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Pescanova afronta su consejo más tenso y dividido

Pese al descontento con el presidente, Manuel Fernández de Sousa, no hay relevo claro

Sede central de la empresa Pescanova en Chapela
Sede central de la empresa Pescanova en ChapelaSalvador Sas (EFE)

Sin haber notificado su deuda real y envuelta en un escándalo mayúsculo del que no sabe por dónde escapar, Pescanova afronta en la mañana de este jueves un consejo decisivo para su futuro. La división en su seno fue uno de los motivos que precipitaron la petición de protección contra sus acreedores, después de que parte del consejo se negase a firmar las cuentas de 2012. Pero ese mismo consejo que, con alguna excepción, lleva años aplaudiendo la gestión del presidente, Manuel Fernández de Sousa, se encuentra dividido sobre si debe producirse un golpe de timón.

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Apenas hay quien se atreva a valorar la magnitud de los descuadres de la empresa pesquera más grande del país, con una estructura repartida en más de un centenar de sociedades en los cinco continentes. Según fuentes empresariales, es más que probable que su deuda real, enmascarada por sus filiales, exceda en más de mil millones a la declarada (de 1.500 millones). Fuentes financieras consideran que, si este hecho se demuestra, las consecuencias jurídicas y reputacionales serían catastróficas para la empresa viguesa. Por eso en la reunión de hoy sobrevuela la posibilidad de solicitar a su presidente, Manuel Fernández de Sousa, cuyo cargo debía ser ratificado en abril por la junta, que dimita. Algo que, sin embargo, es poco probable. Uno de los frenos a esta petición es la falta de un relevo claro y el hecho de que cuenta con suficientes apoyos en el órgano de gobierno. El grupo Damm, que con el 6,18% de las acciones es el segundo accionista más importante por detrás del presidente, había solicitado la celebración de un consejo extraordinario para revisar la situación de la empresa.

Los trabajadores piden a la dirección que les aclare la situación del grupo

Otro de los temas candentes es el papel del auditor, BDO, que ha sido la firma encargada de revisar las cuentas desde 2001. Antes, y durante 12 años se encargaba Ernst & Young. Mientras que BDO no ha incluido salvedades en ninguna de las revisiones, su antecesor lo hizo en 10 ocasiones. En la última, del 2001, Ernst & Young señaló: “En la memoria no se desglosa la información, objeto de revisión por parte del auditor, relativa a la aportación de cada sociedad del grupo a las reservas consolidadas y los resultados consolidados”. Apuntaba así a las filiales que ahora afloran como las culpables del agujero.

Los títulos de Pescanova estuvieron el miércoles suspendidos de cotización. De momento, Pescanova no ha remitido información detallada sobre su ejercicio 2012, tal y como le exigió la CNMV. Sus más de 10.000 empleados dicen estar “tranquilos” pero piden que la dirección les aclare la situación.

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