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El imperio familiar del ‘catering’

El grupo de hostelería tiene concesiones en edificios públicos, escuelas y hospitales El Congreso, la Asamblea de Madrid, varios ministerios y el Teatro Real, entre sus clientes

La empresa de hostelería y servicios de restauración colectiva de Arturo Fernández, acusada por empleados y exempleados de pagar parte de los salarios en dinero negro, fue fundada hace más de un siglo por su abuelo en la calle Hortaleza de Madrid y, desde entonces, ha ido ganando tamaño sin parar. El Grupo Arturo Cantoblanco tiene unos 2.500 empleados y su emblema, la imagen de un cazador apuntando con su escopeta, se puede ver en restaurantes y autoservicios de hospitales, centros escolares o edificios públicos.

Entre sus concesiones más conocidas está la del Congreso de los Diputados, la Asamblea de Madrid, RTVE, el Palacio de los Deportes, el Ministerio de Economía, el Ministerio de Industria, el Ministerio de Defensa, el Instituto Oficial de Crédito, AENA (gestor aeroportuario), el Teatro Real, el Hospital Infanta Leonor, el Hospital Universitario Fundación Alcorcón, el recinto ferial de Ifema, la Cámara de Comercio de Madrid o la Ciudad Deportiva del Real Madrid, entre otras.

Tiene diferentes marcas, como Arturo Delfines, Edelweiss, Hispano Bar-Buffet y Restaurante Nicolasa.

En el balance global de las empresas, las ventas han caído de manera significativa en los últimos años, según datos aportados por el propio grupo a la Cadena Ser. Sus beneficios se redujeron aproximadamente a la mitad en 2012 respecto al ejercicio anterior: de casi 600.000 euros en 2011 a 300.000 el pasado año.

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