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Y sin embargo, exportamos

Las empresas españolas baten récords de ventas en el exterior en plena recesión Alimentos y química, sectores en alza

Amanda Mars
Un barco portacontenedores, en el muelle del puerto de Barcelona
Un barco portacontenedores, en el muelle del puerto de BarcelonaMARCEL.LI SÀENZ

“El negocio en España se ha caído. Si se hunde la construcción de viviendas, se necesitan menos ascensores. La actividad en este mercado se habrá dividido por ocho o por diez, así que la estrategia de crecimiento ha venido de fuera”. El director de marketing de Orona, Iñaki Aranburu, explica el vuelco que han dado las ventas nacionales de esta empresa de Hernani (Gipuzkoa), filial de la cooperativa Mondragón, dedicada a la fabricación de elevadores: si en 2007 las exportaciones suponían menos del 30% de sus ventas, hoy la mitad de los aproximadamente 560 millones de facturación vienen de las exportaciones.

La industria española, pese a llevar cinco años de producción a la baja, ha demostrado competitividad en esta crisis: las exportaciones han crecido con fuerza y se han erigido en el principal pilar para el avance de la economía. Las ventas internacionales alcanzaron en 2012 la cifra más elevada de su historia, 222.643 millones de euros, lo que supuso un incremento del 3,8% respecto a 2011. Este tirón, combinado con una rebaja de las importaciones (-2,8%) ha llevado a reducir en un 33% el déficit comercial española, según los datos que el Ministerio de Economía hizo públicos recientemente.

En la tarta mundial, las economías desarrolladas han perdido cuota de mercado de las exportaciones en favor de la pujante China. No obstante, España ha salvado los muebles relativamente mejor que sus socios europeos, según explica el profesor Rafael Myro en un estudio reciente. “Esto ha sido posible, de una parte, porque las exportaciones españolas se han adecuado en su composición bastante bien a la demanda mundial, que ha crecido más rápidamente en los bienes de intensidad tecnológica media, en los que España posee un tejido productivo amplio, y también porque los mercados a los que preferentemente se dirigen los productos españoles, la UE en especial, han tenido un alto dinamismo”, explica el informe.

España ha aumentado sus cuotas en todos los productos salvo en la maquinaria y la electrónica, ramas muy castigadas por las decisiones de deslocalización industrial, y ha mejorado especialmente en química, farmacia y alta tecnología.

La economía aún debe aumentar el peso internacional para crecer

Aun así, las exportaciones de alimentos (casi 34.000 millones de euros, con un avance del 12%) superó en exportaciones a la industria automovilística, que redujo sus ventas internacionales un 7,6%, hasta algo más de 30.000 millones. Y es que España se mantiene como segundo gran fabricante de automóviles en Europa, y vende la inmensa mayoría de los vehículos que produce, pero la crisis europea ha hecho mella en el mercado. Y también se refuerzan los países competidores: la patronal del sector, Anfac, dio a conocer esta semana que el sector español se ha caído de la lista de los 10 primeros fabricantes del mundo, adelantada por Tailandia, Canadá y Rusia.

Los productos químicos también registraron un incremento notable, del 6,4%, al exportar por valor de 31.000 millones, y el textil mejoró un 9%.

La crisis interna ha fomentado el salto internacional de muchas compañías

La apuesta por la internacionalización de muchas empresas españolas se mueve entre la vocación y el imperativo de la crisis, ese viejo arte de hacer de la necesidad virtud. Jorge Lasheras, expresidente de Yamaha en España, espera que esta internacionalización quede como una herencia amable de esta durísima crisis. “Muchas empresas que estaban volcadas en el mercado doméstico han tenido que salir. Espero que este salto sea algo estructural y sigan así. Hemos tenido que ajustar todo para recuperar competitividad. Ha sido necesario, pero salvaje”, señala.

Myro, no obstante, advierte de que el peso de las exportaciones en el Producto Interior Bruto (PIB) aún debería crecer. Atendiendo solo a los bienes (el turismo dispara la cifra al 26%), España se sitúa en el 17%, cinco puntos por debajo de Italia y tres por debajo de Francia. Alemania se desmarca de todos y sus exportaciones equivalen al 39% de su economía. Para el profesor de la Complutense, España ha de subir al menos tres puntos para compensar la contracción del mercado interno.

Para Aranburu, de Orona, la actividad fabril en España es rentable frente a otros países si extrema la flexibilidad. “Es fácil decir que los costes salariales son más bajos en otros países. La cuestión es cuánto y en qué. Nosotros trabajamos mucho por encargo, rápido, y con productos muy a la medida”.

En un sector completamente diferente, el agroalimentario, la firma Sovena España, propiedad de un grupo portugués, compite con Deoleo (antigua SOS) como productor mundial de aceite. Con un volumen de producción de 138.000 toneladas elaboradas en España, la mitad se vende en el extranjero (norte de Europa, Portugal, EE UU o Asia) y la otra mitad en España. Mercadona representa el 44% de sus ventas nacionales. Luis C. Folque, director de Sovena, destaca que la industria del aceite “es muy competitiva en España” y que a este negocio tiene buenas expectativas.

La cuestión es si bastarán para tirar de una economía que atraviesa su segunda recesión y que no puede contar con el tirón de su demanda interna.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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