en MadridSAMUEL SÁNCHEZ

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España (BE) han puesto en marcha la segunda fase del plan de educación financiera que estará vigente hasta 2017. Pablo Gasós y Casao (Zaragoza, 1961), director del departamento de Estudios y Estadísticas del supervisor bursátil, es el hombre fuerte de esta institución en el desarrollo de una iniciativa cuyo objetivo es mejorar los conocimientos financieros básicos de la población española.

Pregunta. ¿Qué novedades tiene este plan en relación con el que estuvo vigente en el periodo 2008-2012?

Respuesta. Cuando se planteó el plan en 2008 éramos conscientes de que sus objetivos eran a largo plazo. En realidad, el nuevo plan es una continuidad del anterior. Se han establecido diferentes etapas a efectos operativos y de planificación económica ya que tanto la CNMV como el BE han renovado su compromiso de destinar recursos para cubrir las necesidades que exigen las acciones a realizar.

P. ¿Qué dotación presupuestaria tiene el plan?

“La integración en el sistema educativo exige un amplio consenso”

R. Tiene la misma cuantía que en la primera fase. Entre los dos organismos comprometen dos millones de euros.

P. ¿Se puede afirmar que la educación financiera ha mejorado en los cuatro años de la primera fase del plan?

R. Una valoración del plan como la que me pregunta es muy difícil de hacer. Lo que sí le puedo decir es que tras la evaluación de programas concretos del plan, como los proyectos piloto en colegios o la formación de profesionales del Instituto Nacional de Consumo, los resultados son muy positivos. Por eso el nuevo plan es continuista con el anterior. Si no hubiese funcionado bien habríamos planteado cambios, pero no ha sido así.

P. ¿A qué se debe el déficit de conocimientos financieros de los españoles?

“La implantación del asesoramiento financiero es una cuestión de tiempo”

R. En los últimos cuarenta años el mundo ha cambiado. En este periodo se han producido dos cambios estructurales que han elevado las necesidades de formación financiera de los ciudadanos. Por un lado, ha habido un crecimiento de la riqueza en España. Eso significa que capas mucho más amplias de la población tienen capacidad de generar ahorro financiero y se encuentran ante la necesidad de gestionar esos excedentes económicos de la forma más eficiente posible. De forma paralela, hemos asistido a una complejidad creciente de los mercados y de los productos financieros, lo que también exige más conocimientos.

P. La piedra angular del plan es que la educación financiera se incluya en el expediente académico de los alumnos. ¿Están más cerca de lograr ese objetivo? ¿Qué trabas se encuentran?

R. El plan tiene dos grandes líneas de actuación. Por una parte están aquellas iniciativas dirigidas a las personas que ya han cumplido su ciclo formativo, pero que en su vida cotidiana se deben enfrentar a decisiones que afectan a su patrimonio. En este campo trabajamos en la mejora de la información disponible a través de una web, fichas y acuerdos con diferentes organizaciones para llegar a los espectros más amplios posibles de la población. La segunda línea, la de los niños en edad escolar, es la más importante con una perspectiva del largo plazo, ya que puede producir un cambio sustancial en la forma en que la sociedad española se relaciona con el entorno financiero.

P. Insisto: ¿cree que la educación financiera debe ser una asignatura obligatoria?

R. La CNMV y el BE están de acuerdo en que para elevar de forma sustancial la educación financiera de la sociedad española es necesario incluir de alguna forma este tipo de conocimientos en el currículo escolar.

P. ¿Y qué impide que eso sea una realidad?

R. En principio, nada lo impide. Nosotros hemos avanzado con este objetivo con programas piloto, evaluando las necesidades de profesores y alumnos, encargando materiales docentes que no son fáciles de improvisar... Nuestra impresión es que estamos ya en condiciones de dar el paso e incluir la formación financiera en la escuela. Los niños españoles del futuro se beneficiarán de una forma notable si se introducen estas nociones financieras en sus horas lectivas. Dicho esto, hay que matizar que el currículo escolar no es fácil de modificar y que el sistema educativo engloba a muchos colectivos y presenta una organización política y administrativa compleja. Somos conscientes de que esta medida exige el mayor consenso posible para que se plasme en una realidad.

P. ¿No cree que los principales interesados en que la cultura financiera no haya mejorado han sido los bancos? ¿Cómo de colaborativas han encontrado a la industria con el plan?

R. Hemos firmado convenios con las diferentes asociaciones financieras y, por tanto, no tengo la percepción de que exista ninguna acción deliberada de este colectivo para obstaculizar la educación financiera. Dicho esto, y aunque nuestras capacidades y medios son limitados y debemos buscar la colaboración de otros estamentos y colectivos, creo que la responsabilidad de mejorar los conocimientos financieros corresponde a los organismos públicos.

P. ¿Cree que el hecho de que en España la distribución de productos financieros esté dominada por las redes bancarias es un problema añadido a la baja cultura financiera de los clientes?

R. Aquí diferenciaría dos partes. Por un lado, el papel del asesoramiento financiero y de la formación, y por otro, la estructura de distribución de los productos. Es España existe la figura del asesor financiero independiente y creo que estos profesionales pueden tener un papel importante en la mejora de la calidad de la gestión de los patrimonios. Su implantación es una cuestión de tiempo que exige un cambio cultural ya que no hay una tradición de pagar por los servicios financieros. Cuando un servicio genera valor, y creo que este es el caso del asesoramiento financiero, la sociedad reacciona y acaba generando demanda. El asesoramiento es un aspecto complementario a la formación financiera.

P. ¿Se habrían vendido miles de millones en preferentes si los conocimientos de los ahorradores hubieran sido mayores?

R. Con un nivel de educación financiara más elevado algunas de las incidencias extremas que hemos conocido habrían tenido una incidencia menor. Precisamente ese es el objetivo del plan: que la incidencia de posibles problemas de inadecuación en las estructuras de las carteras de los inversores en relación con sus objetivos sean las menores posibles. Un principio básico en la inversión es la diversificación y con las preferentes hemos visto cómo había gente que había puesto todo su dinero en este producto.

P. Ya sabemos que el nivel de formación financiera de los clientes es bajo, ¿pero cómo ve los conocimientos de aquellos que venden los productos?

R. En la medida que la formación de los profesionales de los bancos sea mejor, el sistema funcionará de una forma más eficiente, pero a mí me tranquiliza más que los ahorradores tengan condimentos básicos del funcionamiento de los mercados.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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