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CHARLES DALLARA / Director gerente del IIF

“Hay detalles del banco malo que nos generan dudas”

Alicia González
Charles Dallara, director gerente del Instituto de Finanzas Internacionales
Charles Dallara, director gerente del Instituto de Finanzas Internacionalesbloomberg

Como director gerente del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en sus siglas en inglés), Charles Dallara representa los intereses de 490 bancos privados de todo el mundo, y como tal los representó en las negociaciones para la quita de la deuda de Grecia. Es también lo que le ha traído esta semana a Madrid, en una rápida escala entre Zúrich y México, para conocer de primera mano, y de miembros del Gobierno, los detalles sobre el banco malo y cómo afectará a sus clientes, los bancos.

Pregunta. España parece atrapada entre quienes piden el rescate cuanto antes y las presiones que se le atribuyen a Alemania para que el Gobierno retrase la solicitud...

Respuesta. España ha puesto en marcha medidas de ajuste difíciles con el Gobierno de Mariano Rajoy y no creo que un programa de asistencia con Europa, que incluyera potencialmente al Fondo Monetario Internacional (FMI), fuera a imponer muchas más cargas adicionales. Al contrario, creo que aliviaría, en cierta medida, el ajuste en 2013 y que beneficiaría tanto a España como a Europa en su conjunto, porque impulsaría la confianza, abriría la puerta a un programa de compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE) y reduciría los costes de financiación no solo para el Estado, sino también para las empresas. Creo que en lugar de ver la solicitud de rescate como un contratiempo para este Gobierno, debería verse como un reconocimiento de lo hecho hasta la fecha.

P. Así que se incluye entre los partidarios del rescate.

R. En mis discusiones con altos cargos europeos y del FMI no he percibido que haya la sensación de que hay mucho más que hacer en el caso de España. De hecho, mi opinión es la contraria, que el ritmo de ajuste fiscal en España quizás es demasiado rápido. El foco no debería estar en la meta de déficit sino en el componente estructural de las reformas, flexibilizar algo más el mercado laboral, profundizar en las privatizaciones, reducir el tamaño del sector público... Todo eso lleva tiempo. Creo, también, que el sector inmobiliario debe ajustarse a su nueva realidad y proceder a un saneamiento del sector financiero, que ya está en marcha. Para eso se ha creado el banco malo, una medida que en principio apoyamos. Pero me voy a reunir con algunos miembros del Gobierno para discutir con ellos las distintas modalidades o algunos detalles que nos suscitan dudas.

P. ¿Qué dudas?

R. No acabo de entender del todo algunos de los anuncios hechos por el Gobierno. Por ejemplo, el papel que tendrán en el banco malo los bancos españoles, si serán parte de los inversores privados que integrarán el capital del banco. Porque creo que es importante proteger la integridad del conjunto del sistema financiero y no infectar a los bancos sanos de las debilidades de algunas cajas de ahorros. Uno de los grandes activos de la economía española son sus bancos, que, pese a todo, son muy sólidos y mantienen las ganancias, aunque no sean espectaculares. Pero no quiero que se me malinterprete, me parece que la decisión del banco malo es una decisión positiva.

P. Dada su experiencia con Grecia, ¿qué condiciones debería tener el programa del BCE?

R. Lo primero que, tal y como han anunciado, la compra de deuda bajo el programa del BCE no tenga prioridad de cobro sobre otros bonos iguales en manos privadas, es decir, no sea deuda senior. Porque este tema sigue siendo un problema a día de hoy en Grecia. Hay que tener en cuenta que este programa [OMT, por sus siglas en inglés] es un programa nuevo y debemos darle cierto margen al banco para establecer los términos del mismo, que aún están pendientes de fijar, y que tenga cierta flexibilidad para ver cómo reacciona el mercado. Pero creo que es aún más importante que el BCE pueda actuar con contundencia y con determinación.

P. ¿Y si no se pide el rescate?

R. Es difícil predecir la reacción de los mercados. Pocos habríamos augurado que España se hubiera beneficiado de una reducción de su prima de riesgo en casi 200 puntos básicos solo con un anuncio y sin un programa de medidas, que es lo que ha pasado. La paradoja de estos cuatro meses es que, con la economía deteriorándose, la credibilidad del país ha mejorado. Claramente hay una desconexión de los mercados. Lo que me preocupa es que esos beneficios no es probable que sean sostenibles sin una intervención. La economía afronta un escenario de deterioro en los próximos meses, aunque no sea dramático, y yo diría que, en ausencia de un paraguas amplio de apoyo a España, hay un serio riesgo de que los mercados reaccionen de forma adversa a esta situación. Entiendo que el Gobierno tiene que tomar sus propias decisiones basado no solo en lo que sucede en España, sino también en lo que habla en Berlín, en Bruselas y, por propia experiencia, sé que es difícil negociar en Europa. Pero no creo que a España le vaya a pasar lo que a Grecia. España puede exhibir todo lo que ya ha hecho y puede acordar un memorando de entendimiento que no será cuestionado por el resto de los socios. También me preocupa cómo puedan reaccionar en un futuro las agencias de calificación en ausencia de esa medida.

P. ¿Qué le parece la propuesta de unión bancaria?

R. Creo que la idea básica de un único supervisor bancario europeo tiene sentido, aunque me gustaría que se adoptara con mayor rapidez, que los fondos inyectados en el sistema bancario español se anotaran en el balance europeo y no sumaran carga a la deuda pública de España. Pero me gustaría también que la propuesta estuviera acompañada de un marco común de liquidación bancaria, incluyendo la financiación, un marco común para los depósitos… Eso nos lleva al origen del problema, que necesitamos una visión más clara de hacia dónde quiere ir la eurozona. En cuanto al retraso en la recapitalización directa de los bancos es algo desafortunado. No veo por qué puede ser un gran problema. Para España no supone una gran diferencia pero sí es un tema fundamental para Irlanda, por ejemplo. En cuanto al programa del BCE, yo pediría que, con o sin España, Portugal e Irlanda pudieran optar también a ese programa, no mañana, sino hoy mismo. Han hecho muchos esfuerzos y progresos y no encuentro una razón convincente por la que no puedan ser elegibles para este programa.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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