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El Gobierno de Chipre prolonga un mes el control de capitales

La banca vuelve a abrir en Chipre entre el enfado y la resignación de los clientes El BCE envía 5.000 millones en efectivo a la isla bajo un fuerte dispositivo de seguridad El presidente anuncia que se ha bajado el sueldo un 25%

María Antonia Sánchez-Vallejo (ENVIADA ESPECIAL)

Preservar la imagen de estabilidad y eficiencia de Chipre y encajar al menor coste posible la anormalidad que supone el rescate y, en especial, el control de capitales, inédito hasta ahora en la zona euro. Ese es el mensaje del presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, y su Gobierno, que, como medida ejemplarizante, acordaron este jueves bajarse el sueldo un 25% y un 20%, respectivamente, y lanzar la comisión de investigación que se encargará de depurar responsabilidades penales, económicas y políticas por la gestión de la crisis.

Fue la nota política de una jornada dominada por la microeconomía: por la reapertura de los bancos tras casi dos semanas de corralito y la afluencia de clientes dispuestos a sacar el máximo fijado la víspera por el banco central chipriota, 300 euros por persona y día. Además, según la directiva del Ministerio de Finanzas, está prohibido sacar del país más de 1.000 euros, sea por transferencia o efectivo. Los mayores problemas de los clientes tuvieron que ver con los cheques, que no se pueden canjear por dinero sino sólo depositar en cuenta y, además, únicamente en las del banco emisor.

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Todas estas restricciones fueron adoptadas con el fin de evitar una huida masiva de capitales, algo que la Comisión Europea asegura entender, pero que a la vez desea finalicen “cuanto antes”, según un comunicado hecho público en Bruselas. La Comisión vigilará de cerca la aplicación de esos controles de capital y evaluará su posible extensión. El Gobierno de Nicosia, sin embargo, prevé que el control pueda prolongarse durante un mes, anunció ayer el ministro de Exteriores, Yannis Kasulidis.

Tan modélica fue la vuelta a la normalidad —el último día hábil antes del rescate había sido el 15 de marzo— que el presidente Anastasiadis agradeció a sus compatriotas mediante un mensaje en una red social “la responsabilidad y madurez que han demostrado en sus relaciones con los bancos”.

Por la misma vía, el líder conservador informó de que había dado órdenes “a la Tesorería General del Estado para que mi sueldo se reduzca en un 25%”, un par de horas antes de que lo hiciera público el portavoz gubernamental al término del Consejo de Ministros. El mandatario, que fue elegido en febrero, tiene un salario de algo más de 150.000 euros al año.

Pero la normalidad tenía mucho de forzosa. Sin Bolsa, cerrada desde el día 16 y hasta el próximo martes, tras la celebración de la Pascua ortodoxa y la fiesta nacional; con furgones acorazados repartiendo 5.000 millones de euros en efectivo por las sucursales y muchas preguntas en el aire, los chipriotas parecían tener algo más de confianza en sus bancos que en el futuro inmediato.

“Los clientes normales siguen creyendo en los bancos chipriotas. Y todo el mundo esperaba restricciones al movimiento de capitales, algo por otra parte completamente lógico para evitar una fuga masiva”, explica un responsable de la división internacional del Laiki Bank con la condición del anonimato.

“Pero no esperábamos que fueran tan estrictos; calculábamos un límite de 500 euros por persona y día, en vez de 300. En cualquier caso, no ha habido escenas de pánico, sólo gente un poco alterada, en especial los más ricos”, continúa esta fuente, que gestiona carteras de varios millones de euros. “Digamos que entre 5 y 50 millones de euros cada una”, de clientes rusos, pero también chipriotas y muchos europeos, “entre ellos de 50 a 60 españoles”, añade.

“Es cierto que hoy hemos recibido una treintena de llamadas de depositantes interesándose por la situación, pero hace unos días había más miedo que ahora. Los más ricos han reaccionado más fríamente, con más cálculo. Y a los que tienen menos, a finales de mes les queda ya poco por sacar, eso tal vez explique la tranquilidad que ha presidido la jornada y la ausencia de colas”, explicaba el responsable bancario.

Moody's rebajó este jueves la nota del Laiki Bank, el banco malo, hasta el nivel de insolvencia. La agencia justificó la rebaja en la decisión del Banco Central de Chipre de liquidar esta entidad, lo que implica una quita a los depósitos no garantizados (superiores a los 100.000 euros) y de los titulares de deuda senior, que, según Moody's, sobrepasará el 65 %.

Ante una de sus sucursales, situada en la parte nueva de Nicosia, Jristos Mavrokondilis, funcionario del Gobierno y pequeño accionista de la entidad, se quejaba del corralito. “Tengo unas cuantas acciones del Laiki, pero no puedo disponer de ellas aunque no alcance ni de lejos los 100.000 euros, el tope a partir del cual se aplicará el castigo a los depósitos. La Unión Europea no lo ha hecho nada bien, es más, yo diría que nos ha jodido bien… Alemania está consiguiendo ahora, por la vía económica, lo que no consiguió hace años por las armas. Desde luego, este no es el tipo de Europa con la que soñábamos, nos iría mucho mejor con la libra [chipriota, antigua divisa del país]”.

Mientras algunos partidos en la oposición acusan al Gobierno y a los bancos de tener constancia previa de la quita, la comisión de investigación constituida ayer y formada por tres miembros “con plenos poderes” intentará elucidar quiénes son los responsables del desaguisado. La creación de esta comisión fue la primera promesa hecha por el presidente Anastasiadis tras el acuerdo in extremis de Bruselas del pasado lunes que evitó la bancarrota del país.

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