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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La banca europea sigue encallada

Los activos bancarios, las garantías y los avales al sector rondan todavía el billón de euros

La banca europea está aún lejos de cumplir adecuadamente el papel que se le supone —y es necesario que desempeñe— en la salida de la crisis. Aun cuando la naturaleza, la intensidad y el perfil temporal con el que se ha manifestado la crisis bancaria difieren según países, lo cierto es que ha tenido un carácter generalizado que se aprecia en sus decaídos indicadores de mercado. Si bien se han conseguido sortear episodios, algunos de gravedad extrema, aún se la espera en su esencial función de canalizar hacia la economía real la abundante financiación que los bancos centrales han puesto a su disposición.

El acceso a la liquidez ha dejado de ser el problema que estuvo a punto de estrangular el propio funcionamiento del sector bancario. Tanto más tras la última decisión del BCE recortando los tipos hasta niveles virtualmente cercanos al 0% y anclándolos además a medio plazo al asegurar la provisión ilimitada de liquidez en los próximos trimestres.

Es la última decisión de una senda más agresiva de actuación iniciada por Draghi en septiembre del pasado año que ha permitido evaporar parcialmente el círculo vicioso riesgo soberano-riego bancario que entonces amenazaba los propios fundamentos de la eurozona. Pero dicha senda no goza del beneplácito alemán, sino más bien de una creciente y abierta oposición que en nada contribuye a su potencial eficacia para la generación de estabilidad y confianza. Sin duda esto propicia que el mercado interbancario esté aún lejos de recuperar la normalidad previa a la crisis. También que los mercados de capitales definan todavía diferenciales sobre la deuda de la banca, especialmente sobre la de los países periféricos, que se trasladan y amplifican a las empresas y las familias de dichos países.

Por otra parte, aunque se ha avanzado notablemente en la limpieza de los balances y la recapitalización de las entidades, las extraordinarias cifras de ayudas públicas que soportan los balances y la solvencia del sector tras varios años de crisis son indicativas de no haberse superado la fase de transición. En efecto, las estadísticas recientemente publicadas por Eurostat reflejan que al cierre de 2012 los activos bancarios y las garantías y avales otorgados al sector de los que se han hecho cargo los Gobiernos de la eurozona rondaban todavía nada menos que un billón de euros. Y no contribuyen solo a esta cifra los periféricos: Alemania por sí sola proporciona soporte a sus bancos nacionales por unos 300.000 millones de euros, casi la tercera parte del total. Esto, por supuesto, después de que además se hayan dado de baja casi 150.000 millones de euros que han aflorado como déficit en los diferentes países tras considerarse no recuperables; el grueso, en Alemania, Irlanda y España (en torno a 40.000 millones de euros en cada uno).

Contrastan estas cifras con la mayoritaria devolución que ya se ha producido de las masivas ayudas que asimismo recibieron los bancos estadounidenses, junto con su menor impacto relativo en la factura de los contribuyentes.

Daniel Manzano e Itziar Sola Arriezu son profesores de AFI-Escuela de Finanzas Aplicadas.

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