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A la crisis, buen vino

Las bodegas españolas aumentan ventas y beneficios en plena tormenta

El vino español goza de buena salud. Aunque las bodegas no se han escapado de la crisis general de la economía y notan la caída de la demanda, en líneas generales les salen las cuentas. En España, las bodegas han vendido menos, pero a mayor precio. Y en el exterior se han seguido vendiendo bien los caldos españoles —los baratos, mejorando sus cotizaciones, y los caros, manteniendo los precios—. Además, la filosofía tradicional en el sector de no repartir dividendos y mantener la capitalización de las empresas en momentos de euforia desempeña un papel de colchón decisivo para que la mayor parte de las bodegas estén sorteando la crisis sin grandes traumas.

Pero en un colectivo de más de 4.000 bodegas, con diferentes políticas de producción y estrategias de mercado, la feria no les ha ido a todos igual.

Hay bodegas en las que, al hilo de la moda de los vinos, se embarcaron personajes del mundo del deporte, de la moda y del espectáculo, así como empresarios que habían logrado buenos beneficios en sectores como la construcción u otras actividades industriales, nuevos ricos a quienes les faltaba una bodega en su cartera patrimonial. Llegaron, invirtieron, se vieron con las cubas llenas y tuvieron que vender a bajos precios para hacer caja, hundiendo el mercado. Hoy, muchas de esas bodegas están cerradas o en venta, sin compradores ni siquiera con precios a la baja, en La Rioja y, sobre todo, en la Ribera del Duero, cuyo caché al alza atrajo las mayores inversiones con bodegas-catedrales y bodegas de diseño en las que primó más el continente que el contenido.

Junto a este reducido colectivo de bodegas nuevas, pertenecientes a personas o grupos ajenos a la actividad del sector, hay también un importante grupo de muy pequeñas bodegas con problemas. Pero hay una mayoría de centros de producción medianos y grandes cuyos resultados han sido muy positivos, con un aumento de ventas y beneficios.

Les va mejor a las centradas en la exportación y los hogares

Rafael del Rey, responsable del Observatorio Español de los Mercados del Vino, opina que, en la nueva coyuntura de precios más elevados en origen —consecuencia de la baja cosecha—, el sector tiene la posibilidad de apostar por un cambio de modelo en su estrategia de comercialización, con un mayor énfasis en la calidad y los precios, muy especialmente en el exterior. Fuera de España, considera fundamental potenciar la capacidad comercial, aumentar la inversión en equipos humanos y tener una estrategia a largo plazo.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), extraídos de 4.080 bodegas analizadas por el Observatorio Español de los Mercados del Vino, en 2011, el sector incrementó su facturación hasta los 5.886 millones de euros, lo que supone un aumento del 8%. De ese volumen hay un dato a destacar: aunque las exportaciones ascendieron a 22,3, millones de hectolitros, y las ventas en el mercado interior, a solo 10 millones de hectolitros, el 64,1% de toda la facturación, 3.777 millones de euros, correspondió a las ventas en España, la cifra más alta desde 2008. Mientras que en el mercado interior dominan las ventas de vinos embotellados, en los mercados exteriores más de la mitad de los 23,2 millones de hectolitros vendidos corresponden a vinos a granel con un precio inferior a los 0,50 euros litro.

La situación del sector bodeguero guarda una relación muy directa con la evolución de los precios en origen y de la demanda, pero su suerte depende, sobre todo, de la filosofía de trabajo y de la estrategia adoptada por cada empresa. En el actual contexto de crisis, tienen mejor posición las bodegas que optaron por las exportaciones en el segmento de los vinos de calidad y las que en el mercado interior apostaron por las ventas para la alimentación, frente a quienes pusieron todos los huevos en la restauración.

En los mercados exteriores, los buenos resultados son generalizados, pero la alegría va por barrios. Las ventas en el resto de la Unión Europea, a buenos precios, siguen suponiendo el 55% de las exportaciones, con 1.170 millones de euros. Aunque los europeos son mercados maduros, siguen creciendo a un ritmo discreto. Por el contrario, las exportaciones a terceros países logran los mejores resultados, con un incremento del 30%, hasta los 822 millones de euros.

La buena situación financiera de las bodegas es consecuencia de la filosofía dominante en el sector y de las condiciones específicas que requiere la profesión de bodeguero, que necesita invertir grandes recursos hasta la comercialización del vino. En este contexto, hay una corriente dominante en las bodegas medianas y una gran parte de los grandes grupos de apostar año tras año por no repartir dividendos y dedicar los beneficios a la autofinanciación. Ello ha supuesto tener un patrimonio, en líneas generales, saneado y un mayor fondo para superar la crisis.

En 2012, los beneficios netos del sector bodeguero ascendieron a 203 millones de euros, un 52% más que en el ejercicio anterior. Bajaron las inversiones un 16%, hasta los 323 milones, pero más que reflejo de la crisis, se entiende como un parón con respecto a los altos desembolsos hechos en los años precedentes por empresarios ajenos al sector, mientras las bodegas históricas mantienen su ritmo de inversión.

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