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Fitch ve riesgos de que Novagalicia acabe afrontando una “resolución ordenada”

La agencia de calificación justifica su advertencia en las altas necesidades de capital

La agencia de calificación Fitch advierte de que la entidad nacionalizada Novagalicia Banco afronta un "mayor riesgo" de sufrir una "resolución ordenada", término financiero con el que se describe un proceso mediante el cual el Gobierno puede acabar por trocearla y vender sus activos al mejor postor. Según explica la agencia, la entidad tiene serios problemas y unas necesidades de recapitalización muy elevadas.

En concreto, según las recientes pruebas de resistencia de Oliver Wyman, Novagalicia necesita 7.176 millones para sobrevivir a un fuerte deterioro de la situación económica. La entidad, pese a este lastre, confía en poder seguir por su cuenta. De momento, ya ha recibido 3.627 millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Ante los retos que afronta Novagalicia, Fitch, que hasta ahora la califica como bono basura (BB+), que es un nivel restringido a los especuladores, ha decidido situarla en revisión negativa, lo que significa que ve muchas probabilidades de devaluarla si finalmente se materializan estos riesgos. Además, advierte de que el nivel al que caería sería el de "impago" o "impago selectivo".

En este apartado, Fitch matiza que la devaluación a la calificación de impago tendría lugar pese a que el Gobierno pusiese en marcha medidas para compensar "completamente" a los minoritarios que compraron preferentes u otro tipo de deuda subordinada de la entidad, un escenario que ve probable. De hecho, recuerda que Novagalicia tiene una pequeña proporción de inversores de los llamados institucionales, que son a los que podría imponer pérdidas para enjugar la inyección de capital público.

No obstante, la agencia también considera que es "moderadamente" probable un segundo escenario en el que Novagalicia seguirá teniendo el apoyo del FROB con vistas a garantizar la plena viabilidad de la entidad con el tiempo. Antes, eso sí, deberá realizar una profunda reestructuración y transferir sus activos tóxicos provenientes del sector inmobiliario a una compañía especializada en la gestión de los mismos.

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