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El G-7 se marca como meta la lucha contra la evasión fiscal

Los países más ricos quieren avanzar en la reforma bancaria

El G-7 está de acuerdo en luchar contra la evasión fiscal mediante una “acción colectiva” y en avanzar hacia la reforma bancaria, según aseguró ayer el ministro británico de Economía, George Osborne, al término de la reunión de dos días que mantuvieron a las afueras de Londres los responsables de Finanzas de las siete mayores economías del mundo.

Es “extremadamente importante” que los países recauden los impuestos que les corresponden “de compañías e individuos”, apuntó Osborne, en una clara alusión a las multinacionales que minimizan el pago de tributos en aquellos países que generan sus beneficios a través de sofisticadas estrategias fiscales.

El otro gran tema de la agenda del G-7 fue la inacabada reforma del sistema financiero en un momento en los planes para crear una unión bancaria en la zona euro parecen haber perdido algo de vigor. “Es de gran importancia finalizar el trabajo que habíamos empezado para asegurarnos que no existen bancos demasiado grandes para dejarlos caer”, advirtió Osborne.

El reciente rescate de urgencia a Chipre ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de revisar con detalle el actual sistema bancario. “Debemos trabajar para fijar unas normas acerca de qué pasa con aquellos bancos que quiebran y proteger a los contribuyentes. Y esto lo debemos de hacer de una manera consistente a nivel global”, añadió el ministro británico.

Otro de los puntos calientes de la reunión fue el efecto que está teniendo en los mercados financieros, principalmente en el de divisas, la masiva inyección de liquidez realizada por el Banco de Japón con el objetivo de estimular la economía nipona. Como consecuencia de esta estrategia, que obliga a los inversores japoneses a comprar deuda pública de otros países si quieren algún tipo de rentabilidad, el yen marcó el viernes su nivel mínimo en cuatro años frente al dólar.

El ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, manifestó al término de la cumbre que ningún miembro del G-7 había criticado la actitud de Tokio. Sin embargo, su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, destapó que durante el encuentro hubo “un intenso debate” sobre la política del Banco de Japón y que la situación, que algunos han bautizado como una guerra de divisas en toda regla, será vigilada de cerca.

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