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España concentra la venta de deuda pública en el tramo respaldado por el BCE

El Tesoro coloca 4.800 millones en la primera subasta de bonos tras el anuncio del organismo Los inversores prefieren la deuda a tres años, cuya rentabilidad se mantiene frente a agosto Solo emite 859 millones a 10 años, lo que permite rebajar su interés del 6,7% al 5,7%

Álvaro Romero
El ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso.ZIPI (EFE)

El Tesoro español ha aprovechado este jueves la mejora en los mercados de deuda motivada por el Banco Central Europeo (BCE) para vender 4.800 millones de una tacada en títulos a tres y 10 años, lo que convierte a la subasta de hoy en la mayor desde enero. Además, el Estado ha logrado rebajar los intereses de sus bonos con vencimiento en 2022 a niveles de febrero. Sin embargo, bajando al detalle de la emisión, que ha sido la primera a largo plazo desde que el BCE anunció sus planes de ayuda, el éxito se matiza, lo que demuestra que España no se ha sacudido de encima la desconfianza de los inversores. Prueba de ello es que el organismo dependiente de Economía se ha visto forzado a concentrar la subasta en los títulos que están respaldados por la Autoridad Monetaria europea.

En concreto, el Tesoro ha colocado 3.940 millones en los títulos con vencimiento en 2015. Estos bonos cuentan con el aval de que, en caso de que el Estado acabe pidiendo ayuda, el BCE entrará con todo en el mercado para recompralos, según avanzó su presidente, Mario Draghi, que señaló que restringirá sus adquisiciones en los títulos a corto plazo. No obstante, el Ministerio de Economía ha justificado el hecho de haber concentrado el 82% de la emisión en la deuda a tres años en que, al tratarse de una referencia nueva, es usual dotarla de una mayor liquidez.

El interés exigido por los inversores para comprar los bonos a tres años se ha mantenido prácticamente igual que a principios de mes. El tipo marginal, que es el último antes de cerrar la subasta, ha sido del 3,919%. A principios de mes, cuando solo vendió 1.440 millones con este mismo tipo de títulos, le bastó con ofrecer un máximo del 3,774%. La demanda, por su parte, ha superado en 1,5 veces a la oferta.

Con el bono a 10 años, que es el que realmente atrae la atención de los analistas para evaluar cómo marcha la confianza en el país, el Tesoro apenas ha vendido 858 millones. Eso sí, su interés marginal ha bajado del 6,7% de principios de agosto al 5,7%, aunque condicionado por el escaso volumen colocado. Así, el interés habría aumentado si se hubieran vendido más títulos, algo para lo que había margen ya que la ratio de cobertura (relación entre los bonos solicitados frente a los emitidos) se ha ido al 2,8.

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Pese a los claroscuros de la subasta, Economía destaca que el Tesoro "ha saldado con holgura la primera cita de importancia" tras el anuncio del BCE del 6 de septiembre, cuando Draghi garantizó que estaba preparado para intervenir en el mercado de deuda siempre y cuando los países en apuros pidan primero la ayuda y acepten sus condiciones. También ha afirmado que "España se sigue financiando bien en los mercados", lo que le ha permitido colocar en lo que va de año el 82,1% de su programa de emisiones a medio y largo plazo para 2012 con 70.508 millones.

De aquí a final de año, no obstante, el calendario es exigente. En los próximos meses, el Estado debe devolver 42.800 millones a sus acreedores. Solo en octubre la factura por vencimientos es de 29.000. Por tanto y si no quiere echar mano a la cuenta del Tesoro en el Banco de España, que acabó agosto con un remanente de 19.000 millones, aun debe acudir al mercado para captar unos 58.000 millones. Echando mano de la calculadora esto supone que no puede aflojar el ritmo en las 13 subastas previstas de aquí a diciembre, ya que debe colocar 4.460 millones en cada una. 

Para ello, aunque el instituto emisor "ha superado la prueba" de este jueves, en palabras de Victoria Torres, responsable de análisis de Self Bank, el pobre balance de la subasta a 10 años demuestra que los inversores mantienen sus reticencias a comprar deuda a largo plazo de España. El motivo es que "hay bastante incertidumbre y muchas dudas sobre el rescate", argumenta en relación a la confusión generada por el Gobierno sobre el cómo y el cuándo mientras los inversores dan por hecho que habrá ayuda más pronto que tarde. Ante este panorama, según resume Torres, el descenso en las rentabilidades "no corresponde a una mejoría en la percepción del riesgo de la deuda pública española".

"Sabemos que la relajación es temporal porque los mercados descuentan un rescate adicional por parte de España. Si ahora se saca la lectura de que España se aleja de esta petición de rescate, las cosas pueden volver a tensionarse muy rápidamente", ha indicado Soledad Pellón, de IG Markets, en declaraciones a Reuters.

Para hacerse una idea, el Tesoro llegó a emitir en febrero 4.000 millones a 10 años en una sola subasta. Y a un interés del 5,4%. La diferencia es que entonces había excedente de liquidez en el mercado y los bancos españoles se afanaban por hacerse con el papel del Estado, lo que a la larga agravó las dudas de los inversores al reforzar el vínculo entre riesgo soberano y riesgo financiero. Ahora el reto está en lograr recuperar a los inversores extranjeros, que han reducido en un 25% su exposición a la deuda soberana española desde febrero. Sobre todo para los títulos a largo plazo.

La subasta no convence a la Bolsa

M.V.G.

El Tesoro consiguió este jueves sus objetivos en la subasta de bonos, pero el resultado no convenció a los mercados. La Bolsa dio un paso atrás y la prima de riesgo, hacia delante.

Mientras Rajoy deshoja la margarita de si pide o no el rescate, la incertidumbre comienza a crecer en los mercados y con ella se evaporan los efectos balsámicos que tuvo el anuncio del presidente del BCE, Mario Draghi, de que estaba listo para comprar deuda de los países en apuros. Y eso se traslada al parqué.

El Ibex 35 cedió. Se dejó casi 77 enteros y cerró en 8.022 puntos, con lo que cayó un 0,95%. El valor más castigado fue Sacyr (-4,15%). No obstante, volvió a demostrarse una constante durante esta crisis, los valores financieros no atraen a los inversores. Huyen de ellos. Ni uno solo ganó posiciones.

La prima de riesgo, por su parte, llegó a subir hasta 427 puntos básicos, aunque poco antes del final de la sesión se relajó y acabó en 419. A pesar de la subida, la altura del cierre está todavía por debajo de la que se alcanzó en los dos primeros días de la semana. Y, por supuesto, mucho más lejos aún de los más de 500 puntos básicos que se marcaban antes del anuncio del BCE.

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Álvaro Romero
Redactor del equipo de Redes Sociales y Desarrollo de Audiencias en EL PAÍS. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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