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Apple usa filiales sin patria fiscal

Un informe del Senado de EE UU acusa a la firma de Tim Cook de eludir el fisco con sus filiales "Apple ha explotado la diferencia entre las normas de residencia tributaria", sostiene el estudio

Los directivos de Apple (Oppenheimer, Cook y Bullock).
Los directivos de Apple (Oppenheimer, Cook y Bullock).c. s. (AFP)

El Santo Grial de la evasión fiscal. Con esta contundencia ha presentado el senador Carl Levin la compleja estructura de filiales que Apple ha ido creando durante décadas fuera de EE UU para esquivar el pago de miles de millones en impuestos. Lo hizo explotando las lagunas de la legislación. Una investigación del Senado estadounidense ha mostrado que entre sus prácticas está la de concentrar los beneficios en algunas filiales que son apátridas fiscales, es decir, que ni tienen sede fiscal ni declaran impuestos en ningún país.

Las prácticas de ingeniería fiscal están muy extendidas entre las grandes multinacionales de EE UU y no son exclusivas de las firmas tecnológicas, pero el Senado ha tomado a Apple como caso de estudio a fondo.

El informe cita que Apple negoció con el Gobierno irlandés una aplicación del impuesto de sociedades que en la práctica ha supuesto una rebaja del 12% a menos del 2%, para así establecer la base de su red de filiales en el extranjero. “Pero no se conformó con eso”, añadió Levin.

El Senado identifica a tres filiales que no pagan al Fisco ni en Irlanda ni en EE UU

En el caso de la firma de Cupertino, la investigación se fija sobre todo en filiales en Cork (Irlanda) cuya residencia fiscal no está en ninguna parte. De acuerdo con la ley estadounidense, no tributan en Estados Unidos porque su sede social está en Irlanda y, de acuerdo con la ley irlandesa, no tributan en Irlanda porque se gestionan y controlan desde Estados Unidos. Apple se cuela por el agujero.

Es el caso de Apple Operations International (AOI), constituida en 1980, y que funciona como holding de la mayoría de las filiales de Apple en el extranjero, de las que recibe dividendos. Pese a estar domiciliada en Cork, no tiene presencia física allí ni en ninguna otra parte ni consta que tenga empleados. Tres empleados de otras sociedades de Apple son sus consejeros. La inmensa mayoría de las reuniones del consejo se celebran en California, donde residen dos de esos tres consejeros. Pese a que logró beneficios de 30.000 millones de dólares en los últimos cuatro años, ni siquiera presentó declaración de impuestos en ninguna parte.

EL PAÍS

Hay otra sociedad clave del grupo en la misma situación. Se trata de Apple Sales International (ASI), que registró beneficios por valor de 74.000 millones de dólares en los últimos cuatro años por los que apenas tributó. En 2011, por ejemplo, por los 22.000 millones de dólares de beneficio pagó 10 millones de dólares, menos del 0,05%. “Aquí la cuestión no es lo que pagan sino lo que no pagan”, insistió Levin. Con sus tácticas, el senador calcula que Apple está esquivando el equivalente a 25 millones diarios en impuestos.

De AOI depende indirectamente la filial que controla las tiendas en España, mientras que ASI factura la mayor parte de las ventas en el mercado español, con lo que el grupo escapa casi por completo de la Hacienda española facturando desde sociedades irlandesas sin residencia fiscal.

Eludir impuestos

Apple usa filiales que no tienen residencia fiscal en ningún país, que son una especie de apátridas fiscales que no están obligadas a presentar declaración de impuestos.

La compañía aprovecha una laguna legal. Tiene filiales en Irlanda gestionadas desde EE UU. No tributan en EE UU por tener su sede social en Irlanda y no tributan en Irlanda por estar controladas desde EE UU

Las dos filiales principales de este tipo son Apple Sales International, desde donde se facturan también las ventas en España, y Apple Operations International, que controla la red de tiendas en varios países, entre ellos España.

La investigación admite que no hay nada ilegal. De hecho, la creatividad fiscal de Apple se ve claramente reflejada en las cuentas que al final de cada ejercicio remite al regulador. Como señaló el profesor Stephen Shay, el sistema actual crea una “incentivo irresistible” para desviar los beneficios.

Tim Cook, el consejero delegado de Apple, insistió en que su firma se encuentra entre las corporaciones que más pagan en impuestos en EE UU. El senador John McCain dice que eso valdrá quizás en términos absolutos, “pero en proporción es también de las que más evita pagar en impuestos”. En este sentido, señaló que una empresa que contribuye tanto al ingenio y a la economía no debería seguir prácticas “que privan al ciudadano de ingresos”.

Para McCain, con su estrategia fiscal Apple consiguió “dividir el mundo en dos: EE UU y el resto”. El objetivo del debate, señaló, es arrojar luz sobre estas tácticas. La Administración de Barack Obama se opone a llegar a un acuerdo temporal para que repatríen la masa de activos que acumulan en el exterior.

La Casa Blanca, como los legisladores en el Congreso, coinciden en que llegó la hora de “modernizar” un sistema fiscal que además no es competitivo para las multinacionales estadounidenses. El impuesto de sociedades es el más alto de la OCDE. Aunque, como reiteró McCain, esto no debe ser una excusa para mirar hacia otro lado frente a estrategias fiscales que cuando menos, dijo, son “cuestionables” e “inaceptables”.

Apple cuenta con más de 100.000 millones de dólares fuera de EE UU. El 61% de sus ventas las registra en el extranjero. Levin remachó el debate insistiendo en que “no hay disculpa alguna” hacia lo que hacen las multinacionales y por eso insiste en que “ninguna debe tener el derecho para decidir qué impuestos va a pagar ni cuantos beneficios va a mantener en paraísos fiscales”. Era su manera de decir que lo que no paga Apple, lo paga el resto.

Lamentablemente, el sistema fiscal no está a la altura de la Era Digital

Cook reiteró que su compañía paga todos los impuestos que le exige la legislación en los países que ofrece productos y servicios. También dejó claro ante los senadores que no oculta su dinero en cuentas bancarias en islas del Caribe, y que sus empleados y empresas son “reales”. En su opinión, el problema es que “el sistema fiscal no está a la altura de la era digital” y por eso defendió una “simplificación drástica”.

“Hemos creído siempre en lo simple, así son nuestros productos”, concluyó, a la vez que sugirió que de aplicarse un impuesto “razonable” al beneficio que se genera fuera, muchas empresas podrían repatriarlo y eso redundaría en beneficio de la economía. La cifra concreta no la dio, pero sí señaló que para las ventas en Estados Unidos debería estar en el 25% y para las ganancias que genera su actividad en el exterior debería ser de “un dígito”.

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