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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Llevarnos al huerto en el tema del empleo

Los republicanos apuntan que la mera elección de Romney cambiará el escenario económico

Paul Krugman
Romney durante el segundo debate electoral.
Romney durante el segundo debate electoral.Scott Eells (Bloomberg)

Mitt Romney habla mucho de puestos de trabajo. ¿Pero tiene algún plan para crear alguno?

Se puede defender el historial del presidente Obama en relación con el empleo; la recuperación de una crisis financiera grave siempre es difícil, y sobre todo cuando el partido de la oposición hace todo lo que está en su mano para bloquear cualquier iniciativa política que se propone. Y no hay duda de que las cosas han mejorado durante el año pasado. Aun así, la tasa de paro sigue siendo alta después de todos estos años y habría razones de peso para elegir a un candidato con un plan de verdad para que las cosas fueran mejor.

Pero resulta que Romney no tiene un plan; simplemente finge tenerlo. Cuando digo esto, no me refiero a que esté en desacuerdo con su filosofía económica; lo estoy, pero ese es otro tema. Lo que quiero decir más bien es que la campaña de Romney está mintiendo: afirma que sus cifras cuadran cuando no es así, y afirma que los estudios independientes respaldan su postura cuando dichos estudios no hacen tal cosa.

Sin embargo, antes de entrar en eso, permítanme dedicar un minuto a hablar sobre la pretensión de Romney de que él sabe cómo arreglar la economía porque ha sido un empresario de éxito. Esa sería una aseveración cuestionable aun en el caso de que estuviese describiendo su trayectoria empresarial de una forma honesta, porque las aptitudes necesarias para dirigir una empresa y las necesarias para gestionar la política económica son muy diferentes. Pero, en cualquier caso, la descripción que hace de su experiencia es tan capciosa que lo deja a uno sin aliento.

Estamos presenciando un intento de negar descaradamente lo evidente con afirmaciones falsas

Porque Romney, que empezó siendo asesor empresarial y luego se pasó al vertiginoso mundo del capital de riesgo, insiste en retratarse a sí mismo como un valiente pequeño empresario.

No me lo estoy inventando. En el debate del martes declaraba: “Yo vengo de la pequeña empresa. Entiendo lo difícil que es crear una empresa pequeña”. En su discurso en la convención republicana declaraba: “Cuando tenía 37 años, ayudé a crear una pequeña empresa”.

¡Ejem! Es cierto que cuando Bain Capital empezó a funcionar solo tenía unos cuantos empleados. Pero poseía unos fondos de 37 millones de dólares, obtenidos de fuentes entre las que se encontraban algunos europeos adinerados que invertían a través de empresas fantasma panameñas y oligarcas centroamericanos que vivían en Miami mientras unos escuadrones de la muerte vinculados a sus familias saqueaban sus países de origen. A ver, ¿acaso no tienen acceso a esa clase de financiación todas las valientes pequeñas empresas de reciente creación?

Pero volvamos al plan de empleo de Romney. Como muchos han señalado, el plan tiene cinco puntos, pero no contiene nada concreto. Sin embargo, hablando en términos generales, lo que pide es una vuelta a la busheconomía: bajadas de impuestos para los ricos y una protección medioambiental menos estricta. Y Romney dice que el plan generará 12 millones de puestos de trabajo durante los próximos cuatro años.

El candidato republicano está mintiendo: afirma que sus cifras cuadran cuando no es así

¿De dónde sale esa cifra? Cuando se les ha presionado, los responsables de la campaña han citado tres estudios que aseguran que respaldan sus afirmaciones. Sin embargo, el hecho es que esos estudios no hacen nada por el estilo.

Solo para que conste, uno de los estudios llegaba a la conclusión de que Estados Unidos podría generar dos millones de puestos de trabajo si China dejase de infringir los derechos de patentes de EE UU y otras propiedades intelectuales; esto estaría bien, pero Romney no ha propuesto nada que pueda surtir ese efecto. Otro estudio indica que el crecimiento del sector de la energía podría crear tres millones de puestos de trabajo en los próximos años; pero este aumento previsto tiene en cuenta las políticas actuales, es decir, se produciría independientemente de quién gane las elecciones, no como consecuencia del plan de Romney.

Finalmente, un tercer estudio analizaba los efectos del plan tributario de Romney y sostenía (de manera inverosímil, pero ese es otro asunto) que daría pie a un gran aumento del número de estadounidenses que quieren trabajar. Pero ¿de qué modo ayuda eso a resolver una situación en la que ya hay muchos millones más de estadounidenses buscando trabajo que puestos disponibles? Carece de importancia para las afirmaciones de Romney.

Por eso, cuando la campaña asegura que estos tres estudios respaldan sus afirmaciones acerca del empleo, está, por usar el término técnico, mintiendo, al igual que cuando dice que hay seis estudios independientes que respaldan sus afirmaciones sobre los impuestos (no es así).

¿Qué creen en realidad los asesores económicos de Romney? Por lo que yo alcanzo a ver, están depositando su fe en el hada de la confianza, en la creencia de que la victoria de su candidato provocaría un repunte del empleo sin necesidad de ningún cambio político real. De hecho, cuando hizo aquellos infames comentarios sobre “el 47%” en Boca Ratón, el propio Romney aseguró que él daría un gran empujón a la economía por el mero hecho de ser elegido, “sin hacer nada realmente”. ¿Y qué hay de las pruebas aplastantes respecto a que la debilidad de nuestra economía no tiene que ver con la confianza, sino con la resaca de una terrible crisis financiera? Da igual.

En resumen, por tanto, el verdadero plan de Romney consiste en generar una expansión económica por medio del imponente poder que tiene su grandiosidad personal. Pero la campaña no se atreve a decirlo, por miedo a que los votantes lo puedan considerar (y con razón) ridículo. De modo que, en vez de eso, lo que estamos presenciando es un intento de negar descaradamente lo evidente con afirmaciones falsas. No hay ningún plan de empleo; solo un plan para llevar al huerto a los ciudadanos estadounidenses.

Paul Krugman, premio Nobel de 2008, es profesor de Economía en Princeton.

© New York Times Service 2012.

Traducción de News Clips.

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