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VIETNAM GUERRA

Un guía turístico vietnamita en la guarida de sus antiguos enemigos

Algunas bombas de la guerra de Vietnam recuperadas en los alrededores del complejo de túneles de Cu Chi, a 25 kilómetros de HoChi Minh (antigua Saigón). Jackie, un guía vietnamita que luchó junto a Estados Unidos en la guerra de Vietnam, guía a miles de turistas por los legendarios túneles de Cu Chi, hoy convertidos en atracción turística.
Algunas bombas de la guerra de Vietnam recuperadas en los alrededores del complejo de túneles de Cu Chi, a 25 kilómetros de HoChi Minh (antigua Saigón). Jackie, un guía vietnamita que luchó junto a Estados Unidos en la guerra de Vietnam, guía a miles de turistas por los legendarios túneles de Cu Chi, hoy convertidos en atracción turística.EFE

Cuatro décadas después de combatir junto a los marines norteamericanos en la guerra de Vietnam, Jackie, un vietnamita de 62 años, guía a miles de turistas por los legendarios túneles de Cu Chi, diseñados por sus antiguos enemigos.

Con una cuidada melena negra, los pantalones abrochados a la altura del ombligo y un pañuelo verde atado al cuello, Jackie, que prefiere no revelar su verdadero nombre, es una figura inconfundible en el antiguo entramado de túneles construido por el Viet Cong a 25 kilómetros de Ho Chi Minh (antigua Saigón), hoy convertido en atracción turística.

En la época en que los casi 200 kilómetros de galerías subterráneas llegaron a albergar a cerca de 15.000 guerrilleros comunistas, Jackie trabajaba con la Marina de Estados Unidos como soldado del Ejército de Vietnam del Sur.

Antes de combatir como segundo teniente en la ciudad costera de Cam Ranh y en el delta del río Mekong, en 1969 fue enviado con sólo 18 años a Chicago durante doce meses para aprender inglés.

En el mismo complejo de galerías subterráneas sobre el que hoy se mueve como pez en el agua murieron y resultaron heridos algunos amigos suyos, pero él no parece guardar rencores mientras muestra entre bromas las ingeniosas trampas empleadas por los guerrilleros.

"A veces oigo que en Europa todavía hay rencillas por la Segunda Guerra Mundial. No lo entiendo. Fue hace mucho tiempo, igual que esta guerra. Hay que mirar adelante. Yo luché junto a los americanos, pero no hay nada malo en que venga aquí a contar cómo luchaba el otro bando. Es mi trabajo y además también soy amigo de algunos de los antiguos Viet Cong", afirma el guía.

Cuando pasa cerca del campo de tiro en el que los turistas pueden desfogarse disparando rifles AK-47 y M16, sonríe al sentir el estruendo de las balas.

"¿Escucháis ese ruido? Ahora es un sonido que me alegra porque ya no significa lo mismo que en la época de la guerra. Ahora es sólo para diversión de los turistas, nadie muere por esos disparos", comenta con un agudo sentido dramático al grupo de veinte extranjeros al que acompaña.

Tras la caída de Saigón en 1975 y la victoria del Ejército de Vietnam del Norte, Jackie corrió la misma suerte que cientos de miles de combatientes del sur: fue enviado a un "campo de reeducación", como eran llamadas los centros de detención en la selva.

"Me detuvieron y me preguntaron si había trabajado para los americanos. Les respondí que no importaba lo que contestase porque ya estaba decidido que me condenarían", explica.

De carácter jovial, dispuesto a gastar bromas y ávido de compartir experiencias con los turistas foráneos, Jackie elude, en cambio, dar detalles sobre su vida como preso.

"Tuve suerte de estar sólo tres años, algunos oficiales de alto rango sufrieron 14 años de encierro, hasta que en 1990 el Gobierno pasó página definitivamente y el país se abrió", afirma.

Fue entonces, con la llegada de los primeros turistas a Ho Chi Minh cuando Jackie aprovechó su dominio del inglés para convertirse en guía.

"Durante los años 80 apenas podía trabajar, fueron años duros. Intenté ser profesor de inglés pero no me dejaron. Años después me pidieron que enseñara a algunos dirigentes políticos, pero fui yo quien se negó", rememora con un destello de orgullo.

Para Jackie, la apertura del país en los años 90 y la llegada de de inversores internacionales y millones de turistas fue la verdadera victoria para todos los vietnamitas.

"Unos ganaron la guerra, otros la perdimos, pero no importaba. De qué les servía haber ganado si éramos todos igual de pobres. Lo importante es que podamos todos vivir bien. El turismo ha salvado a mi país", afirma.

Eric San Juan

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