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Bruselas exige a las cajas un “fondo de reserva” para controlar bancos

El examen europeo da por cumplidas casi todas las condiciones del rescate La capacidad operativa del banco malo aún suscita dudas en Europa

Claudi Pérez
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ayer en la sede del PP en Madrid con los portavoces del área económica
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ayer en la sede del PP en Madrid con los portavoces del área económica Bernardo Pérez

España no cumple, definitivamente, con los objetivos de recorte del déficit público: la recesión y el abrazo mortal de la deuda siguen haciendo estragos. Pero sí va por buen camino en casi todas las condiciones del rescate bancario solicitado en junio. El nuevo examen de la Comisión Europea —un documento de 19 páginas al que ha tenido acceso EL PAÍS, enviado al Parlamento alemán y a otros países del euro— es positivo, con algún que otro pero. Y deja una novedad: Bruselas acepta finalmente, a regañadientes, que las cajas puedan controlar bancos a través de las fundaciones bancarias, tal y como quería el Gobierno. Eso sí, con condiciones “significativamente costosas”, según el texto, como para que a casi ninguna caja le interese.

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Bruselas dará “poderes especiales” al Banco de España para asegurarse de que le complace el resultado final de todo ese proceso. Básicamente, el supervisor —tutelado por el BCE— desarrollará una férrea regulación para atar en corto a las fundaciones que controlen más del 30% de los bancos salidos de las antiguas cajas. Les exigirán “un protocolo de gestión” y un “plan financiero” que deberá ser aprobado por el Banco de España, con claras directrices sobre las inversiones. Y lo más importante: Bruselas exige la creación de un “Fondo de Reserva” con el que las fundaciones se aseguren de que pueden inyectar capital suficiente en los bancos en caso de problemas. El argot propio de la brujería comunitaria suele ser deliciosamente inextricable, pero esta vez el objetivo es claro y diáfano: “Esa propuesta hace que los niveles de control sean significativamente costosos para las fundaciones bancarias”. “Se ha creado un conjunto de incentivos para una reducción a lo largo del tiempo de los niveles de control”, según el documento.

El Banco de España dictará las pautas de ese fondo especial de emergencia

En caso de la más mínima deficiencia, además, el Ejecutivo facultará al Banco de España para que pueda obligar a reducir la participación por debajo del nivel de control. Prácticamente todo eso aparecía ya en el anteproyecto de ley que el Gobierno debe tener listo en el primer semestre. Madrid hizo circular en Bruselas una primera versión en diciembre, pero deberá incluir el nuevo Fondo de Reserva para las fundaciones.

Flecos políticos

Según las fuentes consultadas, el programa asociado al rescate bancario español va como la seda, hasta el punto de que la Comisión considera que “podría darse por cerrado si no fuera por cuestiones políticas”. Aun así, tras aprobar una recapitalización de algo más de 40.000 millones a cambio de duros planes de reestructuración para las entidades que necesitan dinero público —miles de despidos y notables pérdidas para los poseedores de preferentes—, Bruselas y Madrid han necesitado varias semanas para cerrar el punto más espinoso, relativo al nuevo estatus legal de las cajas. El texto firmado por la Dirección General de Economía y Servicios Financieros deja claros los porqués: “El marco legal hizo a las cajas especialmente vulnerables a interferencias políticas y a una alta concentración de riesgos, principalmente por la actividad inmobiliaria”. La crisis hizo el resto.

Tener paquetes de control debe resultar “significativamente costoso”

Pero el caso no está cerrado. Bruselas y los socios desconfían aún de algunos flecos. En el caso del control de bancos por parte de las fundaciones, cómo se articula “la eliminación de participaciones de control en los bancos por parte de las cajas sigue siendo un desafío”. Bruselas está decidida a seguir por ese camino hasta el final.

Hay otras áreas aún por peinar. La Comisión ha recibido una nueva propuesta sobre provisiones, que está por discutir. Se queja de que el plan para las salidas a Bolsa exigidas en el caso de algunas de las cajas no está lo suficientemente claro. Asegura que los importantes cambios en la supervisión bancaria van por el buen camino, pero falta concreción para su puesta en marcha. Y está satisfecha con el banco malo, pero recela sobre su operatividad (con bancos rescatados que aún gestionan los activos transferidos, porque el banco malo no tiene capacidad para ello).

Visto bueno alemán al rescate

Algunos socios expresan opiniones parecidas. Alemania ha dado ya el visto bueno al desembolso del segundo tramo de las ayudas a la banca española. Una carta del Ministerio de Finanzas alemán en la que se informa al Bundestag sobre el rescate español deja halagos, pero también algún que otro toque de atención: “Sobre la regulación y la vigilancia del Banco de España, hay todavía margen de mejora. Por ejemplo, las posibilidades que este organismo ofrece de imponer a terceras partes normas obligatorias”, sostiene la carta.

El informe sobre España se ha enviado a varios países europeos

Fuentes del Gobierno aseguraron ayer que el cumplimiento de las condiciones del rescate va por buen camino, y está atando los últimos cabos respecto a los puntos de fricción, como las fundaciones de las cajas. El Ejecutivo podría presentar públicamente una propuesta al respecto en los próximos días para diluir la crítica recurrente de Bruselas: “La reforma bancaria avanza según lo planeado, pero podría fortalecerse en algunas áreas”, según el texto.

El rescate, en fin, funciona, hasta el punto de que la economía española, según el examen de la Comisión, ha mantenido en los últimos meses una ventana de “acceso a los mercados financieros”. “Los riesgos para el sistema financiero español siguen siendo considerables”, aunque “la confianza de los inversores ha mostrado signos de estabilización”: una de cal y otra de arena. La economía real es otro cantar: el desendeudamiento, el altísimo paro, la falta de crédito y la consolidación fiscal auguran una recesión profunda para este año, lo que dificulta la consecución de las metas de déficit, según Bruselas. El sector financiero, el crecimiento, el déficit y la austeridad están entrelazados como las cerezas de un cesto, pero la Comisión insiste en dar carta de naturaleza a algunas paradojas peligrosas: en el sector financiero decreta fusiones y a la vez se queja de la falta de competencia que éstas provocan; en la economía, exige recortes y a su vez reconoce que la consolidación fiscal afecta al crecimiento y por tanto entorpece la posibilidad de alcanzar el objetivo de déficit. Lo contrario es casi imposible: como soplar y sorber a la vez.

Un calendario “más preciso” para la reforma de la supervisión del Banco de España

La Comisión Europea da por cumplidas dos de las principales condiciones del rescate que afectaban al Banco de España: por un lado, los poderes para dictar recomendaciones vinculantes a iniciativa propia o en respuesta a consulta de las entidades y, por otro, la reforma de la supervisión.

El Banco de España estaba obligado por las condiciones del rescate a efectuar una revisión interna de sus procedimientos de supervisión. Aunque parte de esa revisión venía de atrás, en octubre España envió a las autoridades europeas su propuesta al respecto. Esa propuesta se mantuvo en secreto hasta que EL PAÍS difundió las críticas formuladas por la Asociación de Inspectores a los métodos de supervisión del Banco de España. Entonces, la Comisión Ejecutiva divulgó el documento. Las autoridades europeas destacan las recomendaciones para reforzar la supervisión sobre el terreno, esto es, a cargo de inspectores empotrados en la propia entidad y las relativas a las mejoras en la formalización de las actividades de supervisión. Y solo deslizan una crítica: “Las medidas propuestas podrían beneficiarse de un esquema de aplicación más preciso”.

La UE ha acordado que el Banco Central Europeo (BCE) se haga cargo de la supervisión de las principales entidades europeas desde 2014, por lo que en el futuro deberá seguir sus directrices.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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