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HERMINIO BLANCO Candidato de México para dirigir la OMC

“Sin reformas, la OMC va a perder relevancia”

El antiguo secretario de Comercio defiende la validez de la Ronda de Doha

Alicia González
Blanco sabrá este viernes si pasa el nuevo corte en el proceso de selección.
Blanco sabrá este viernes si pasa el nuevo corte en el proceso de selección.Ricardo Gutiérrez

Herminio Blanco (Chihuahua, 1950) afronta cinco días decisivos por delante. El próximo viernes, el consejo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) anunciará un nuevo corte en la lista de candidatos a sustituir a Pascal Lamy al frente de la organización. Blanco ya ha pasado la primera criba y confía en llegar hasta el final. Está en plena campaña de promoción: viene de Kenia, Uganda, Tanzania y Catar, y tras España viajará a Ginebra e Indonesia. Está convencido de que no solo es la hora de México en la OMC, sino de que “es la hora de este mexicano”.

Pregunta. ¿Optimista con sus posibilidades en la OMC?

Respuesta. Sin lugar a dudas. En los más de 60 años de historia de la organización, solo durante tres años ha estado presidida por un país en vías de desarrollo, en aquel caso asiático. Así que ahora es el tiempo de África o de América Latina. Como los dos candidatos de África han salido, entonces es claro que es el tiempo de América Latina. Y más en concreto de México, un país que realmente ha experimentado el comercio como una palanca de desarrollo bastante útil y que le lleva a exportar ahora 1.000 millones diarios. Pero es el tiempo de este mexicano, por mi experiencia en el Gobierno y en el sector privado. Me tocó llevar la negociación del acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá [NAFTA, por sus siglas en inglés], el primer tratado que EE UU firmaba con un país en vías de desarrollo. Negocié también el acuerdo con la Unión Europea, y no solo con los grandes países; también tengo experiencia con países más pequeños porque negocié con Nicaragua, Costa Rica, Bolivia, Salvador. Eso, combinado con el hecho de que en los últimos 12 años he estado en el sector privado y he sido miembro de consejos de administración en empresas de Centroamérica, Norteamérica, en Europa, en Asia, me da también una visión del mundo diferente. Así que puedo decir que sin lugar a dudas soy el candidato que tiene la mejor preparación de todos.

P. ¿Tiene la ronda de Doha sentido después de que EE UU y la UE hayan abierto negociaciones comerciales?

R. Eso me recuerda a la negociación del NAFTA, que fue una llamada de atención para los países de la OMC sobre las negociaciones comerciales. Yo creo que el anuncio de esta negociación es muy oportuno porque trae un nuevo impulso de crecimiento y de creación de empleo en los dos lados del Atlántico, sin lugar a dudas. Pero también se hace en un momento definitorio para la Ronda Doha, y yo creo que el mensaje es: “Señores, nosotros sí queremos avanzar. Es con ustedes o solos”. Y yo creo que Doha sí tiene sentido, para los grandes y para los países menos desarrollados.

P. ¿La proliferación de acuerdos bilaterales en detrimento de los multilaterales no amenaza con convertir a la OMC en un mero árbitro comercial?

La negociación entre EE UU y la UE es una llamada de atención

R. En este momento, los tratados de libre comercio que son teóricamente una excepción de la regla fundamental a la OMC ya no lo son. Ahora lo excepcional es encontrar países que no tienen acuerdos regionales. Esos acuerdos son un riesgo, sin lugar a dudas, sobre todo la alianza transpacífica, y aún mucho más la del norte del Atlántico. Es un reto fundamental porque las reglas de la OMC son de hace casi 20 años y en ese tiempo ha habido grandes cambios. Numerosos países han bajado sus aranceles, pero han complementado la protección tarifaria con una protección más sofisticada, lo que le llaman protecciones detrás de la frontera, que son estándares y regulaciones de impuestos a los productos. Los procesos de la OMC para resolver estas controversias se han vuelto muy largos y complicados. Han cambiado mucho las cosas y es fundamental que la OMC cambie.

P. ¿Y qué cambios hay que hacer para que la OMC sobreviva?

R. Yo haría una consulta interna y externa porque en una organización de 159 países, el director general es alguien que acompaña las negociaciones, que ayuda a que se llegue a arreglos, pero no es el que fija qué se va a negociar o qué no. El tema fundamental es pensar como será la OMC en 10 años. Si esta se limita a regular los tratados de libre comercio y esa es su única relación con todos esos megaacuerdos, claramente la OMC va a perder relevancia. Lo que hay que fijar es una relación sistémica entre la OMC y esos acuerdos, y esa relación la tienen que decidir los países miembros.

P. ¿El director general de la OMC debe ser más político o más técnico?

R. Yo hago un paralelismo. En las negociaciones en el GATT [antecesor de la OMC] entre 1988 y 1990, en las que participé, teníamos un director general técnicamente muy capaz, Arthur Dunkel. Redactó un documento que al final del día fue la solución de la Ronda de Uruguay. Sin embargo, él no pudo llevar la negociación hasta el final porque no tenía los conocimientos políticos para hacerlo y no tenía la capacidad de tocar con qué ministro o jefe de Estado tenía que tratar. Llegó Peter Sutherland, alguien que no estaba implicado en el día a día, pero con capacidad política, diplomático pero enérgico, que llevó la negociación al final. Son necesarias ambas.

P. ¿Qué amenaza supone hoy día el proteccionismo?

La OMC ha evitado en esta crisis un proteccionismo como el de los años veinte

R. Uno de los grandes temas que no se habla de la OMC es que el pronóstico tras el estallido de la crisis fue que iba a haber una oleada de medidas proteccionistas, y si bien uno ve algunas, dista mucho de ser un tsunami. Y yo creo que mucho se debe a que la organización funciona muy bien en el monitoreo del cumplimiento de los acuerdos. Eso evitó una experiencia tan desastrosa como la de los años veinte.

P. ¿No perjudica las opciones de Latinoamérica que la región tenga dos candidatos?

R. Al principio incluso teníamos tres. Se puede ver de varias maneras. Si apuestas a tres caballos en una carrera, la probabilidad de ganar es mayor. Me han hecho otras veces esa pregunta y creo si América Latina hubiera lanzado solamente un candidato, a lo mejor perdería más fácilmente. Ahora hay dos candidatos en la segunda ronda, de cinco. Las probabilidades son mucho mejores para América Latina.

P. ¿Y no hay posibilidad de algún acuerdo, de un pacto?

R. No. Porque las reglas son muy claras. El hecho de que uno de los dos candidatos decidiera salir de la contienda no aumenta las probabilidades del otro.

P. ¿Puede penalizar su candidatura el hecho de que otro mexicano esté al frente de la OCDE?

R. Son dos organizaciones completamente diferentes. Una es un club, de países ricos y México, que se dedica a hacer análisis y propuestas, sin obligaciones realmente. El otro es un club mundial de 159 países que está amarrado en un contrato legal, con obligaciones y derechos. El hecho de que haya un coreano dirigiendo la ONU y un coreano en este proceso no influye, y el hecho de que un mexicano esté en la OCDE y un mexicano esté compitiendo para la OMC no es relevante en absoluto en el proceso de selección.

P. El comercio mundial volverá a crece este año menos que la economía. ¿Qué está pasando?

R. Es la crisis. Habría que analizar concretamente las cifras, pero ciertamente la demanda de China ha bajado, los grandes flujos de materias primas de China han bajado y la demanda de los demás productos también. Si se aprobara la Ronda de Doha, yo creo que en ese caso el comercio crecería.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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