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Rehn vuelve a pedir reformas a cambio de flexibilizar las metas de déficit

El comisario europeo aprueba dar más tiempo a los países que hayan hecho reformas

Claudi Pérez
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn.EFE

No hay comidas gratis: Bruselas insistió este martes —por enésima vez— en que flexibilizará las metas de déficit de los países que hayan cumplido con la agenda reformista marcada por la Comisión Europea y que aun así sean incapaces de alcanzar sus objetivos fiscales por el deterioro económico. España es clara candidata a esa flexibilización, como lo es Francia y, en menor medida, lo son también Holanda, Italia e incluso Bélgica. Pero a cambio de la suavización de los objetivos, el comisario de Asuntos Económicos, el finlandés Olli Rehn, exige proseguir con las reformas necesarias. Es el pez que se muerde la cola: los ajustes provocan, a corto plazo, recesión, y la recesión impide alcanzar las metas impuestas de déficit. Eso lleva a Bruselas a pedir más ajustes. Y vuelta a empezar.

“Si el crecimiento de un país se deteriora inesperadamente”, dijo Rehn, “un país puede recibir más tiempo para corregir el déficit excesivo, siempre y cuando haya cumplido con el esfuerzo fiscal estructural acordado y acometa las reformas estructurales necesarias para apuntalar un crecimiento sostenible a largo plazo”. El problema es que el citado deterioro del crecimiento es cualquier cosa menos inesperado: los analistas independientes y el FMI llevaban meses augurando una recaída en la recesión si Bruselas y Berlín —o viceversa— se empeñaban en reclamar ajustes a toda velocidad y en todos los países a la vez. Por contra, la Comisión ha augurado durante los dos últimos años una inminente recuperación como resultado de las reformas y la consolidación fiscal.

Es el pez que se muerde la cola: los ajustes provocan, a corto plazo, recesión, y la recesión impide alcanzar las metas impuestas de déficit

“Primero las cifras”, suele decir Rehn para analizar la situación. Las últimas cifras son demoledoras: la eurozona cerró el último trimestre de 2012 con una caída del PIB del 0,6%; que se traduciría, de seguir a ese ritmo, en una caída anualizada del 2,3%. Alemania, Francia, Italia y España, las cuatro mayores economías del euro, están ya en recesión, que en el caso italiano es la más duradera en 20 años. Preguntado por el caso específico de España, Rehn aludió al citado “primero las cifras” y explicó que la flexibilización de los objetivos de déficit se estudiará a partir del viernes, cuando se conozcan las previsiones de crecimiento (en realidad, de falta de crecimiento). España debía cerrar 2012 con un déficit del 6,3% del PIB; el Gobierno y la Comisión han asumido ya públicamente lo que todo el mundo sabía: que esa cifra es inalcanzable.

Tanto el FMI —conocido desde siempre por su inquebrantable ortodoxia— como la gran mayoría de los economistas llevan tiempo diciendo que el sobreesfuerzo que se pide a la mal llamada periferia de Europa es excesivo. Francia e Italia han hecho suya esa tesis por la fuerza de los hechos. Y en una Alemania en plena precampaña electoral, la izquierda empieza a predicar algo parecido: el líder socialdemócrata Peer Steinbrück apostó en Bruselas por “dosificar” los esfuerzos que la Comisión exige a los países más afectados por la crisis de deuda: Grecia, Portugal, Irlanda y España. Steinbrück se mostró también muy preocupado por la crisis francesa. “Hay países que necesitarán más tiempo y deberíamos dárselo para depurar sus cuentas públicas”, dijo. “Los bancos”, prosiguió, “tomaron como rehén a Europa y a sus dirigentes”, al amenazar con la posibilidad de que todo el sistema se hundiera si los Estados les dejaban caer. Inmediatamente después, los mercados dispararon a los países con peor situación fiscal, y han obligado a acometer ajustes draconianos. “Esa es una política peligrosa”, cerró el rival de Merkel.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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