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Las cuentas se tiñen de rojo

El resultado conjunto de las empresas cotizadas arroja pérdidas por primera vez en la historia

David Fernández
Sede de Bankia en Madrid
Sede de Bankia en MadridÁNGEL NAVARRETE (BLOOMBERG)

Entre 2002 y 2007 las empresas españolas vivieron días de vino y rosas. Año a año, durante un lustro, batieron su récord histórico de ganancias. La euforia era tal que el presidente del Banco Santander, en la presentación de las cuentas de 2006, pronunció la famosa frase “the sky is the limit” (el cielo es el límite) para expresar su total confianza en el potencial de la entidad. Lo que Botín verbalizó lo pensaban muchos de los directivos españoles en aquella época.

Nadie podía imaginar entonces el tsunami que se avecinaba en forma de la mayor crisis económica desde la Gran Recesión. En 2008 los beneficios sufrieron una pequeña caída. Fue un toque de atención. A partir de ese momento, con el paréntesis de 2010, las cifras corporativas emprendieron una cuesta abajo en la que todavía están. Y el desnivel de esa pendiente se agudiza. La recesión ha tenido su reflejo más descarnado en los resultados de 2012. El pasado año, y por primera vez en la historia, el saldo conjunto de todos los grupos cotizados arroja pérdidas: nada menos que 12.831 millones de euros.

Los números rojos se deben principalmente a un sector, el financiero, y dentro de este sobre todo a una entidad, Bankia (perdió 19.056 millones). Los saneamientos que han tenido que hacer los bancos para poner al día el valor de sus activos inmobiliarios, como exigían las dos modificaciones legislativas aprobadas por el Gobierno del Partido Popular, han supuesto un lastre demasiado pesado.

Pero las dotaciones de las entidades financieras no bastan para explicar las dimensiones del agujero en las cifras corporativas. El tejido empresarial sigue purgando el exceso del ladrillo varios años después del estallido de la burbuja. En la Bolsa española hay 14 sociedades inmobiliarias cotizadas y en 2012 registraron unas pérdidas conjuntas de 3.382 millones.

El pago de impuestos por beneficios cayó un 69%

Otro factor que explica la caída en barrena de los beneficios es que las cuentas de resultados, como ocurre con el mar, acaban devolviendo todo aquello que se les lanza y que consideran ajeno. La crisis ha puesto en entredicho determinadas decisiones empresariales basadas en crecer, a veces en otros sectores diferentes del propio, con políticas basadas en el endeudamiento. Este año algunas compañías han tenido que afrontar la realidad, con dotaciones y saneamientos que les han llevado a incurrir en pérdidas jamás vistas. ACS, por ejemplo, lastrada por las minusvalías de su aventura en Iberdrola, ha registrado números rojos por valor de 1.926 millones. Otro tanto ocurre con FCC. El nuevo consejero delegado, Juan Béjar, ha decidio poner el contador a cero, sanear y volver a los negocios tradicionales del grupo. El resultado son unas pérdidas de 1.028 millones en 2012. Algo parecido ocurre en Sacyr Vallehermoso, donde la entrada en Repsol sigue suponiendo un via crucis. Sacyr se apuntó pérdidas de 977 millones debido principalmente a las provisiones por su participación del 9,7% en la petrolera.

La debilidad de los resultados de las cotizadas también tiene su explicación en el hecho de que la economía mundial no acaba de recuperar el vigor previo a la crisis. Esta circunstancia queda reflejada en las cuentas de los grupos con un negocio más ligado al ciclo económico, como, por ejemplo, las empresas siderúrgicas. ArcelorMittal, el mayor productor de acero del mundo, notó la caída de la demanda de sus productos con unas pérdidas de 2.899 millones que contrastan con los beneficios de 1.627 millones de un año antes. Acerinox también entró en números rojos (18,3 millones).

La recesión fue especialmente aguda en España, y eso tuvo su reflejo en las cifras domésticas de las sociedades. Telefónica, por ejemplo, vio como sus ingresos en España cayeron un 13,2%. Otra muestra de la anemia de la actividad es que tanto Banco Santander como Banesto tuvieron pérdidas en su negocio doméstico. La debilidad de los resultados en España pudo ser copensada por el tirón en otras áreas geográficas donde están presentes las compañías como Latinoamérica, EE UU, Asia o algunos países de Europa.

ArcelorMittal fue líder en ventas y Telefónica por ganancias

Si el análisis de los resultados se circunscribe al Ibex 35, el beneficio agregado de los mayores grupos cotizados fue de 14.080 millones, un 57,67% menos que en 2011. Esta cifra supone que las ganancias de los miembros del selectivo retrocedieron una década. La cifra de negocio del Ibex mejoró un 6% en 2012 gracias al negocio exterior, mientras que el resultado de explotación —partida que refleja la evolución del negocio orgánico— cayó un 35,8%.

El varapalo de los beneficios no solo tiene un impacto en los accionistas —algunas empresas, como Endesa, han suspendido el pago del dividendo con cargo al pasado ejercicio—, sino también en las cuentas públicas. Las empresas del Ibex pagaron solo 2.203 millones en concepto de impuestos sobre beneficios en 2012, según la información remitida a la CNMV. Esta cantidad supone solo el 17% de las ganancias obtenidas el pasado año y supone una caída del 69% con los 7.321 millones que tuvieron que pagar al fisco en 2011 (el 22% de las ganancias).

La compañía que más ingresos obtuvo en 2012 fue ArcelorMittal (65.533 millones), seguida por Telefónica y el Banco Santander. En el capítulo de beneficios el liderazgo fue para Telefónica. La operadora ganó 3.928 millones. Tras ella se situó Iberdrola, que aprovechó el mal año de los bancos para situarse segunda por beneficios, y el Banco Santander.

Volviendo a Botín y su famosa frase, queda claro que a las cuentas empresariales todavía les resta un enorme trecho para apuntar otra vez al cielo. La pregunta ahora sería dónde está el suelo. Parece difícil que en 2013 las cuentas corporativas sean tan malas como en 2012. Los bancos han hecho la gran mayoría del ajuste y empresas de otros sectores han acometido buena parte de los saneamientos por los excesos cometidos en el pasado. Ahora bien, si algo ha enseñado esta crisis es que no se puede descartar nada.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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