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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El guisante bajo el colchón

Chipre nos ha mostrado cómo los problemas de los bancos de un país pequeño pueden causar dificultades en toda la zona euro. Chipre se convirtió en el diminuto guisante bajo el colchón europeo y nos mostró la importancia de gestionar adecuadamente todas las crisis. ¿Pueden surgir más guisantes en Europa?

Un caso similar al de Chipre podría ser Malta, país que solo supone el 0,1% del PIB de la zona euro. En primer lugar, porque hay factores que hacen más probable una crisis: su sistema financiero está claramente hipertrofiado (siendo los activos bancarios ocho veces su PIB frente a las siete veces de Chipre) y su morosidad ha aumentado rápidamente hasta superar el 8%. En segundo lugar, Malta se parece a Chipre en que gestionar una crisis sería especialmente complicado. Los residentes fuera de la zona euro suponen el 60% de su activo y el 40% de su pasivo, lo que dificultaría una negociación en la que estuvieran implicados varios Gobiernos. Además, de entre los acreedores del banco, los bonistas solo suponen un 1% de su balance, así que sería difícil que se negociara una solución en la que las pérdidas no alcanzaran a los depositantes antes de una inyección de capital público.

Otro caso potencialmente problemático sería el de Eslovenia, país que solo supone el 0,4% del PIB de la zona euro. También sería aquí posible una crisis bancaria. Si bien el sistema bancario no es especialmente desproporcionado (con activos equivalentes a una vez y media el PIB), la tasa de mora es superior al 13% en general, y al 20% en los bancos públicos (que son muy importantes, pues han concedido el 40% del crédito). De hecho, el recién elegido Gobierno ha prometido un banco malo al que las entidades transfieran sus créditos morosos este año. También es preocupante la liquidez, pues los depósitos cubren una parte limitada del crédito y parece probable que el BCE decida dejar de proporcionar liquidez a los bancos públicos, que tendrían que recurrir a ELA. El factor más importante es que, si se produjera una crisis, su gestión podría complicarse, dado que un tercio de los activos pertenecen a la banca extranjera.

La UE debe aprovechar lo aprendido con Malta y Eslovenia, potencialmente problemáticos

Durante estos años, los gobernantes europeos han tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, pues no teníamos precedentes de crisis similares. Por tanto, debemos aprovechar lo aprendido en Chipre, utilizando planes consensuados y preestablecidos para la gestión de crisis, basados en un modelo de absorción de pérdidas por parte de los acreedores antes de llegar al contribuyente. A estas alturas no podemos evitar que haya guisantes, pero sí mejorar el colchón para que no causen tantas dificultades.

Ana Rubio es economista jefe de sistemas financieros de BBVA Research.

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