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Invertir en la última frontera

Cobra fuerza apostar por aquellos mercados que todavía no son ni emergentes

David Fernández
Bolsa de Nigeria
Bolsa de NigeriaAKINTUNDE AKINLEYE (REUTERS)

La industria de la inversión es propensa a empaquetar activos financieros o zonas geográficas bajo una misma definición. Ahí están los bonos basura, los blue chips, los BRICS o los PIGS, por citar solo algunos ejemplos. El término Frontier markets o mercados frontera se está haciendo un hueco en ese glosario financiero. La definición de qué es un mercado frontera es un tanto subjetiva, aunque los países encuadrados en esta categoría reúnen una serie de características comunes como una renta per capita baja y un mercado de capitales poco desarrollado en comparación con las economías calificadas como emergentes.

Los mercados frontera, según la metodología usada por la empresa MSCI para elaborar su índice MSCI Frontier Markets, comprenden 26 países de Asia, Europa del Este, África, Latinoamérica y Oriente Próximo. Esta última es la región más importante a efectos del índice, pues pondera por el 60% del total. Se trata de un grupo de Estados, sin embargo, muy heterogéneo que oscila entre las poderosas economías del Golfo y las menos desarrolladas, aunque de rápido crecimiento, de África.

A pesar de esta disparidad de perfiles, estas economías tienen una característica común: todas gozan de algún motor de crecimiento. Los países de Oriente Próximo están usando sus ingresos petrolíferos para diversificarse y reducir su dependencia del crudo; en África se benefician de la creciente influencia de China en el continente por sus recursos naturales; los mercados frontera asiáticos se han convertido en centros exportadores manufactureros gracias a sus bajos costes salariales, mientras que el crecimiento en Europa del Este se basa en su exposición a determinadas materias primas.

África, Oriente Próximo, Europa del Este o Asia ofrecen oportunidades de inversión

“Los mercados frontera proporcionan acceso a algunas de las economías más dinámicas y de mayor crecimiento del mundo”, dice Allan Conway, responsable de renta variable emergente de Schroders en un reciente informe. “Estos mercados están en la fase inicial de su desarrollo y se espera que crezcan a un ritmo mayor que las economías emergentes y desarrolladas. Esto es muy significativo desde un punto de vista de la inversión puesto que la expansión económica actúa como un motor clave de la rentabilidad a largo plazo”, añade este experto.

Entre los factores que pueden ejercer de motor de este grupo de países se encuentran los siguientes: un PIB nominal conjunto de tres billones de dólares, aproximadamente el 4,2% de la riqueza mundial; sus economías han crecido a una tasa anual del 6% en los últimos años; su población combinada es de 842 millones de personas, el 60% con menos de 30 años; los costes laborales son bajos; sus recursos naturales son abundantes y, por ejemplo, sus reservas suponen el 41% de las reservas petrolíferas mundiales y el 26% en el caso del gas natural.

Del Stafford, del blog financiero Seeking Alpha, encuentra tres razones para invertir en los mercados frontera. El primer motivo es que permiten diversificar las apuestas: “Dan la oportunidad de ampliar la exposición global de los inversores, suponen literalmente tener hasta el último confín del mundo en la cartera”. La segunda razón que da Stafford es gozar de un factor de diferenciación: “Los mercados emergentes, poco a poco, empiezan a tener un binomio rentabilidad riesgo al de las economías desarrolladas. Las economías frontera, sin embargo, guardan poca correlación con cualquiera de esos grupos de países”. Y el tercer argumento que ofrece este experto es el enorme potencial de estos países: “Muchos mercados frontera tienen bajos niveles de deuda en relación con su PIB y ofrece mayores ratios de crecimiento que los desarrollados y emergentes. Además, cerca de un 30% de la población mundial vive en estas zonas; muchos de los consumidores de futuro están allí”.

Pero cuidado, los mercados frontera no son la panacea y, como toda inversión, conllevan riesgos. En el caso de estos activos sus principales obstáculos son la iliquidez, la inestabilidad política, la amenaza de corrupción así como el menor seguimiento de las compañías por parte de los grandes bancos de inversión. Una forma interesante de tener exposición a estos mercados para un inversor particular es a través de fondos especializados en ellos o fondos cotizados que replican el comportamiento del índice MSCI Frontier Markets.

La baja liquidez, la corrupción y la fragilidad política, algunos riesgos

Nick Price, gestor de Fidelity especializado en mercados emergentes, ha publicado un informe sobre África. En este texto reconoce que la región “está reforzando su credibilidad” como destino de inversión para el capital extranjero. Sin embargo, Price reconoce que las opiniones negativas sobre la región (inestabilidad política, corrupción) siguen arraigadas en buena parte de la comunidad inversora. Estos prejuicios, en su opinión, indican que existen oportunidades en esta región “ocultas y subestimadas”.

Otro de los riesgos de estos mercados es su menor liquidez. Durante la crisis financiera varios fondos que invierten en África experimentaron problemas debidos, en parte, a la incapacidad para cambiar libremente las divisas nacionales por dólares y, por lo tanto, no pudieron responder a todas las peticiones de reembolso. El gestor de Fidelity argumenta que su apuesta por los mercados frontera no pretende soslayar los riegos reales de estos mercados. Price cree que es tan importante conocer los peligros como mitigarlos cuando sea posible. En el caso de África sugiere tener exposición a su enorme potencial a través de un mercado más desarrollado como es Sudáfrica. “Muchas empresas cotizadas sudafricanas brindan una buena exposición al conjunto de la región. Gracias a su mayor desarrollo, en la Bolsa de Johannesburgo los mencionados riesgos de liquidez son considerablemente menores que los que se observan en otros mercados africanos menos desarrollados”.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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