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HENRI DE CASTRIES / Presidente y consejero delegado de AXA

“¿Quiere una pensión decente? Ahorre. El Estado no se la dará”

Cristina Delgado
Henri de Castries, presidente y consejero delegado de AXA
Henri de Castries, presidente y consejero delegado de AXA

Henri de Castries (Bayona, 1954) habla sin rodeos. El presidente y consejero delegado del grupo asegurador AXA no se corta a la hora de criticar el actual Estado de bienestar. Este ejecutivo de sangre azul (es el conde de Castries) y al que la prensa francesa ha colocado varias veces cerca de una cartera ministerial, cree que los actuales sistemas públicos de pensiones, sanidad o educación son insostenibles. “El Estado debe ser capaz de desregular, delegar y dejar de intervenir. Porque muchas veces, es como un oso en una tienda de porcelana”, opina. De Castries, que preside el elitista y opaco club Bilderberg para España, sin embargo, solo tiene mensajes de esperanza. Cree que es de los pocos países donde el Gobierno ha hecho los deberes. Considera que incluso podría ser lícito abrir aquí el debate sobre si ha llegado el momento de replantearse el nivel de austeridad, porque parece que lo peor ya ha pasado. “España volverá”, dice.

Pregunta. Eric Cheney, responsable del servicio de estudios de AXA, considera que España “ha dado grandes pasos hacia el equilibrio”. ¿Está de acuerdo?

Respuesta. Sin duda. España es uno de los países, de entre las grandes economías, que más esfuerzos ha hecho. Portugal también ha avanzado. Pero España es uno de los lugares donde las reformas se han hecho de verdad. Con dolor, pero se ha flexibilizado el sistema, y veremos los beneficios muy pronto. Las exportaciones ya han comenzado a aumentar. El desempleo continúa siendo excesivamente elevado, sobre todo entre los jóvenes. Pero empieza a estabilizarse.

P. ¿Considera que las reformas del Gobierno son lo bastante profundas? Muchos empresarios españoles consideran que no ha hecho lo suficiente...

R. Las cosas nunca suceden de la noche a la mañana. Hay cosas que necesitan tiempo para ser implementadas. Se ha hecho todo lo necesario en el sistema bancario, que era uno de los grandes elementos de la crisis. Es cierto que el sector público todavía precisa ajustes, pero se ha hecho más que en muchos países europeos.

P. Europa está dividida entre los que defienden más austeridad y los que piden apostar por los estímulos. ¿Qué opina usted?

R. Que depende del lugar. En España o Portugal, creo que el debate es legítimo y se puede abrir. Puede ser peligroso, con todo lo que ya se ha hecho, seguir recortando y hacerlo demasiado deprisa, porque España está en una situación en la que hay que dar algo de oxígeno. En lugares como Italia no está tan claro. Necesitan todavía hacer más en materia de reformas. Y en el caso de Francia, es absolutamente falso. En Francia no se trata de debatir entre austeridad o estímulos. Allí se trata de decirles “déjense de sandeces y hagan reformas”.

P. AXA ha invertido 10 millones en la Sareb, el banco malo español. ¿Por qué?

R. Es algo simbólico. Lo hacemos porque creemos en el futuro del país. Queremos demostrar que confiamos en España. Queremos enseñar a los inversores internacionales que valoramos los esfuerzos que se han hecho. Lo que España ha conseguido en 40 años es increíble. Estamos convencidos de que España emergerá de nuevo. España volverá.

P. Ahora está sobre la mesa la reforma de las pensiones. El Gobierno considera que el sistema actual no es sostenible. ¿Qué opina?

El sistema público sanitario debe servir para emergencias, no ofrecer confort”

R. Es cierto. No es sostenible. ¡Nada sostenible! ¡La gente vive más de ochenta años! Cuando los sistemas de pensiones fueron introducidos por Bismarck allá en el siglo XIX, la esperanza de vida de los obreros era de 40 años y su edad de jubilación de 65 años. Así que la mayoría de la gente se moría antes de jubilarse. ¿Piensa alguien que esos mismos principios pueden aplicarse hoy día? Tenemos a gente que se jubila a los 60 y que vive hasta los 95 años. Yo no creo que sea viable. Hay una solución muy simple.

P. ¿Qué propone?

R. Tienes tres variables con las que jugar. La primera es con cuánto de tu salario anterior quieres contar después. Un modo para solucionar el problema es reducir esa cantidad, pero no creo que la gente quiera eso. Si la gente quiere tener una cantidad que crean justa para vivir, entonces hay otra posibilidad: darles más flexibilidad y permitirles jubilarse más tarde. Sin embargo, hay incluso una tercera solución, que es la que yo considero la más acertada: que no haya edad de jubilación. Si alguien decide jubilarse a los 28, no habrá pensión. Si se jubila a los 40 años, tendrá una pensión muy reducida. A los 65 puede tener ya una pensión decente. Y a los 70 será mejor. Y así, progresivamente. Que decidan ellos cuándo quieren parar.

P. Pero si la gente no se jubila, ¿no habrá más paro?

R. No. En contra de lo que muchos políticos cortos de vista defienden, que la gente se pueda retirar cuando quiera no hará que otros se queden fuera del mercado de trabajo. Porque si los jubilados tienen más dinero, tendrán más para gastar. Y si pueden gastar más, habrá más necesidades de producir. Y así es como se crea empleo.

P. Y los mayores con salarios altos, ¿no acabarán teniendo que jubilarse a la fuerza con pensiones bajas si las empresas no pueden permitirse sus sueldos?

R. En eso la respuesta la tiene el sistema japonés: la gente debe aceptar más flexibilidad en sus salarios. ¿Dónde está escrito que los salarios solo pueden subir? Los salarios en Japón comienzan abajo. Hay un punto central de la carrera donde tocan su máximo. Para muchos, después la curva vuelve a reducirse. Porque son menos productivos. Los salarios deberían poder descender.

P. En todo ese sistema, ¿qué papel cree que deben jugar las aseguradoras como AXA?

R. Deberían ser parte de la cultura. Si alguien quiere tener una jubilación decente y una pensión decente debe saber que no es el Estado quien se la va a dar. Debe ahorrar. Si empieza cuando sea joven, será más fácil que cuando tenga 60 años.

P. La tasa de paro juvenil en España es de más del 50%. Con ese panorama es difícil convencer a los jóvenes de que empiecen a pensar en su jubilación...

¿Dónde está escrito que los salarios con los años solo pueden subir? Pueden bajar”

R. Tanto las corporaciones como los trabajadores deben tener claro que, si quieren sobrevivir, no tienen que pensar solo en mañana, deben pensar a largo plazo. Lo que hará que la gente invierta en su futuro será cuando vean cómo sus padres están asfixiados por una insuficiente pensión pública y se vean obligados a cuidar de ellos.

P. ¿Qué fiscalidad cree que debería tener la inversión en pensiones?

R. Es sencillo: si tienes ventajas fiscales cuando estás ahorrando en la pensión, cuando recibas el dinero deberás pagar tasas. Si por el contrario lo que ahora ahorras tiene impuestos, no deberá tenerlos el dinero que recibas después.

P. ¿La sanidad pública también es insostenible?

R. Creo que la colaboración público-privada es un sistema adecuado, porque el Estado no puede proveer a todos de sanidad. Puede proveer en aquellos casos en los que la solidaridad es realmente necesaria. Inicialmente los sistemas de salud pública se crearon para atender a aquellos que no tenían otra opción. Progresivamente, esa asistencia se fue ampliando a todos. De la emergencia al confort. Tenemos que devolver el sistema del confort a la emergencia. Los sistemas privados pueden proveer el confort.

P. Pero ese es más o menos el sistema que funciona en EE UU y no parece que sea muy eficiente...

R. Porque allí entran en juego otras cuestiones. El sistema legal que envuelve su sistema sanitario en Estados Unidos es muy elevado. Si quitas ese sistema legal, puede ser eficiente. En sitios como Singapur, funciona.

P. Muchas aseguradoras crearon en España negocios con las cajas de ahorros. Ustedes no.

R. No hicimos tratos porque era mucho dinero el que pedían para el negocio que ofrecían.

R. Ahora que el sistema bancario ha sido reformado, ¿se lo pensarán?

P. Ya veremos si hay oportunidades interesantes.

P. Los escándalos de corrupción se suceden en España. ¿Afecta eso a la imagen del país?

R. Desafortunadamente, no es el único país donde ocurren este tipo de cosas. La corrupción es una mala noticia, por supuesto. Pero la buena noticia es que, si salen a la luz esas cosas, es porque hay más transparencia. Y cuando hay transparencia, la gente empieza a cambiar sus comportamientos, porque saben que todo saldrá a la luz.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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