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El FMI emplaza a Alemania a aceptar el rescate si España lo pide

Reclama a “los países acreedores” estar dispuestos a permitir la ayuda Viñals: “Las compras del BCE deben ser percibidas como reales, no virtuales”

MIGUEL JIMÉNEZ (ENVIADO ESPECIAL)
José Viñals, director de mercado de capitales del FMI.
José Viñals, director de mercado de capitales del FMI.EFE

El posible rescate de España sigue atrayendo la atención en la asamblea que el Fondo Monetario Internacional (FMI) celebra en Tokio. En los pasillos, en las ruedas de prensa, en los encuentros confidenciales se habla de él una y otra vez. Oficialmente, el Fondo se muestra exquisitamente correcto y no se pronuncia sobre si España debe pedir el rescate. “Esa decisión corresponde al Gobierno español”, es la letanía oficial. Pero cada vez queda más claro que esa es la opción que prefiere el Fondo. Este miércoles lanzó un recado a “los países acreedores” para que faciliten el rescate si España u otro país que lo necesite lo pide. El mayor país es Alemania, aunque su nombre no fue pronunciado expresamente.

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Ha sido el español José Viñals, responsable del departamento financiero del FMI, el que ha señalado, en la presentación del Informe de Estabilidad Financiera Global, que “el Mecanismo Europeo de Estabilidad y el programa de compra de bonos del Banco Central Europeo deben ser percibidos por los mercados como reales, no virtuales”.

Cuando le preguntaron qué quería decir, Viñals dijo que, por supuesto, no estaba indicando a ningún país en concreto que pidiera el rescate. Subrayó que el programa de compra de bonos del BCE es “un mecanismo extremadamente importante para reforzar las armas defensivas de la zona euro”. Y pasó a explicarse: los mercados podrían percibir el mecanismo como virtual en dos casos: el primero, “si no hay demanda en casos en que la activación del mecanismo o la petición sería necesaria o simplemente muy útil para un país en concreto, y sería desafortunado que no hubiera demanda por consideraciones políticas internas”. Y, el segundo, que si hay un país dispuesto a pedir el rescate, pero “no hay apetito por parte de los países acreedores por acordar el uso de fondos del MEDE para ese fin”.

En cierta medida, eso es una descripción de lo que está ocurriendo. Ni España tiene ganas de pedir el rescate ni Alemania tiene ganas de que lo pida y de que con ello el BCE pueda comprar deuda. Pero Viñals siguió explicándose como si no tuviese en la cabeza a países en concreto. “Si cuando es necesario o útil el mecanismo no hay demanda o si habiéndola no hay oferta, eso iría contra el espíritu del anuncio del programa de compra de bonos del BCE. Y si los mercados lo perciben, parte de la mejora podría evaporarse”, señaló.

Hasta ahora, las veladas sugerencias iban todas dirigidas a que España debería dar el paso. Por si quedaba alguna ayuda, el propio Viñals dijo luego en declaraciones a la cadena SER que una petición de rescate de España sería “bienvenida”. Pero la novedad este miércoles en Tokio fue la referencia a los “países acreedores”.

La prima, ¿en 750 puntos?

Viñals acababa de presentar el informe que contempla que la prima de riesgo se dispare a los 750 puntos básicos y el PIB caiga un 3,2% en 2013 si la zona euro no pone en práctica soluciones rápidas y creíbles. Si adopta las anunciadas, bajaría a 380 puntos, y si los responsables europeos son más ambiciosos, bajaría a 250, según sus escenarios.

La prima de riesgo bajaría a 250 puntos en el escenario ideal, según el FMI

El FMI alaba el nuevo programa de compra de bonos del BCE, que corrige algunos defectos del anterior, por lo que “tiene mayor credibilidad”. No obstante, admite que aún está sujeto a riesgos políticos y de ejecución. Con esto se refiere a que para que se ponga en marcha, los países deben pedir el rescate a sus socios, pactar las condiciones y cumplirlas. Así, el riesgo del que habla el Fondo es más bien el riesgo de que no llegue a haber compra de bonos. “Los bancos centrales han actuado. Ahora es el turno de los Gobiernos”, dijo Viñals, en referencia también a EE UU y Japón.

Viñals destacó que las fuerzas de la fragmentación financiera y económica se han acentuado y han dividido la zona euro entre los países centrales y periféricos, provocando una fuga de capitales desde estos últimos pese a tratarse de una unión monetaria, algo que calificó de “inédito” y “extraordinario”. “Esto ha elevado los costes de financiación de los Estados, los bancos, las empresas y las familias y amenaza con una espiral perniciosa de deterioro económico”, dijo.

Cortafuegos para parar la crisis

“¿Se puede revertir este proceso de fragmentación financiera? Mi firme creencia es que sí”, señaló Viñals, antes subgobernador del Banco de España. Para ello hacen falta bancos más seguros, con más capital, Estados con una consolidación fiscal bien acompasada, cortafuegos reales en el MEDE y el BCE y una mayor unión. Reclamó que el supervisor bancario único se ponga en marcha sin retrasos y que se fije una hoja de ruta clara para la unión bancaria.

El Fondo defiende la fortaleza de los bancos españoles en Latinoamérica

Si Europa no avanza con políticas más ambiciosas que las actuales, la contracción del crédito en los países periféricos puede ser del 9% para finales de 2013, e incluso mayor, del 18%, en caso de que ni siquiera se adopten sin demora las medidas ya anunciadas.

Viñals, por otro lado, defendió la fortaleza de los bancos españoles presentes en Latinoamérica con filiales. Destacó que se financian sobre todo con depósitos. “No hay riesgo directo de contagios de España a Latinoamérica”. El directivo del FMI señaló además que los supervisores de la región han sido exigentes con el modo en que se gestionan sus sistemas financieros y se han asegurado de que los bancos filiales en Latinoamérica no se usan como fuentes de fuga de capitales hacia España. Tanto el Santander como el BBVA tienen un modelo de filiales que se autofinancian.

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Sobre la firma

MIGUEL JIMÉNEZ (ENVIADO ESPECIAL)
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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