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CatalunyaBanc y NCG tendrán pérdidas de unos 20.000 millones

Los inversores en preferentes controlarán hasta el 40% de ambas entidades Las entidades se dividirán en dos partes y reducirán drásticamente su tamaño

Protesta de afectados por las preferentes en Vigo.Foto: atlas
Miguel Jiménez

La Comisión Europea ha hecho públicas las versiones no confidenciales de los planes de reestructuración de Catalunya Banc y NCG Banco. Los planes contemplan enormes pérdidas para ambas entidades en 2012, que sumarían unos 20.000 millones antes de impuestos, y una progresiva entrada en rentabilidad desde entonces. Los inversores en preferentes de ambas no recibirán dinero en efectivo, sino que pasarán a ser accionistas minoritarios de dichos bancos, según confirman los planes.

El plan de reestructuración de Catalunya Banc prevé unas pérdidas antes de impuestos de 11.000 a 12.000 millones para 2012. La entidad seguirá sufriendo pérdidas de 100 a 200 millones este año y el próximo y la previsión es que logre beneficios de 200 a 300 millones en 2015 y 2016, gracias a la mejora del ratio de eficiencia hasta el 60%-70%.

En el caso de NCG Banco, el plan revé unas pérdidas antes de impuestos de unos 8.000 millones en 2012, beneficios de 10-20 millones este año que irían creciendo hasta los 200-300 millones en 2016 y 2017, año en que el ratio de eficiencia sería del 50%-60%, siempre según los planes aprobados por Bruselas, parte de cuyo contenido ha sido hoy publicado previamente por la edición impresa de Expansión.

Catalunya Banc y NCG Banco “afrontan importantes desafíos operativos procedentes principalmente de la expansión acometida por cada una de las cajas de ahorros fundadoras”, señalan sus planes de reestructuración. Esa expansión ha supuesto una fuerte exposición al sector promotor, lo que ha elevado la morosidad, y problemas de liquidez y financiación. En el caso de NCG Banco hubo además ruinosas inversiones empresariales y operaciones corporativas de alto riesgo.

Reducción de tamaño

El plan prevé que los activos totales de Catalunya Banc se reduzcan de 77.049 millones al cierre de 2011 hasta 50.000-60.000 millones a finales de 2016. El grueso de la reducción vendrá del crédito, que pasara de 50.477 millones a 20.000-30.000 millones. El número de oficinas se reducirá de 1.163 a 700-800 y el de empleados, de 7.197 a 4.000-5.000, según el plan de reestructuración. Será, además, un banco con menos exposición al riesgo. Los activos ponderados por riesgo pasarán de 42.200 a 10.000-20.000 millones.

En cuanto a NCG Banco, los activos totales deben pasar de los 72.129 millones de 2011 a 30.000-40.000 a cierre de 2017. De nuevo, la mayor reducción es en el préstamo a la clientela, que deberá bajar de 47.427 a 20.000-30.000 millones. La reducción de oficinas contemplada en el plan es de 1.222 a 400-500 y la de plantilla, de 9.842 a 3.000-4.000 empleados.

El plan deja claro que las cajas de ahorros fundadoras y otros accionistas actuales asumen la pérdida completa de sus derechos económicos y políticos en las entidades. En cuanto a los tenedores de preferentes y deuda híbrida, la entidad los recomprará con fuertes descuentos sobre su valor nominal. A continuación, el dinero pagado por esa recompra deberá ser destinado por los inversores a la suscripción de acciones ordinarias, de modo que no salgan fondos de la entidad (salvo en el caso de la deuda subordinada con vencimiento, que tiene un tratamiento especial). El cálculo de Bruselas es que entre el 60% y el 90% del banco pertenecerá al FROB y el 10%-40% restante, a los inversores en el caso de la entidad catalana, mientras que el FROB tendrá del 60% al 80% y los minoritarios, del 20% al 40%, en la gallega. Los actuales accionistas lo pierden todo.

División de las entidades

El plan prevé la división de las entidades en dos partes, una principal (core) y otra a extinguir (legacy). La unidad principal se gestionará como si se tratase de un banco viable y que puede ser vendido a medio plazo, dicen los planes.

En el caso de CatalunyaBanc, la unidad principal incluirá básicamente el negocio minorista, de pymes y del sector público en Cataluña y será la que podrá dar nuevos préstamos. La otra unidad contendrá los activos y pasivos a extinguir, liquidar ordenadamente o ser vendidos, como el negocio bancario fuera de Cataluña (incluidas las oficinas internacionales o de representación), el negocio de banca corporativa, las filiales y las participaciones accionariales. La norma será venderlos tan rápido como sea posible siempre que no generen minusvalías. La entidad ya ha traspasado la cartera de promotores y el grueso de sus inmuebles al banco malo. Además de la venta o cierre de todas las oficinas y el negocio fuera de Cataluña, el plan también prevé una reducción del 10% al 20% entre 2012 y 2016 de sus oficinas y personal en su red de Cataluña y en las oficinas centrales. Unido a los anteriores ajustes, el resultado final es una reducción del 50%-60% en las oficinas y del 40%-50% en la plantilla. Además, la entidad tendrá que vender toda su cartera de participaciones industriales (incluido su paquete en Gas Natural valorado en 150 millones “tan pronto como sea posible”), toda su posición en valores de renta fija y la antigua sede de Caixa Tarragona.

En NCG Banco, la zona de actuación de la unidad core se restringirá al negocio minorista en Galicia, León y Asturias, que reducirá su balance entre un 10% y un 20%, con ajustes del 30%-40% en oficinas y del 20%-30% en la plantilla de esa unidad estratégica. La unidad a extinguir incluye el negocio en otras regiones, la banca mayorista y las participaciones, que tendrá que vender o cerrar, y donde el ajuste será mayor.

Los planes prevén, en ambos casos, que la unidad principal o toda la entidad se vendan en un proceso competitivo. En realidad, el FROB ya ha lanzado ese proceso en el caso de Catalunya Banc, aunque se reserva el derecho de no vender la entidad si considera que las ofertas son insuficientes. Si no lograra comprador ahora ni más adelante, el Gobierno tendría que presentar a finales de 2017 un plan para liquidar la entidad. Lo mismo ocurre para NCG Banco, donde se deberá “llevar a cabo una reestructuración en profundidad de las actividades de NCG con el objetivo de venderla tan pronto como las condiciones de mercado lo permitan y en un máximo de cinco años”.

Ayudas públicas

Bruselas cifra la ayuda pública a Catalunya Banc en forma de inyección de capital y de traspaso de activos tóxicos en 13.650 millones de euros, además de garantías o avales por otros 10.760 millones. EN NCG Banco las cifras don 10.352 millones en ayudas directas y unos 7.500 millones en avales.

La Comisión reconoce que desde el cambio de gestión en junio de 2010 en Catalunya Banc ha habido un vuelco en la estrategia para mejorar el gobierno corporativo y el control y gestión de riesgos. El plan prevé una reducción de costes operativos de 500 a 600 millones, una rebaja del 30%-40% desde 2011. Para NCG, la reducción prevista es de 70-80 millones.

El banco catalán deberá vender sus participaciones accionariales por etapas, de un 20% a un 50% tanto este año como los dos próximos. Si en 2015 le queda algo sin vender, las dará de baja y las ofrecerá por un euro.

NCG Banco debe deshacerse de Banco Gallego, vender EVO y también sus participaciones industriales. Si no lo lograse, las deberá vender también por un euro. NCG Banco tiene un 23,75% de Itinere, un 8,65% de Sacyr, un 5% de CLH, un 10,3% de Caser y un 30% de Enerfin. La entidad no solo deberá vender las participaciones y filiales, sino también ir reduciendo su exposición crediticia a las mismas.

España deberá informar semestralmente del cumplimiento de las condiciones. Además, las entidades tendrá una especie de interventores (monitoring trustee) que vigilarán que se cumplen los compromisos y tendrán acceso pleno a toda la información que necesite.

Los planes están sujetos a posibles cambios en caso de venta de las entidades a petición del comprador.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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