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Alemania también gana la guerra de las fregonas

El Tribunal Supremo da la razón a Vileda en su pugna contra Spontex

Dani Cordero
Una empleada de un negocio utiliza una fregona.
Una empleada de un negocio utiliza una fregona. PAULA VILLAR

Oracle contra Google. Apple contra Samsung. Incluso Facebook y Microsoft se enzarzaron en una guerra de patentes. ¿Por qué no dos marcas de fregonas (denominadas mochos en Cataluña) como Vileda y Spontex? Los dos fabricantes no iban a ser menos y no lo fueron: En 2006 la alemana Vileda decidió denunciar ante la justicia a su rival española por haber llevado a los lineales de los supermercados una fregona con un mecanismo de enganche que tenía patentado. Ahora, tras dos procedimientos judiciales y sus correspondientes recursos, el Tribunal Supremo ha sentenciado a favor de la demandante y en contra de Mapa Spontex. Esto supone que la fregona, un invento español, ha pasado al control alemán en cuanto se ha tecnificado.

Considera que ésta puso en el mercado un mocho con un cabezal universal que permitía acoplarlo tanto a sus palos de fregona como a los de Vileda, que integraban un acople automático, conocido como monoclip, del que tenía los derechos desde junio de 1988 y por 20 años. En primera instancia, el Juzgado Mercantil número 3 de Barcelona desestimó la demanda al entender que “la pieza macho [que tenían las fregonas Vileda] no constituye por sí solo elemento esencial” y que tampoco se podía tratar como un caso de “imitación desleal”. Vileda recurrió y el caso llegó a la Audiencia de Barcelona, corrigiendo la sentencia del juzgado. Entonces fue Mapa Spontex la que recurrió y llevó el caso al Supremo, que esta semana ha anunciado su sentencia tras seis años de litigios.

El problema del fallo es que llega tan tarde que comportará pocas repercusiones. La patente que ha dado la razón a Vileda expiró en junio de 2008, por lo que hace innecesario destruir producción o retirar los mochos de Mapa Spontex. La lentitud de la justicia solo ha dejado viva la indemnización que Spontex deberá asumir por daños y perjuicios.

Vileda trabaja ahora en concretar la cuantía que reclamará. En noviembre de 2006, cuando presentó la demanda, calculó que si no hubiera tenido la competencia desleal de Spontex podría haber obtenido unos beneficios de 1,9 millones, si bien esa cifra fue rebajada por el perito hasta 600.000 euros. Y otro cálculo, basado en el beneficio que habría obtenido su competidor con el sistema copiado, situaba la reclamación en 760.000 euros. Los responsables de la defensa legal de Vileda consideran esas dos últimas cifras las más cercanas a las que puedan ser definitivas, siempre y cuando se les aplique un multiplicador para adaptarlas a la totalidad del tiempo en que se habría violado la propiedad industrial.

Sea cual sea, la compensación tendrá un severo impacto sobre las cuentas de la compañía española, que ha visto como la crisis las ha ido reduciendo en los últimos años hasta dejar el beneficio neto en 740.000 euros en 2011.

Tras la sentencia del Supremo, la definición de la indemnización la fijará un tribunal de lo mercantil. Spontex está dispuesta a pagar la indemnización pero aún no ha descartado pedir amparo ante el Tribunal Constitucional. La compañía ha reivindicado que la sentencia es un caso de “indefensión”: Vileda le denunció por una infracción indirecta del modelo de utilidad y por competencia desleal y, en cambio, la condena ha sido por una infracción directa.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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