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La Comisión Europea ofrece dos años más a París para cumplir su déficit

Bruselas relaja la austeridad a cambio de que París precise mejor sus compromisos Reclama que reforme las pensiones y advierte de que sus previsiones son "optimistas"

El comisario de Asuntos Económicos de la UE, Olli Rehn
El comisario de Asuntos Económicos de la UE, Olli RehnOLIVIER HOSLET (EFE)

Al final Francia tendrá, como España, dos años suplementarios para llevar su déficit público hasta la cifra mágica del 3%. La novedad, anunciada hoy por el comisario de asuntos económicos y monetarios Olli Rehn, y que será confirmada el 29 de mayo, refleja el fracaso de la política europea de austeridad, que sigue sumando recesión a la recesión, y a la vez la desconfianza de Bruselas respecto a las “previsiones demasiado optimistas” aportadas por Francia en su programa de estabilidad. 

A cambio de relajar su férreo marcaje fiscal, la Comisión exige a París que ponga en marcha cuanto antes “sustanciales reformas estructurales”, especialmente las de las pensiones, el mercado laboral y liberalizaciones. Y que detalle “rápidamente” las partidas donde piensa recortar el gasto público. 

Rehn dejó claro que el aplazamiento obedece a que las previsiones francesas son poco realistas. El cumplimiento del 3% de déficit a finales de 2014 requeriría un “esfuerzo demasiado importante” y complicaría las opciones de recuperación de la segunda economía de la zona euro, dijo el comisario. 

Las previsiones de la Comisión estiman que París cerrará 2013 con una ligera recesión del 0,1% y un déficit del 3,9%, mientras Francia había calculado crecer una décima y alcanzar un déficit del 3,7%, para cerrar 2014 con un 2,9%. El informe de la Comisión calcula que, si París no hace más recortes de los anunciados, su déficit llegará hasta el 4,2% del PIB en 2014, con un crecimiento del 1,1% y una deuda del 96,2% (dos puntos más de lo previsto por París). 

En febrero, la Comisión pensaba que Francia cerraría 2013 con un déficit del 3,7%, pero el desvío registrado de tres décimas en las cuentas de 2012 (4,8% frente al 4,5% esperado) ha convencido a Bruselas de que lo mejor era levantar el pie del freno. 

En todo caso, Rehn cree que la responsabilidad de la mala coyuntura francesa obedece a causas internas. Según el comisario, la atonía francesa se explica por la debilidad del consumo, que Bruselas achaca a la reducción de renta de los hogares causada por el paro y las subidas de impuestos, que este año supondrán el 46,3% del PIB frente al 44,9% en 2012. Otros motivos del escaso crecimiento galo son, según Rehn, “la desconfianza de los empresarios y el deterioro persistente de la competitividad para exportar”. 

Pese a la gracia de los dos años, y contra lo anunciado por Hollande, Europa reconoce que el paro no mejorará a finales de año, sino que irá a peor. Las nuevas previsiones de la CE afirman que el desempleo se estabilizará este año en el 10,6% para llegar al 10,9% en 2014.

Las cifras de Bruselas suponen un serio varapalo para el presidente socialista, porque la distancia con Alemania no hace más que aumentar. En 2014, Berlín crecerá el 1,8% (frente al 1,1% de Francia), tendrá déficit cero; la mitad de paro que su socio (un 5,3%) y una deuda del 78,6% del PIB. 

Tirando de la nueva retórica europea, el comisario finlandés Rehn puso el acento en las reformas y menos en los recortes. Pero insistió en la necesidad de imponer a París una condicionalidad clara a cambio de más tiempo. Como anticipó Jean Pisani-Ferry, recién fichado como asesor por el primer ministro, Jean-Marc Aytrault, el programa de estabilidad francés resulta “poco preciso sobre el futuro”.

El miércoles, en su conferencia de prensa con Enrico Letta, el jefe de Gobierno italiano, François Hollande, ya anunció que su Gobierno pactará con los agentes sociales la reforma de las pensiones, “en vista de la herencia recibida”, y mostró su disposición a reducir el gasto de acuerdo con Europa. 

El ministro de Economía, Pierre Moscovici, se felicitó de la decisión de Bruselas y dijo que la crisis toca a todos los países. “Francia no está sola”, declaró el ministro a Le Monde. “Es una medida general. Es la nueva doctrina de la Comisión: ha tomado conciencia de que son más importantes los déficits estructurales que los déficits nominales. Es un debate que mantengo desde hace un año con Rehn. Y demuestra que hace falta reorientar la política europea”.

Según añadió el ministro, “lo que importa es el espíritu de los tratados. Y lo que arbitrará la diferencia entre las previsiones de las Comisiones y las nuestras es el crecimiento en 2013 y 2014. Nosotros hemos lanzado la discusión entre la reducción del déficit, que es necesaria, y el crecimiento, que es indispensable. La Comisión es consciente de eso. Sabe que hace falta a la vez continuar con las reformas y reducir el gasto, que es la línea del presidente de la República, y al mismo tiempo que no podemos exagerar con los ajustes porque eso va en detrimento del crecimiento”. 

Los socialistas europeos aprovecharon para fustigar una vez más las políticas neoliberales europeas, y afirmaron que la decisión de retrasar en dos años los objetivos de déficit de Francia y España es buena pero tardía: “Solo trata los síntomas de la enfermedad, no la causa del problema, que es la falta de crecimiento en Europa”.

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